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Muere Sebastião Salgado, el escritor de la fotografía – DW – 23/05/2025


Si en un comienzo la pobreza, la guerra y los desplazamientos eran los principales motivos de las fotografías en blanco y negro de Sebastião Salgado, más tarde el fotógrafo documental brasileño transformó su obra en un colosal homenaje al planeta.

“Escribo con una cámara, es el lenguaje que he elegido para expresarme”, dijo una vez, explicando la naturaleza narrativa de su obra: “De alguna manera, mi punto de vista -muy centrado en lo social y lo comunitario- no difiere mucho de los conceptos básicos de la mayoría de las religiones. Se necesita tiempo, y mucho, para componer una narración coherente: no haces una foto. Se construye una historia. Al fin y al cabo, creo que los fotógrafos documentalistas son personas a las que les gusta contar historias”.

Este viernes (23.05.25) falleció, a los 81 años,el hombre que elevó la fotografía documental al pedestal artístico.

Sebastião Ribeiro Salgado Júnior nació el 8 de febrero de 1944 en Conceição do Capim, Brasil. Estudió derecho durante un año, antes de entrar a la carrera de Economía. En 1969, durante la dictadura militar, Salgado se trasladó a París y escribió su tesis doctoral en Economía.

Enfoque comunitario

Poco después, en 1971, empezó a trabajar para la Organización Internacional del Café (OIC) y a viajar al África. Fue en ese continente donde descubrió su pasión por la fotografía y la posibilidad que este medio le ofrecía de retratar la realidad socioeconómica. “Nuestra historia es la historia de la comunidad, no del individuo. Ese es el punto de vista de mi fotografía y el punto de partida de todo mi trabajo”, explicó más adelante.

Un indígena de la Amazonía fotografiado por Sebastiao Salgado.
Fotografía de un indígena de la Amazonía de Sebastiao Salgado.Imagen: Rafael De La Camara/age fotostock Spain/picture alliance

A su regreso a París, en 1973, comenzó su carrera como reportero gráfico. En 1979 se unió a la legendaria agencia Magnum Photos, una cooperativa fundada por algunos de los fotógrafos más célebres del siglo XX, como Robert Capa y Henri Cartier-Bresson. Dos años más tarde, Magnum le encargó cubrir los cien primeros días del gobierno de Ronald Reagan.

Su cámara captó allí un acontecimiento que cambiaría su vida: el atentado contra el entonces presidente estadounidense, el 30 de marzo de 1981. Esas imágenes recorrieron el mundo y le permitieron financiar sus primeros proyectos personales. Muchos de estos proyectos y sus volúmenes de fotos fueron creados en cooperación con organizaciones como Médicos Sin Fronteras, Unicef, Unesco y Reporteros Sin Fronteras.

En blanco y negro

Tras seis años documentando en blanco y negro poblaciones rurales e indígenas de América Latina, Salgado publicó en 1986 su primer libro de fotografías: “Otras Américas”. Ese mismo año publicó otro volumen sobre el Sahel, en el que retrató a las víctimas de la sequía, y el trabajo de los voluntarios en Etiopía, Sudán, Chad y Mali.

Entre 1986 y 1992, viajó a un total de 23 países como parte de un proyecto a largo plazo centrado en las luchas de los trabajadores manuales, que cuestionaba el desequilibrio económico entre países ricos y pobres. El libro de fotografías resultante fue “Trabajadores: una arqueología de la era industrial”.

Estas fotografías en blanco y negro le dieron fama mundial, y la exposición “Trabajadores” se exhibió en más de 60 museos. En 1994, Salgado creó su propia agencia con su mujer, la arquitecta Lélia Wanick, para distribuir sus fotos: Amazonas images.

Fotografía de un elefante, del libro "Génesis", de Sebastiao Salgado.
“Elefante”, de “Génesis”, de Sebastiao Salgado.Imagen: Sebastiao Salgado/Agentur Focus

El propio fotógrafo explicó su opción por la fotografía en blanco y negro: “Nada en el mundo es blanco y negro. Pero el hecho de transformar toda esta gama de colores en gamas de grises me permitió hacer una abstracción total del color y concentrarme en el punto de interés que tengo en la fotografía. A partir de ese momento, empecé a ver realmente las cosas en blanco y negro”.

De 1993 a 1999, centró su atención en el fenómeno mundial de los desplazamientos masivos de personas, lo que dio lugar a “Éxodo” y “Retratos de los niños del éxodo”. Ambos libros se publicaron en 2000 y obtuvieron un éxito mundial.

Regreso a las raíces

Sin embargo, ese proyecto afectó gravemente al fotógrafo, que decidió hacer una pausa. En una entrevista, Salgado dijo: “Estaba acabado. Pasé siete años fotografiando a refugiados que huían de las guerras. En los campos de refugiados del Congo, en Goma, en 1994, morían 12.000 ruandeses al día. Yo estaba allí. Lo que vi en Ruanda fue tan brutal que dejé la fotografía”.

Para recuperarse, regresó a su hogar, en Brasil, donde lo impresionaron los cambios sufridos por la hacienda de sus padres. La selva, que antes ocupaba la mitad de la superficie, se había reducido a menos del 1 por ciento. Lélia y Sebastião Salgado iniciaron entonces sus esfuerzos para reforestar la región.

En 1998, convirtieron 680 hectáreas en reserva natural y fundaron el Instituto Terra, consiguiendo plantar 2,7 millones de árboles. Tras esta experiencia, volvió a trabajar con la cámara y dedicó su atención a la fotografía de paisaje.

En 2004, Sebastião Salgado inició un proyecto hercúleo, lanzado en 2015 bajo el título “Génesis”. El fotógrafo pasó ocho años viajando a lugares remotos del planeta para mostrar que todavía existen regiones ajenas a la noción de progreso. Escenarios de naturaleza intacta, animales y pueblos indígenas que mantienen sus costumbres ancestrales.

Foto en blanco y negro de indígenas de la etnia waujá, en canoas, en el lago Piulaga, fotografiados por Sebastiao Salgado.
Indígenas de la etnia waujá, en el lago Piulaga, fotografiados por Sebastiao Salgado.Imagen: Sebastião Salgado/dpa/picture alliance

Homenaje al planeta

En este proyecto, Salgado abandonó sus características de retratista, creando un colosal homenaje al planeta. Este cambio en su carrera se cuenta en la película “La sal de la Tierra”, rodada por el director alemán Wim Wendersjunto a Juliano Salgado, hijo mayor del fotógrafo, y nominada al Oscar al Mejor Documental en 2015.

A finales de 2017, Sebastião Salgado se convirtió en el primer miembro brasileño de la Academia Francesa de Bellas Artes y, un año después, en el primer fotógrafo galardonado con el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes.

Uno de sus últimos proyectos lo dedicó a la Amazonía: a partir de 2013, Salgado comenzó a retratar en blanco y negro a 13 tribus amazónicas, como los suruwahas, que viven sin jefe ni ninguna otra jerarquía en una pequeña comunidad; o los korubos, que solo hace unos años entraron en contacto con la civilización. El proyecto Amazonía generó un libro y una exposición. “Pensé que pasaría meses adaptándome a ellos [los indígenas], pero fue un proceso de horas”, dijo entonces el fotógrafo.

Hacia el final de su vida, Sebastião Salgado siguió viajando y contando historias con su cámara, siempre fiel a lo que señaló una vez: “Salí en busca del planeta y me encontré a mí mismo”.

(ers/cp)



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