
Durante décadas, su nombre fue sinónimo de bajo perfil. Nilda Patricia Velasco Núñez, esposa del expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León, permaneció casi por completo fuera del debate público desde el final del sexenio de su esposo en el año 2000.
Lejos de participar activamente en política, eligió el silencio como forma de vida pública. Hoy, su figura vuelve a cobrar notoriedad tras la divulgación de una serie de grabaciones en las que supuestamente se le escucharía sostener una comunicación con integrantes del crimen organizado.
Dichos audios, que habrían sido grabados a mediados de los años noventa, fueron publicados en redes sociales por el abogado y candidato a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), César Gutiérrez Priego, en medio de pugnas entre quienes han cuestionado su postulación en la elección judicial.

FOTO: Youtube/ dfn (Anteriormente CMRATV)
Nacida en 1953 en Ciudad Cuauhtémoc, en el estado de Colima, Nilda Patricia Velasco estudió Economía en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), institución donde conoció a su futuro esposo.
Contrajeron matrimonio en 1972, siendo ambos estudiantes universitarios. Poco después, la pareja se mudó a Estados Unidos, cuando Ernesto Zedillo ingresó al doctorado en la Universidad de Yale. En esos años formaron una familia integrada por cinco hijos: Ernesto, Emiliano, Carlos, Patricia y Rodrigo.
Cuando Zedillo asumió la presidencia de México en diciembre de 1994, Velasco se convirtió en primera dama. A diferencia de figuras anteriores que desarrollaron agendas sociales propias o presidieron formalmente el DIF, ella optó por mantenerse al margen del protagonismo. No encabezó el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, ni estableció una oficina de representación dentro de Los Pinos.

Su participación se limitó a acompañar al presidente en actos oficiales y visitas de Estado, donde su presencia fue protocolaria. Se le vio junto a líderes internacionales como la reina Isabel II del Reino Unido, los reyes de España Juan Carlos y Sofía, el presidente Bill Clinton y la primera dama Hillary Clinton, así como en encuentros con el papa Juan Pablo II durante sus viajes a México.
A lo largo del sexenio, la imagen de Velasco fue la de una mujer reservada, sin discursos públicos ni intervenciones políticas. En medios de la época se le describía como una figura más vinculada a su rol familiar que a la esfera gubernamental, y como una admiradora de Sor Juana Inés de la Cruz, ícono del pensamiento y la literatura mexicana del siglo XVII.
Tras la conclusión del mandato presidencial en el año 2000, Nilda Patricia Velasco se replegó aún más del escenario nacional. No buscó participar en organismos internacionales, ni asumió cargos honorarios en fundaciones o instituciones privadas. Su nombre solo apareció de forma esporádica en notas de corte cultural o académico.

Una de las pocas acciones conocidas de esa etapa ocurrió en 2019, cuando donó 300 películas de su colección personal a la Cineteca del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG). La colección, integrada principalmente por obras del cine mexicano, fue puesta a disposición para consulta pública.
La gestión fue realizada por su yerno, Diego Zúñiga Zorrilla, y se formalizó en una ceremonia en la Sala Guillermo del Toro. Entre los títulos donados había cintas como El ciudadano Kane y El planeta fantástico.
En 2016, Velasco también realizó una visita protocolaria a la Universidad de Colima, donde fue recibida por el rector en funciones. No hubo discursos públicos ni entrevistas.
Recientemente, su nombre volvió a ocupar los titulares tras la publicación en redes sociales de una serie de audios presuntamente grabados en 1996, en los que se le atribuye una supuesta conversación con Jesús Amezcua Contreras, identificado entonces como líder del Cártel de Colima.

El material fue difundido por el hijo del general Jesús Gutiérrez Rebollo, quien encabezó el Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD) durante el sexenio de Zedillo.
De acuerdo con el abogado, las cintas formaban parte de un archivo de once grabaciones obtenidas por su padre durante investigaciones oficiales. En ellas —según afirma— se escucharía a Velasco hablando sobre pagos y operaciones con miembros del grupo criminal. Hasta el momento no se ha confirmado la autenticidad de dicho material.
Ni Velasco ni miembros de su familia han respondido públicamente a los señalamientos hasta las 05:00 horas de este jueves. Las grabaciones, además, han surgido en el contexto de la elección del Poder Judicial.
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