En medio de los crecientes temores sobre los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump, una amenaza inusual se cierne sobre la economía de Estados Unidos: la venta masiva del dólar.
Aunque los mercados de divisas fluctúan constantemente debido a factores como la inflación o las políticas de los bancos centrales, la reciente caída del dólar ha despertado una preocupación más profunda entre los economistas: la posible pérdida de confianza global en Estados Unidos.
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¿Cuál es el efecto del dólar a la baja?
Durante décadas, el predominio del dólar como moneda de reserva mundial ha otorgado enormes ventajas a la economía estadounidense.
Gracias a esta posición, Washington ha podido financiar su deuda a tasas bajas, impulsar el crecimiento económico y ejercer poder en el ámbito internacional.
Sin embargo, expertos advierten que esta confianza, construida durante más de medio siglo, podría evaporarse rápidamente.
Desde mediados de enero, el dólar ha caído un 9% frente a una canasta de monedas extranjeras, alcanzando su nivel más bajo en tres años.
Para muchos inversores, la caída no implica un reemplazo inmediato del dólar como la principal moneda de reserva, pero sí anticipan un lento y preocupante declive.
De concretarse, Estados Unidos perdería el “privilegio exorbitante” de su moneda, lo que implicaría mayores tasas de interés y una disminución del nivel de vida.
Tradicionalmente, los aranceles provocan un fortalecimiento del dólar al disminuir la demanda de productos extranjeros.
No obstante, esta vez ocurrió lo contrario: el dólar se debilitó, cayendo más del 5% frente al euro y la libra, y un 6% ante el yen desde principios de abril.
Esto encarece las importaciones, como vinos franceses o electrónicos surcoreanos, afectando directamente al consumidor estadounidense.
¿Qué repercusiones tiene el dólar a la baja?
Además, la pérdida del estatus de refugio seguro del dólar podría traducirse en hipotecas y préstamos automotrices más caros, ya que los prestamistas exigirían mayores intereses para compensar el riesgo.
Más preocupante aún sería el impacto en la deuda federal, que ya representa un riesgoso 120% del PIB nacional.
Benn Steil, del Consejo de Relaciones Exteriores, advirtió que si los inversores comienzan a buscar alternativas al dólar, las consecuencias podrían ser severas.
China ya ha dado pasos en esa dirección, promoviendo el uso del yuan en acuerdos comerciales con países como Brasil, Rusia y Corea del Sur.
Además, el gigante asiático ha otorgado préstamos en yuanes a naciones necesitadas de liquidez como Argentina y Pakistán, desafiando directamente la supremacía del dólar.
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Incluso las criptomonedas, como el Bitcoin, empiezan a ser vistas como potenciales competidores, especialmente si los déficits estadounidenses continúan creciendo, como advirtió Larry Fink, presidente de BlackRock.
Aunque algunos analistas como Steve Ricchiuto de Mizuho Financial minimizan el riesgo, señalando que no existen alternativas viables al dólar en la actualidad, la imprevisibilidad de la política comercial de Trump podría acelerar el deterioro de la confianza.
No solo son los aranceles, sino la errática forma de implementarlos y las amenazas a la independencia de la Reserva Federal lo que genera inquietud entre los inversores.
Los economistas recuerdan eventos históricos, como el colapso de la libra esterlina tras la fallida intervención británica en Egipto en 1956, para ilustrar cómo la incompetencia política puede hundir la moneda de una potencia mundial.
Barry Eichengreen, de la Universidad de California en Berkeley, advirtió que el llamado “Día de la Liberación” del 2 de abril podría pasar a la historia como el principio del fin del liderazgo global del dólar si no se toman medidas para restaurar la confianza internacional.
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