
Hay cuando menos tres fechas claves en la historia del Rancho Izaguirre de Teuchitlán, Jalisco, presuntamente vinculado con un campo de adiestramiento y exterminio dirigido por sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG): 2012, 2019 y 2025.
De acuerdo con el testimonio de cinco sujetos que presuntamente lograron escapar del campo de exterminio, éste operaba, cuando menos, desde el año 2012 para llevar a personas -en su mayoría jóvenes- reclutados con engaños o a la fuerza para unirse a las filas del CJNG.
En los registros de Google Earth la fecha más antigua en la que aparece la construcción del Rancho Izaguirre es de 2014; previo a este año el área en la que encontraron más de 200 pares de zapatos, restos óseos y artículos personales, no muestra ningún tipo de edificación.
En un principio el Rancho Izaguirre no contaba con una barda perimetral y estaba delimitado por una malla metálica. Uno de los presuntos sobrevivientes afirmó que en el lugar se practicaban actos de canibalismo, delitos sexuales, homicidios, descuartizamientos y otras formas de tortura como alimentar a cocodrilos, leones y cerdos con carne humana.

Otra fecha clave en el campo de exterminio del CJNG es 2018, aunque el alcalde de Teuchitlán, José Asunción Murguía Santiago, afirma que no sabía ni tenía información de que en el lugar se cometieron este tipo de delitos.
Conviene señalar que el alcalde llegó al poder en 2021 y en 2024 se reeligió, ambos periodos como abanderado de Movimiento Ciudadano, pero previamente (2012-2015) también fue presidente municipal por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Pese a las declaraciones del alcalde, se tienen registros que refieren que desde 2019 la Guardia Nacional encontró restos humanos incinerados en la zona del Rancho Izaguirre. De acuerdo con un documento consultado por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), el 10 de agosto de 2019 se localizaron varios cuerpos cerca de la localidad de La Estanzuela.

La región a los alrededores del Rancho Izaguirre se mantuvo igual a lo largo de los años. Grandes extensiones de campo en los que se siembra maíz, caña de azúcar y agaves.
En diciembre y enero pasado, colectivos de búsqueda acompañados de autoridades federales ingresaron al rancho. “Las puertas estaban de par en par -narró Virginia Ponce, del colectivo Madres Buscadoras de Jalisco, a Animal Político-, no había nadie, pero todavía había sembradío y estaba oscuro, muy peligroso”.
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