Pocas series manga y anime deportivas son tan emotivas como Slam Dunk. Su trabajo de personajes y de situaciones es tan complejo que resulta evidente que Takehiko Inoue, su autor, pensó en que cada elemento debía ser incluido en la historia con un objetivo que se va desarrollando hasta llegar a un momento clímax.
Tal y como si se tratara de una bola de nieve, cada viñeta está dibujada para que al final sea parte de un todo que no solo da coherencia a la narrativa, sino que genera un impacto mucho mayor a la hora de resolver los conflictos que propone.
La forma de hilar acontecimientos del autor es tan profunda y significativa que no solo marca un antes y un después a la hora de retratar un manga deportivo, sino que además brinda una experiencia mucho más significativa a la hora de la relectura.
Tal es el peso que tiene esta estrategia al contar los acontecimientos que hasta parece a veces que se tratara de anticipaciones a lo que ocurrirá o spoilers muy bien escondidos. A continuación los tres momentos que se fueron construyendo conforme pasaba la serie y al final sirvieron para demostrar el crecimiento de Hanamichi Sakuragi como protagonista.

Las Lágrimas de Takenori Akagi: Hanamichi Sakuragi logró su revancha
Al final del primer encuentro oficial contra de Kaynan, el Shohoku fue vencido por un error de Hanamichi Sakuragi. Al confundir a uno de los jugadores de su equipo, terminó dándole el balón al rival en el momento más importante del partido. Si bien no era la primera vez que el protagonista se enfrentaba a una situación difícil, sí fue la primera vez que se sintió responsable de lo que hizo en la cancha y la primera vez que se enfrentaba a perder un encuentro.
Sin saber qué hacer por lo ocurrido, el personaje solamente puede llorar por la frustración que le resulta el resultado del encuentro y por sentirse el responsable de la situación. Durante el llanto es consolado por Akagi, quien le dice que debe guardar la compostura para formarse y despedirse de sus rivales.
Si bien el momento resulta conmovedor, Inoue vuelve a hacer de las suyas al darle una revancha emocional a Sakuragi justo al final del encuentro con Ryonan. Justo al terminar el partido, Shohoku logra adelantar a su contrincante, quien es el equipo más fuerte de la prefectura.
Al darse cuenta de lo que el resultado le permitirá ir al campeonato nacional, Akagi también entiende que podrá cumplir el sueño de poder luchar para ser el mejor de Japón, meta por la que trabajó tres años. Lo único que puede hacer es, al igual que el 10 del equipo, conmoverse y caer en llanto.
Para finalizar el hecho, Takehiko Inoue dibujó a Hanamichi acercándose a su capitán para actuar de manera solemne y decirle que llegó el momento de formarse para despedirse de sus contrarios. Con esto se cierra el círculo de decepción que enfrentó Sakuragi, debido a que pasó de alejar a su compañero de la meta a ser el responsable casi directo de que este pueda cumplir su sueño.
“Te gusta el basquetbol”: la génesis y el final de Slam Dunk en el manga
Un ejemplo claro de esto viene justo en el primer capítulo de la obra, cuando Haruko Akagi pregunta al protagonista si siente algún tipo de afición con el basquetbol. Si bien el espectador puede interpretar esto como un gancho cómico, es la forma en la que el mangaka muestra la superficialidad con la que Hanamichi Sakuragi entra al deporte.
En su historia de origen, el 10 de Sohoku pasa de odiar esta práctica porque le trae amargos recuerdos en el amor a convertirse en el método con el cual pretende engañar a la hermana del capitán del equipo para conquistarla. Si bien el personaje principal pasa por varias etapas de ánimo relacionadas con el baloncesto, no es sino hasta el tomo final cuando se muestra su verdadero impacto.
Justo después de su salida del partido ante Sanoh, el ala-pivot del equipo de Kanagawa comienza a recordar todos los momentos que lo llevaron hasta el torneo nacional. El protagonista identifica el inicio de toda la travesía con la pregunta de Haruko, por lo que al levantarse y decidir volver al encuentro responde al cuestionamiento: “Te gusta el basquetbol”.
Debido a un problema con la traducción, esta parte se pierde en el manga, ya que en el idioma original se puede entender al mismo tiempo que el “Rey del rebote” se confiesa a la adolescente o que declara su amor por el deporte ráfaga. Si bien se conserva el último de estos dos mensajes, debido al contexto los lectores pueden entender que el basquetbolista ha pasado por un periodo de crecimiento que lo lleva a entender que en realidad es una parte fundamental del equipo y además, acepta por primera vez, de manera sincera, que ama la práctica que anteriormente fingió disfrutar.

El choque de manos de Hanamichi Sakuragi con Kaede Rukawa es el climax de Slam Dunk
Si bien el último partido de Sohoku es uno de los más significativos y llenos de emociones, Inoue supo muy bien el crear una escala de momentos a fin de que las etapas cumbre se aumentaran conforme la historia llegaba a su final. No solamente permite que el lector termine al filo de su asiento, sino que además genera condiciones que hacen de los momentos más significativos.
Al igual que su entrada al deporte, la rivalidad con Rukawa es algo que se va cosechando a la largo de la historia en Slam Dunk. Surge como una supuesto triángulo amoroso del que solamente está enterado el protagonista, quien va detrás de Haruko, aún sabiendo que ella gusta del 11 de Sohoku.
De nuevo, el enfrentamiento entre ambos nace de un aspecto superficial de la forma de ver el mundo por parte del protagonista, pero se va afianzando conforme avanza la obra. Pese a que Hanamichi incluso se alegra cuando su compañero falla, ir acompañándolo le hace ver que necesita de él. El momento en que se da cuenta de su valía es cuando tiene un breve encuentro con él en la cancha y después del entrenamiento de las 20 mil canastas.
Tras dejar de ver en él a un obstáculo amoroso y pasar a verlo como un deportista que está muy por encima de sus capacidades, el protagonista de la historia comienza a verlo como alguien a alcanzar y a vencer con sus propias habilidades, Justo en el partido contra Sanoh, la penúltima canasta del Sohoku se da gracias a un pase que el 10 de los rojos llevó a cabo para favorecer a Rukawa. Esta, además de ser la primera asistencia del protagonista a su rival de manera intencional, también es la forma en la que se demuestra que Sakuragi conoce y entiende que necesita de su compañero para vencer, por lo que a pesar de estar lastimado le lanza el balón.
Después de esta anotación, se da la canasta por parte de Sawakita, quien deja al Sohoku al filo de la derrota. En el último contragolpe de la historia, tanto Sakuragi como Rukawa corren a la meta de los de blanco. Después de un salto del número 11 en el que está por ser detenido por sus rivales, el “Zorro” (apodo que le dio el protagonista) decide poner en manos del novato del equipo su última esperanza.
Tras unos segundos de entero silencio, Hanamichi toma el balón y lo encesta. Todo queda calmado en el campo. Los dos eternos rivales se miran a los ojos y en un acto inédito hasta entonces, chocan las manos para celebrar la anotación. De inmediato, al recordar su enemistad, ambos voltean avergonzados de lo que acababa de pasar.
La rivalidad de ambos fue construida de tal manera que durante más de 270 capítulos. No se mostró en estos una pequeña muestra de compañerismo, por lo que al final el momento en el que los dos se unieron demostró que son más fuertes juntos y que los fueron capaces de dejar caer todas sus barreras confiando en las capacidades del otro. Si bien la derrota de los contrarios resulta emocionante para el espectador, la forma en la que se logró es un hecho que quedó marcado en la mente de los fans.
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