Los creadores de Castlevania: Lords of Shadow y Metroid Dread regresan por fin con una licencia propia

En un mercado saturado por propuestas guiadas y repetitivas, Blades of Fire, la nueva IP del estudio español MercurySteam, irrumpe con fuerza pese a tratarse de un título totalmente inesperado que se anunciaba hace tan solo unos meses. Conocidos por su trabajo en Castlevania: Lords of Shadow y Metroid Dread, el equipo madrileño presenta una obra ambiciosa, exigente y profundamente distinta a lo habitual. Su núcleo jugable no se basa en la acumulación de estadísticas, sino en la maestría, la observación y una mecánica de forja tan compleja como gratificante.
Esta nueva propuesta es un soulslike más, pues acaba convertido en una reinterpretación artesanal del RPG de acción. Una de sus inspiraciones es Blade: The Edge of Darkness, aunque han pasado más de dos décadas de esa obra y los juegos son mucho más modernos ahora. De esta forma, se presenta una propuesta que invita a pasar muchísimas horas de combate, pero a la misma vez que explorando y forjando y renovando armas. ¿Conseguirá encajar todo esto en los nuevos tiempos?
+ Pros
- El sistema de creación de armas es completo y gratificante.
- El combate requiere precisión y estrategia.
- Una amplia variedad de enemigos con estrategias diferentes.
- La estética y ambientación está cuidada.
- La historia presenta giros y personajes memorables con narrativa intrigrante…
– Contras
- …aunque se presenta de una forma muy discreta.
- La curva de aprendizaje es tan pronunciada que no se adapta a todos los jugadores.
- El ritmo del juego en general es irregular.
- El sistema de degradación de armas puede hacer tediosa la aventura.
- Al juego le falta tutoriales o una mejor introducción.
80Sobre 100

Blades of Fire: precio, fecha de lanzamiento, plataformas y dónde comprar
Blades of Fire | |
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Plataformas | PS5, Xbox Series X|S y PC |
Plataforma analizada | PS5 |
Fecha de lanzamiento | 22 de mayo de 2025 |
Desarrollador | MercurySteam |
Género | Aventura de acción |
Idioma | Textos en español y voces en inglés |
Blades of Fire es un juego de aventura de acción desarrollado por MercurySteam. El título invita a forjar diferentes tipos de armas con las que enfrentarse a feroces enemigos mediante un singular sistema de combate. De esta forma, el jugador se une a Aran de Lira en su viaje para desentrañar su verdadero destino. Disponible en PlayStation 5, Xbox Series y PC, se trata de una propuesta para un solo jugador con textos en español y voces en inglés.
Un mundo maldito y un guerrero con un martillo divino
La narrativa de Blades of Fire traslada a un universo fantástico donde, en el pasado, los Forjadores —seres divinos— moldearon el mundo con martillos imbuidos de poder. El acero, su legado, pasó a la humanidad, pero fue corrompido por la reina Nerea, quien, mediante un hechizo, lo convirtió en piedra. El protagonista, Aran de Lira, accede a uno de estos martillos originales, permitiéndole restaurar el acero y enfrentarse a Nerea. A su lado, Adso, un joven erudito que domina la lengua antigua, actúa como guía, traductor y apoyo narrativo.
Aunque el argumento inicial puede parecer clásico, el verdadero poder narrativo de Blades of Fire está en su ambientación y detalles, pues el título presenta cortas cinemáticas y prima más las conversaciones con personajes secundarios, leyendas esparcidas en ruinas y documentos antiguos enriquecen el lore de un mundo que no se explica, se explora y se siente. Esta narrativa ambiental recuerda a los mejores trabajos de FromSoftware, pero con un toque más introspectivo.
A medida que Aran avanza en su travesía, la historia de Blades of Fire se va desgranando a través de fragmentos dispersos: inscripciones en piedra, diarios antiguos, y las palabras crípticas de los personajes secundarios. La narrativa rehúye de cinemáticas constantes para apostar por una construcción del mundo basada en el descubrimiento.
En este sentido, el propio jugador actúa como arqueólogo del pasado, reconstruyendo la caída de los Forjadores, las motivaciones de Nerea y los errores de generaciones anteriores, algo que puede hacer flojear la historia a los menos interesados en los detalles. Este enfoque fragmentado refuerza el carácter introspectivo de la aventura y deja espacio para la interpretación, recordando por momentos al estilo narrativo de títulos como Hollow Knight o Dark Souls, donde el peso emocional no recae tanto en lo que se dice, sino en lo que se sugiere.
El alma del juego: la forja como mecánica central

