
▲ El escarlata Jesús Angulo y el americanista Álvaro Fidalgo sostuvieron un intenso duelo, pero no lograron inclinar la balanza en favor de sus clubes y el partido de ayer en el estadio Ciudad de los Deportes concluyó sin grandes emociones.Foto Víctor Camacho
Alberto Aceves
Periódico La Jornada
Viernes 23 de mayo de 2025, p. a10
Cuando el América no alcanza la máxima altura competitiva, los resultados dictan sentencia. Si no es porque el Toluca perdió a su goleador y no estuvo a salvo de los errores, el primer capítulo de la final de Liga Mx en el estadio Ciudad de los Deportes (0-0) habría terminado con un marcador distinto. Los jugadores de las Águilas intentaron manejar el partido como si fueran sabios de este deporte, pero los Diablos, con sus movimientos y asociaciones, volvieron a mostrar que son compatibles con los rivales más exigentes, incluido el actual tricampeón.
En medio de un temporal de lesiones, los escarlatas perdieron al portugués Paulinho, el portero español Pau López y el atacante Édgar López horas antes de anunciar su formación titular. El técnico argentino Antonio Turco Mohamed trató de actuar con la habilidad y la mesura que lo definen, pero, cada vez más asediado por la presión del local, cambió el plan ofensivo de costumbre por el riesgo de defender y apostar al contragolpe. Se propuso ser el difusor de los viejos valo-res de su filosofía, pero el nerviosismo de sus figuras fue permanente.
Del elogio a la crítica
El partido tan parejo generó a la vez un cambio de discurso en los aficionados de las Águilas, del elogio a la crítica de los egos y los reproches tácticos. ¡Despierten, carajo!
, gritaron desde el sector general. Su destino estaba escrito. El América no fue un rival devorador, inspi-ró el respeto que el futbol mexicano necesita recuperar con urgencia, pero tardó en reponerse de dos polémicas decisiones arbitrales en las que exigió un penal sobre Henry Martín. El silbante Daniel Quintero ni siquiera acudió al VAR.
Líder de la fase regular, el Toluca fue la personificación del orden, un finalista que no concedió contragolpes y que llegó mentalizado para no ser víctima de ninguna imprudencia. Desde hace varios torneos, ha convertido en noticia que no llegue a una final y ese es el peso que implica su escudo. Si los ciclos existen en el futbol, Mohamed y sus dirigidos quieren marcar otra época. Los fallos del América fueron tantos y tan graves que alcanzaron a sus mejores jugadores, Alejandro Zendejas y el capitán Henry Martín, quienes no pudieron corregir su bajo nivel con goles.
Las consecuencias fueron abrumadoras. En sentido contrario al encuentro de marzo pasado, cuando el actual tricampeón goleó 3-0 a los rojos durante la fase regular, el escenario rebasó a los locales en ánimo y futbol. Más de mil 500 elementos de la policía y seguridad privada vigilaron los alrededores, donde un centenar de personas apoyó en la lectura del FanID y revendedores ofrecieron boletos de 3 mil y 3 mil 500 pesos en la zona más económica.
Una bandera gigante con la leyenda Amarte hasta el final
y la imagen del neerlandés Leo Beenhakker, antiguo técnico del América fallecido en abril, abrazado por Jardine y rodeado de elementos como Jonathan dos Santos, Alejandro Zendejas, Brian Rodríguez y Diego Valdés, cubrió gran parte de la cabecera local. Desde allí, el principal grupo de animación, el Ritual del Kaoz, cantó, pero también rindió protesta por prohibiciones que su directiva impuso en el colorido de sus encuentros de local.
Nos informaron que hay mil banderines en nuestra zona. Nosotros no necesitamos apoyo de patrocinadores para nuestro colorido, acá la pasión no se compra ni se vende. Nosotros no levantaremos los banderines impuestos por patrocinadores ni entonamos esa canción de mierda del sonido local
, afirmaron integrantes del Ritual en referencia al tema musical Mi mayor anhelo, de la agrupación Banda Ms, la cual el club convirtió en cábala este torneo.
La definición del título quedó marcada para el domingo en el Nemesio Díez, también llamado un infierno
por propios y extraños.
Al final del encuentro, integrantes de la directiva del Toluca sufrieron el robo de cuatro teléfonos celulares mientras abandonaban uno de los palcos del estadio.
El presidente deportivo de los Diablos, Francisco Suinaga, señaló que el despojo de los aparatos ocurrió al intentar bajar las escaleras del inmueble que conectan con el terreno de juego. Dada la cantidad de personas reunidas en esa zona, muy cerca de la puerta 1, directivos del equipo confirmaron el robo de sus pertenencias.
Nos robaron cuatro celulares al salir del palco
, dijo Suinaga a La Jornada, molesto por la logística de seguridad de la Liga Mx y autoridades del recinto. Nos los sacaron en el pasillo, saliendo del palco
.
Reventa, el gran negocio
Las finales son escenarios de viejas costumbres. Por las calles la escenografía de un partido de futbol reproduce sonidos, imágenes y ofertas de boletos que doblan o triplican su costo original, como ayer en el estadio Ciudad de los Deportes. Los revendedores son dueños de localidades de todos los precios. Si los más accesibles se vendieron en taquillas en 800 pesos, en sus manos alcanzaron un valor de más del doble, de 2 mil 500 a 2 mil 700, según la suerte del aficionado.
¿En qué zona busca?
, preguntaron en las cercanías comerciantes ataviados con indumentaria deportiva, como tratando de ocultarse de los elementos de seguridad. Tengo de 3 mil 800 cerca de las bancas, 3 mil 500 para que se anime, ya no los encuentra más baratos
. Los más fanáticos se acercaron y negociaron una rebaja, especialmente los que llegaron en grupo desde otras ciudades y no pretendían volver sin haber visto el encuentro en las gradas.
En plataformas de reventa como StubHub, las entradas establecieron una frontera de 17 mil 800 a 67 mil 800 pesos. Como este negocio, otros tuvieron lugar en los alrededores de la colonia Nochebuena. Hubo banderas, venta de camisetas no oficiales, coronas de rey en alusión al tricampeonato y estampas de los jugadores caracterizados de forma religiosa: San Luis Malagón, San Henry Martín, San André Jardine. Todo generó un alto grado de interés entre niños, familias y parejas que arribaron con la confianza de otra vuelta olímpica.
Deja una respuesta