Castellanos Álvarez fue una figura destacada en el pancracio local, reconocido por su carisma, entrega y técnica sobre el cuadrilátero. Su grito de batalla “¡Arriba mi trapecio!” se convirtió en su sello personal, motivando a sus seguidores y dejando huella entre sus compañeros de la lucha libre.
Luchadores y aficionados han expresado su pesar por la pérdida de “El Tigre del Ring”, recordando su calidad humana y el apoyo incondicional que brindó a quienes lo rodeaban.
Tras varios días internado en el Hospital Christus Mugerza de la ciudad de Chihuahua, perdió la batalla.
Un amigo cercano rememoró un emotivo gesto del luchador cuando, tras su liberación de un difícil episodio personal, Castellanos le proporcionó equipo de lucha para que pudiera regresar al ring, un acto de solidaridad que refleja su nobleza.
El legado de Rodolfo Castellanos Álvarez perdurará en la memoria de la comunidad luchística de Chihuahua. Compañeros de profesión han expresado que su pasión y dedicación lo convirtieron en uno de los mejores luchadores que ha dado la capital del estado.
El Tigre del Ring ha recibido el conteo de tres, pero su espíritu seguirá presente en el ring de la memoria de sus amigos, familiares y seguidores.
Descanse en paz.
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