Cuantas más estrellas consigamos forjando, más durará el arma tras los combates
El sistema de forja no es solo un añadido: es el eje sobre el que gira toda la experiencia. Las armas no se obtienen como botín, se crean desde cero. Existen siete tipos básicos de armas (espadas, hachas, lanzas, martillos, etc.), y cada uno se ramifica en varias subclases que se desbloquean al derrotar múltiples veces a enemigos específicos.
La fabricación requiere planos, materiales y una participación activa del jugador en un minijuego que simula el trabajo en la forja. La colocación del martillo y la dirección del golpe influyen en el resultado, afectando la durabilidad, potencia, peso y capacidad de reparación del arma. Si se realiza correctamente, se obtienen hasta cinco estrellas de calidad; de lo contrario, las armas se rompen antes o no pueden repararse más de una vez.
El sistema es tan profundo como arriesgado. Al principio es muy fácil sentirse desorientado, ya que el tutorial es escaso y el proceso poco intuitivo. Pero a medida que se domina, el juego revela una de sus mecánicas más satisfactorias, obligando al jugador a comprometerse con cada creación. Más allá de ser un sistema de personalización, la forja en Blades of Fire establece una conexión directa entre el jugador y su armamento, convirtiéndose en una extensión de su identidad dentro del juego.
Cada decisión tomada en la forja —desde el tipo de acero hasta la longitud del mango— tiene un impacto tangible en el combate, haciendo que cada arma se sienta única y significativa. Esta profundidad obliga al jugador a desarrollar no solo habilidad, sino también criterio: entender qué materiales priorizar, cuándo sacrificar durabilidad por velocidad o cómo adaptar su arsenal a los desafíos del entorno. En este sentido, la forja no es un mero adorno; es un acto ritual y estratégico que define la experiencia, diferenciando a Blades of Fire de otros títulos del género que relegan el crafteo a una mecánica superficial, aunque implica un compromiso por parte del jugador.
Combates estratégicos y crudos

El combate invita a aprender sobre los enemigos y las armas
El combate combina la crudeza de los soulslike con un enfoque táctico inusual. Cada enemigo tiene zonas vulnerables señaladas por un contorno de color: verde para puntos débiles, naranja para zonas de daño medio y rojo para áreas resistentes. Los ataques se dividen en direcciones específicas (golpe izquierdo, derecho, alto y bajo), lo que obliga a un posicionamiento consciente y una elección de armas precisa.
Además, cada arma tiene estilos alternativos: barridos, estocadas, aplastamientos. Las combinaciones posibles son enormes, y cambiar de estilo en medio del combate es una necesidad en lugar de una opción. Hasta cuatro armas pueden equiparse simultáneamente, permitiendo versatilidad en situaciones complejas.
Sin embargo, no todo es perfecto. Uno de los mayores problemas es el feedback en los ataques. A menudo, los enemigos no reaccionan al impacto, continuando sus animaciones como si nada. Esto rompe el ritmo y la lógica del combate, especialmente cuando se usa un arma pesada y el golpe se siente “vacío”.
Otro elemento problemático es la acumulación de enemigos. El juego intenta mezclar la intensidad de God of War con la táctica de Dark Souls, y no siempre lo logra. En varias secciones, Aran debe enfrentarse a más de diez enemigos al mismo tiempo, lo que genera un caos difícil de gestionar incluso para los jugadores más hábiles. La cámara puede volverse enemiga, y la experiencia, frustrante.
¿Cuenta Blades of Fire con mejoras en PS5 Pro?
Sí, se beneficia de PSSR (superresolución espectral de PlayStation), mantiene los 60 fps (limitados) subiendo la resolución de 1080p a 2160p (escalado dinámico basado en el rendimiento).
En cambio, uno de los aspectos más estimulantes del sistema de combate es cómo obliga al jugador a pensar antes de actuar. No basta con saber qué arma usar, sino también cuándo y cómo emplearla. La barra de estamina, compartida para ataques, bloqueos y esquivas, impone una gestión constante del riesgo, lo que transforma cada enfrentamiento en una especie de partida de ajedrez en tiempo real.
Además, el hecho de que los enemigos no solo varíen en apariencia, sino en comportamiento y resistencia a distintos estilos de ataque, obliga a memorizar patrones y a experimentar con diferentes configuraciones del arsenal. Esta riqueza táctica se ve reforzada por la crudeza visual de los combates: desmembramientos, ejecuciones y un ritmo pausado pero implacable que convierte cada victoria en una pequeña recompensa ganada con esfuerzo y precisión.
Exploración de un mundo no muy introductorio

