Las personas con várices no solo tienen un problema estético, sino que es algo más complejo. Se trata de una afección crónica que afecta a millones de personas en México, especialmente mujeres, y que puede provocar dolor, hinchazón, sensación de pesadez en las piernas e incluso complicaciones más graves si no se atiende a tiempo. Una de las principales causas de esta condición es el mal funcionamiento de las válvulas dentro de las venas, lo que provoca que la sangre no fluya adecuadamente y se acumule, generando inflamación.
Vale destacar que al problema del mal funcionamiento de las válvulas dentro de las venas, se le suma el sedentarismo, la obesidad y pasar largos períodos de pie o sentado. Existen tratamientos médicos para tratar este problema, aunque para quienes apuestan a remedios naturales, existe una planta que ayuda a mejor la circulación sanguínea. Podría decirse que es una aliada natural contra las várices: se trata del cuachalalate.

Esta es la planta que ayuda a tratar las várices
El cuachalalate, conocido científicamente como Amphipterygium adstringens, es un árbol originario del sur de México que desde hace siglos es utilizado por la medicina tradicional para tratar una extensa variedad de padecimientos. La corteza de esta planta es la parte más usada y valorada por sus propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes, antioxidantes y circulatorias.
En el caso del tratamiento de varices, se coloca a hervir agua con la corteza de este árbol. Esta bebida puede ser consumida caliente o fría, y puede mejorar la circulación de la sangre, lo que evita la aparición de las mismas y previene la formación de otras. Este té de cuachalalate puede consumirse regularmente, siempre y cuando no se combine con otros tratamientos sin supervisión médica.

Además, en algunas regiones del país también se emplea la corteza de cuachalalate de forma tópica, colocándola directamente en la zona afectada para desinflamar y activar la circulación local. Esta planta, se puede utilizar para tratar úlceras bucales, dolor de muelas, infecciones renales, piedras en la vesícula, problemas hepáticos, fiebre tifoidea, malaria, diabetes, entre otras enfermedades.
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