El 12 de abril es una fecha muy especial para la historia de la humanidad. En ese día, pero en el año 1961, el astronauta soviético Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio. Es por ello que, cada año, se celebra el Día Internacional de los Vuelos Espaciales Tripulados, como una forma de homenajear ese hito que exploró lo desconocido. No obstante, lo que no muchos recuerdan, es que mucho antes de que un ser humano tomara el mando de una nave, otro ser vivo ya había emprendido un viaje fuera de la Tierra.
Pero la protagonista de esta historia no llevaba ni traje espacial ni caso, sino que un simple arnés alrededor de su tronco. No era una astronauta, sino una perrita callejera de Moscú que, sin siquiera saberlo, se convirtió en pionera de la exploración espacial: Laika. Su historia conmovedora, aunque algo trágica, marcó un antes y un después en la conquista del Espacio. Te contamos cinco cosas que quizás no conozcas sobre esta historia.
LAIKA NO FUE LA ÚNICA CANDIDATA
Antes de ser seleccionada para esta hazaña, Laika compitió con otros dos perros callejeros: Albina y Mushka. La razón de que los científicos soviéticos eligiera perros callejeros es porque pensaban que, al vivir a la intemperie, estos estarían más acostumbrados a sobrevivir en condiciones más extremas, como el frío o el hambre.
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