La identidad de la persona a la que en una serie de expedientes judiciales sobrecogedores se hace referencia como Víctima 1 —la mujer en el centro del caso de conspiración de crimen organizado y tráfico sexual contra el magnate de la música Sean Combs— nunca fue un gran misterio.
Pero el martes, cuando subió al estrado de los testigos en un tribunal de Manhattan con su propio nombre, quedó claro que no habría habido una acusación penal contra Combs sin el testimonio de Casandra Ventura.
Ventura, una cantante y modelo conocida como Cassie, fue novia —y empleada— de Combs de manera intermitente casi desde que se conocieron en 2005, cuando ella tenía 19 años, hasta que finalmente cortó relaciones con su famoso sello discográfico, Bad Boy, en 2019.
Tras meses de preparación y anticipación, se esperaba que Ventura, que ahora tiene 38 años, le relate al jurado el modo en el que Combs creó un sistema de abuso y control sobre su vida y su carrera por más de una década. Los fiscales afirman que el ejecutivo le ofrecía oportunidades musicales que nunca se concretaban, la golpeaba cuando no se comportaba como debía y la atiborraba de drogas, obligandola a mantener sesiones maratónicas de sexo con prostitutos mientras él grababa los encuentros.
Los abogados de Combs han descrito la relación como cariñosa pero sumamente tóxica y compleja, propensa a la infidelidad y al abuso mutuo, y aseguran que cualquier situación sexual era totalmente consensuada. Describen a Ventura como una exnovia amargada y extorsionadora que solo buscaba dinero, no justicia.
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