“¿No estamos haciendo más flojo al cerebro humano?”, le lanza un reportero. Sundar ríe, respira, y con una naturalidad inesperada responde: “De hecho, ya se me está olvidando parte de la pregunta”.
La audiencia ríe con él, la sala se relaja, pero el mensaje de fondo permanece. Google avanza con fuerza, pero sin perder el control. Sus ingresos crecieron 12% de acuerdo con su último reporte trimestral. Google Cloud subió 28%. Vertex AI multiplicó su uso por veinte y más de 1,500 millones de personas interactúan con resultados potenciados por IA en su buscador, esta última una plataforma unificada y totalmente administrada por Google Cloud para desarrollar y desplegar modelos de aprendizaje automático y aplicaciones de IA generativa.
Bajo su liderazgo, Google posicionó la inteligencia artificial como un eje de su innovación, más que una mera tendencia. Sin embargo, también es claro en la necesidad de avanzar con responsabilidad ante los cuestionamientos.
“La oportunidad es más grande que cualquier empresa individual, y requiere que todos trabajemos juntos con responsabilidad”, dijo con un llamado a la colaboración entre gobiernos, empresas y sociedad civil para establecer normas éticas y de seguridad.
La respuesta del empresario se da en un contexto donde Google sostiene que sus productos son gratuitos y que los usuarios pueden cambiar fácilmente a servicios alternativos, pero donde los reguladores y analistas cuestionan el monopolio de la compañía.
Durante un juicio en 2023, Pichai defendió que el éxito de la empresa se basa en la calidad de su producto, no en la coerción. También argumentó que los acuerdos con fabricantes y navegadores son legítimos y comunes en la industria.
Uno de los puntos más sensibles del juicio fue el acuerdo multianual entre Google y Apple, mediante el cual la primera paga miles de millones de dólares al año para ser el buscador predeterminado en Safari, el navegador de la segunda. El Departamento de Justicia argumenta que este trato limita la competencia y refuerza artificialmente el dominio de Google en las búsquedas móviles.
En la conferencia de prensa, Pichai evita triunfalismos. “La oportunidad es más grande que cualquier empresa individual”, insiste, “y requiere que todos trabajemos juntos con responsabilidad”.
Diez años después, la sonrisa sigue. También el acento suave, la lógica pausada. Pero ahora lo rodea un ecosistema de decisiones estratégicas, presión global, competencia feroz y un compromiso declarado con el desarrollo ético de la tecnología.
El caso por monopolio que permanece ante la Cámara de Comercio de Estados Unidos es considerado el juicio antimonopolio más importante de este país, desde el de Microsoft en la década de los 90. Un fallo adverso cambiará la forma en que se diseñan acuerdos comerciales en tecnología, abrir espacio para competidores en búsqueda, y debilitar el modelo de ingresos basado en datos y publicidad personalizada. No es gratis la cercanía que Pichai buscó con la actual administración Trump, los logros, a veces, tienen una carga de deferencia política.
Y, sin embargo, es ese ingeniero tranquilo que evita las decenas de fotos que se acercan en masa tras su conferencia, pues a pesar de su amabilidad y temple, prefiere salir de la sala cuando se siente atrapado entre varios periodistas. Su mundo, real y digital, es otro.
Deja una respuesta