Ángeles Cruz Martínez
Periódico La Jornada
Viernes 2 de mayo de 2025, p. 13
La enfermedad de Parkinson (EP) se describió desde hace poco más de dos siglos y en las últimas tres décadas se duplicó su prevalencia en el mundo para un registro, actualmente, de 10 millones de casos.
En México, se estima que 125 mil personas la padecen, con lo que el país está en el lugar 20 a escala global. Debido al envejecimiento de la población, para 2050 el país subirá a la novena posición con alrededor de 338 mil pacientes, afirmó Mayela Rodríguez, especialista del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez.
Advirtió que el Parkinson dejó de ser un mal poco frecuente, pues ya representa la segunda causa de consulta en el servicio de neurología, sólo después de la epilepsia, y es el mal que registra el mayor número de personas con discapacidad y defunciones.
Se requiere una respuesta institucional para mejorar el acceso al diagnóstico temprano y tratamiento especializado, indicó en conferencia convocada por Boston Scientific, fabricante de dispositivos médicos. Rodríguez comentó que la EP se presenta entre la quinta y sexta década de la vida, aunque por factores genéticos es posible que personas menores de 40 años desarrollen el padecimiento.
Reconoció que si bien ha ido mejorando la detección de la EP en México, todavía los pacientes llegan después de tres o cuatro años del inicio de los síntomas y de visitar a médicos de diferentes especialidades sin haber obtenido el diagnóstico correcto.
Los síntomas iniciales de la enfermedad pueden ser temblores de extremidades, rigidez en el cuerpo, lentitud de movimientos y alteración de la marcha. Entre las manifestaciones no motoras están: alteraciones mentales, del sueño, depresión y ansiedad. También puede haber estreñimiento, dolor, molestias urinarias, pérdida del olfato, gusto y sudoración excesiva.
Debido a que el diagnóstico es clínico –a partir de la observación de los síntomas–, la doctora llamó la atención sobre la necesidad de que los médicos de primer contacto, en centros de salud o clínicas familiares, conozcan las manifestaciones.
La especialista resaltó que se cuenta con una amplia gama de medicamentos para el control de los síntomas de un padecimiento que no tiene cura. El principal objetivo de los tratamientos farmacológicos e incluso, quirúrgicos, es mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Respecto de las intervenciones, Rodríguez comentó sobre la estimulación cerebral profunda que consiste en la colocación de neuromoduladores en el cerebro. Eso permite a las personas llevar una vida normal, sin temblores en brazos y piernas ni dificultad para caminar.
Dijo que estos dispositivos están en México desde hace 20 años y en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, a partir de 2024. Se colocan de manera gratuita a alrededor de 40 pacientes por año.
Deja una respuesta