Toyota lo intentó. Primero dejó que Honda y Nissan hicieran sus movimientos. Observó de lejos mientras dos de sus rivales más fuertes negociaban una posible fusión que, de haberse concretado, habría transformado el equilibrio de poder en la industria automotriz japonesa. Pero esa unión colapsó y justo cuando Nissan quedaba vulnerable, Toyota se acercó para hablar.
La historia se remonta a febrero de 2025, cuando un ejecutivo de alto nivel de Toyota habría contactado a Nissan, según reportes del diario japonés Mainichi. No fue una oferta pública ni una propuesta formal de adquisición. Fue más bien una llamada estratégica. Un mensaje de podemos ayudarte, justo en el momento en que Nissan enfrentaba uno de los mayores reveses de su historia reciente: el fracaso de su alianza con Honda, sumado a un ambicioso plan de reestructura que implicará el cierre de fábricas y la eliminación de 20 mil puestos de trabajo.
La idea no es nueva. Toyota tiene una larga tradición de aumentar su poder silenciosamente. Así lo hizo con Daihatsu, marca que fue adquiriendo en porcentajes hasta integrarla por completo en 2016. También ha comprado acciones significativas en Subaru, Suzuki y Mazda. Son apuestas quirúrgicas, destinadas a ampliar su influencia sin tener que absorber del todo a sus socios. Lo de Nissan, en cambio, suena más urgente. No por oportunidad de negocio solamente, sino por un contexto de reacomodo global, donde las marcas que no se adaptan, desaparecen.
Por ahora, ni Toyota ni Nissan han confirmado públicamente esas conversaciones. Pero los movimientos internos del fabricante con sede en Yokohama, Japón, confirman que algo se está gestando. El CEO global de Nissan, el mexicano Iván Espinosa, declaró para Automotive News que están en un proceso de evaluación abierta con posibles aliados.
“Esta es una revisión muy abierta que estamos realizando y estamos evaluando socios potenciales que aportarán valor corporativo adicional a Nissan. Tenemos muchos candidatos potenciales con los que nos imaginamos trabajando, y hay muchas maneras de asociarnos con alguien. Se podría hacer una integración, inversiones de capital o una escisión de ciertas unidades de negocio”.
Iván Espinosa, CEO global de Nissan.
En teoría en Nissan buscan mejorar el valor de la empresa, pero también están enfocados en resolver la crisis desde dentro. Su estrategia de recuperación incluye reducir el número de plataformas, recortar costos laborales y rediseñar su estructura de producción. Todo esto, mientras planean una ofensiva renovada con nuevos modelos. Se espera que los futuros automóviles de la compañía apuesten por pantallas flotantes, paneles digitales configurables y asistentes de voz mejorados. Muy en sintonía con el software y hardware que los fabricantes de China usanen sus autos.


Nissan N7 EV para el mercado chino.
Nissan ante una nueva etapa en su historia
La nueva etapa de Nissan quiere tomar distancia de su imagen actual. Se habla de vehículos más agresivos, con líneas aerodinámicas inspiradas en su herencia Z y GT-R, pero adaptadas al contexto eléctrico. También se habla de un nuevo vehículo barato para mercados emergentes bajo la plataforma del Renualt Twingo, además, la firma francesa socia de Nissan, prepara el regreso del mítico R5 Turbo.
¿Aceptará Nissan el rescate de Toyota o intentará mantener su independencia? Por ahora, lo único claro es que la industria automotriz japonesa vive una etapa de reconfiguración profunda. Y Toyota, una vez más, parece estar varios pasos adelante, lista para ayudar a sus rivales.
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