Las tortas son un platillo ubicuo no solo en la Ciudad de México, sino en todo el país. Lo mismo se pueden disfrutar las de la barda en Tamaulipas, que las guacamayas de chicharrón en Guanajuato o las de tamal, en la capital.
Alrededor de su origen existen numerosas historias, algunas de las cuales han ganado el título de leyenda gracias a las personas que se encargaron de contarlas, que van desde literatos hasta historiadores.
Lo cierto es que una torta puede ser desde un pequeño bocadillo que se sirve como tentempié en una fiesta, hasta una comida entera, como las que se sirven en las decenas de puestos que existen en toda la ciudad.
Sin embargo, lo más probable es que su nacimiento tenga que ver con un acontecimiento bélico que involucró a los ejércitos francés y mexicano, lo que llevó a una fusión práctica e indudablemente deliciosa.
¿Pasteles y tortas?
Algunos historiadores señalan que el origen de las tortas pudo darse en Puebla, donde los lugareños aprovecharon algunas viandas dejadas por los soldados franceses, dejadas durante la Guerra de los Pasteles, la cual inició en 1838.
Lo cierto es que la panadería ya era algo habitual en el país desde la época de la Colonia, donde se hacían por lo menos tres variedades de pan blanco: el pan Felipe o bolillo, nombrado así por el parecido que tienen con los bolos de los tornos, el pambazo o pan bajo, de menor calidad, y la telera, que debe su nombre al parecido con las guías usadas para llevar a las mulas.

Es muy probable que, en ese entonces, se adicionara el pan con cualquier cosa a la mano. De acuerdo con el historiador Ricardo Candía, el siguiente paso en su evolución se dio durante la intervención norteamericana de 1846, donde se comenzó a valorar como una comida de fácil transportación.
Lo cierto es que las primeras referencias escritas a las tortas combinadas se dio en el periódico El Pájaro Verde de 1864, dos años después de la invasión francesa, por lo que se cree que su expansión se dio entre esta época y todo el Porfiriato.
La otra torta
Sin embargo, existe otra teoría sobre su origen. Se dice que, a finales del siglo 19, un niño que vivía en el Centro Histórico de la Ciudad de México tuvo la idea de rellenar un pan con lo que tenía a la mano para ofrecerlo a los viandantes como una opción a los tacos.
El nombre de este niño era Armando Martínez y, aunque es muy poco probable que fuera el inventor de la torta porque ya existían referencias de ella treinta años antes de que inaugurara su puesto, lo cierto es que creó algo igual de icónico: la tortería.

Según los diarios de la época, las tortas más populares eran las de sardinas, jamón o queso de puerco, lo que desató preocupaciones sanitarias durante los primeros años del siglo pasado.
Actualmente, la variedad de este platillo único es tan inmensa como la creatividad de quienes las preparan. Y esa vivacidad no solo se ve en las combinaciones, sino en sus nombres, que lo mismo pueden hablar del origen de sus ingredientes, que de las artistas de moda.
Deja una respuesta