Hay que aprender cuando esquivar y bloquear
El diseño del mundo apuesta por la verticalidad y el misterio. No hay mapas detallados, ni brújulas, ni marcadores. El jugador debe aprender a leer el entorno, interpretar señales visuales y usar el conocimiento adquirido en la exploración. Los yunques actúan como puntos de control, transporte rápido y estaciones de forja.
La exploración en Blades of Fire no solo premia la curiosidad, sino que es esencial para la progresión. Lejos de ser un mero complemento, descubrir zonas ocultas, resolver acertijos ambientales o interactuar con elementos del entorno puede desbloquear desde nuevas rutas hasta mejoras clave para el equipo.
El diseño del mundo se basa en la interconexión, con atajos que se revelan tras superar zonas complejas y secretos que exigen observar patrones visuales, sonidos ambientales o pequeñas pistas textuales. Este enfoque no lineal no solo refuerza la sensación de aventura, sino que crea un vínculo orgánico con el entorno: cada rincón del mapa tiene un propósito, y cada descubrimiento, por pequeño que sea, alimenta la satisfacción de haberlo ganado por mérito propio.
En este sentido, Blades of Fire logra capturar la esencia de los grandes mundos explorables sin caer en la sobrecarga o la dispersión. No obstante, no estar guiado en ningún momento hacia donde ir en un mapa hace tener que estar muy pendiente de las conversaciones y, aún así, a veces es fácil sentirse perdido en el mundo.
Secretos y progresión sin niveles

La exploración puede llevar a sentirse perdidos
La progresión no depende de subir de nivel ni de mejorar estadísticas directamente. En su lugar, el juego introduce pergaminos especiales que aumentan ligeramente vida o estamina, pero el verdadero progreso está en las armas creadas, las zonas desbloqueadas y el conocimiento del entorno. Esta decisión refuerza el vínculo entre exploración, combate y crafteo.
Los secretos abundan. Desde enemigos especiales que otorgan planos únicos, hasta zonas ocultas que requieren resolver acertijos o entender pistas del entorno. Adso, nuestro acompañante, no solo traduce textos antiguos, sino que ofrece contexto y pistas para desbloquear estas áreas, aportando valor narrativo y funcional.
Duración, rejugabilidad y dificultad
La duración estimada de Blades of Fire varía según el tipo de jugador. Solo para completar la historia principal, se necesitan unas 40-50 horas. Sin embargo, si se desea desbloquear todos los planos, explorar cada rincón y dominar la forja, el juego puede superar fácilmente las 80 horas.
La dificultad es alta, pero justa. Hay tres modos disponibles, y aunque el más fácil suaviza algunos picos, el juego exige atención constante. No es posible jugar en piloto automático y si bajamos la dificultad elevada se perderá la obtención de un trofeo/logro concreto. La muerte implica perder el arma equipada, lo que añade tensión y obliga a la gestión inteligente de recursos. Volver a recogerla puede ser una odisea si mueres en una zona peligrosa, lo que refuerza el carácter táctico del avance.
Un diseño artístico que consigue destacar

Blades of Fire cuenta con una amplia variedad artística
Visualmente, Blades of Fire impresiona más por su diseño artístico que por su potencia gráfica. Los biomas están cuidadosamente diferenciados: bosques sombríos, ciudades en ruinas, catacumbas opresivas y montañas imposibles. La arquitectura gótica, herencia de Lords of Shadow, está presente, así como un uso inteligente del color para reforzar la atmósfera emocional de cada zona.
El motor gráfico Mercury Engine no ofrece el nivel técnico de Unreal Engine, pero cumple sobradamente. El juego corre a 60 fps estables, aunque se echan en falta opciones gráficas que prioricen rendimiento o resolución. Aun así, el nivel de detalle en enemigos, animaciones y escenarios es notable, más aún considerando que se trata de un título AA.
Asimismo, la banda sonora es magistral variando con el entorno y acompañado la acción con melodías épicas o ambientes melancólicos. El doblaje, solo en inglés, ha generado cierta controversia dada la nacionalidad del estudio, pero la calidad de las voces es alta y los textos están bien localizados al castellano.
Conclusión de Blades of Fire

Blades of Fire es un juego perfecto para los amantes de los desafíos y la libertad poco guiada
MercurySteam ha demostrado una valentía poco común en la industria actual. En lugar de apostar por fórmulas seguras o secuelas de sus éxitos anteriores, ha creado una experiencia nueva y dura, pero profundamente gratificante. Blades of Fire no es un título redondo al arrastrar problemas en la accesibilidad del sistema de forja, el caos en combates multitudinarios y la ausencia de opciones gráficas.
Sin embargo, también es un juego que se atreve a ir a contracorriente para aquellos que no quieren sentirse guiados o con muchas explicaciones. Se trata de una propuesta en la que hay que observar, aprender y adaptarse. Si esto último es así, estarás frente a uno de tus juegos favoritos de los últimos años. No obstante, cabe recalcar que no se trata de una propuesta para todos los públicos ante su dificultad y diseño para jugar de manera independiente sin mucha ayuda o guía.
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