Hay muchos proyectos que se plantean como una auténtica revolución energética y nunca ven la luz del Sol por diferentes razones. Sin embargo, hay otros que sí se llevan a cabo, pero terminan demostrando que la expectativa solo existía en papel.
Hace un tiempo atrás, el mundo quedó completamente decepcionado con un proyecto que podría ser un faro de luz. En su lugar, solo demostró que quemaría más de 1000 millones.
Creía firmemente en la termoeléctrica solar, una tecnología de producción de electricidad que recurre a la energía del Sol para calentar un fluido, que después se utiliza para originar vapor y accionar una turbina conectada a un generador eléctrico.
Este método proporciona el beneficio de almacenar energía térmica, que permite crear electricidad incluso cuando el Sol no está presente. Las plantas termoeléctricas solares contribuyen a la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a la proliferación de energías renovables y sostenibles.
Una central termoeléctrica solar o central termosolar se trata de una instalación industrial que, a raíz del calentamiento de un fluido a través de radiación solar y su empleo en un ciclo termodinámico tradicional, se genera la potencia óptima para movilizar un alternador para producir energía eléctrica, como en una central termoeléctrica clásica.
El plan estaba listo y la iniciativa se llevó a cabo, pero algo salió mal. Si todavía quieres saber más sobre esta energía, aquí te ampliamos la información.
Planeaban hacer historia con la revolución energética del siglo, pero…
El proyecto que una vez se planteó como una de las mayores inversiones en la producción de energía ahora se recuerda como un absoluto fracaso. Hace una década, el mundo escuchó hablar sobre una de las mayores inversiones termoeléctricas del mundo.
Querían levantar la central solar Crescent Dunes. El símbolo de la revolución energética se ubicó en Tonopah, en el estado norteamericano de Nevada. SolarReserve tomó la responsabilidad de construirlo y la inauguración tuvo lugar en el año 2015.
Entonces, causó furor por ser una de las primeras instalaciones comerciales en emplear la tecnología de almacenamiento de energía térmica basada en sales fundidas. La planta usa un campo de 10 347 helióstatos (espejos) que capturan la luz solar en una torre central, produciendo una potencia total de 110 MW.
En julio de 2020, el Departamento de Energía de Estados Unidos anunció la recuperación de 200 millones de dólares del fallido proyecto de energía solar Crescent Dunes. La planta solar de 1000 millones de dólares obtuvo 737 millones de dólares en garantías de préstamos de los contribuyentes en 2011.
La promesa era que la planta de la revolución energética otorgaría energía limpia usando más de 10 000 espejos para calentar sal fundida en una torre de 640 pies de altura.
La revolución energética sigue esperando su momento: se intenta desde hace una década
La sal sobrecalentada hervía el agua, generando vapor para crear energía. Esta planta era la segunda termosolar con almacenamiento con sales fundidas, ya que la primera fue la española Germosolar, puesto que se desarrolló a una escala 6 veces mayor, con el objetivo de almacenar hasta 1,1 GWh de energía y proporcionan un abastecimiento eléctrico flexible para 100 000 personas.
Pese al entusiasmo que provocaron estos números, este apoteósico proyecto nunca llegó a cumplir sus promesas. Terminó viéndose como un verdadero fracaso multimillonario.
Aunque la tecnología a la que aspiraban era prometedora, la planta tuvo que enfrentarse a varios retos, técnicos y económicos. En 2019 cerró sus operaciones por problemas en el sistema de almacenamiento en sales fundidas y falta de financiamiento.
Creyeron que la revolución energética se acercaba, pero el desastre fue inminente
Tras el levantamiento de la planta de la presunta revolución energética, surgieron varios problemas vinculados con roturas y dificultades para manejar las saldas a temperaturas elevadas. Además, se reportaron riesgos en el sistema de helióstatos.
La calibración y el mantenimiento de los espejos resultó mucho más compleja y costosa de lo esperado. Frente a un escenario devastador (del que te contamos más en este artículo), los inversores dejaron el proyecto y demandaron a SolarReserve por mala gestión del capital.
Al año siguiente, el proyecto fue declarado en bancarrota. En 2021, se suspendió la deuda y, desde entonces, la planta continúa operando bajo la gestión de ACS, que firmó una nueva alianza con NV Energy, aunque su producción de energía se realiza a un precio sumamente alto. La planta que iba a ser la revolución energética, hoy sigue sorprendiendo por su decadencia, pese a seguir en funcionamiento.
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