Cuando utilizamos un equipo informático, independientemente de cuál sea su sistema operativo, si no queremos tener problemas de seguridad, debemos instalar todas y cada una de las actualizaciones. Las actualizaciones de los sistemas operativos, a diferencia de lo que muchos usuarios piensan, no introducen nuevas funciones ni se encargan de ralentizar el equipo.
La misión principal de las actualizaciones de Windows, macOS y de las diferentes distribuciones Linux no es otra que parchear las vulnerabilidades que han se han detectado en el sistema y que son un peligro potencial para la seguridad del equipo.
Cuando el sistema operativo deja de recibir soporte en forma de actualizaciones, como pasará el 14 de octubre con Windows 10, este se convierte en riesgo para la seguridad de todos los datos almacenados en su interior.
Esto se debe a que cualquier vulnerabilidad que se detecte no será parcheada, a menos que paguemos por el plan de soporte extendido para Windows 10, programa destinado a empresas que no han tenido tiempo suficiente desde 2021 para actualizar el hardware para ser compatible con Windows 11.
Cómo evitar problemas con el firmware de un PC
Además de las actualizaciones de software para que nuestro PC sea seguro, no podemos olvidarnos del firmware de los componentes, ya que estos, al igual que cualquier sistema operativo, no son 100% seguros.
Los amigos de lo ajeno no solo utilizan las vulnerabilidades de software, tanto del sistema operativo como de las aplicaciones que tengamos instaladas, sino que, además, utilizan vulnerabilidades del hardware para comprometer su seguridad, llegando incluso a hacerse con su control y sobreviviendo a las reinstalaciones del sistema operativo.
Si quieres evitar problemas de seguridad en el hardware de tu PC, es importante seguir los métodos que os mostramos a continuación:
Actualizar el firmware
Como hemos comentado más arriba, no solo debemos preocuparnos por actualizar el sistema operativo. También debemos actualizar el firmware de los componentes de nuestro PC, especialmente el de la BIOS.
Mientras que las placas base modernas permiten descargar la última versión disponible e instalarla, las placas más antiguas no tienen esa opción, por lo que debemos acceder a la página web de nuestro modelo exacto de placa base y comprobar cuál es el número de la última versión disponible.
A continuación, debemos acceder a la BIOS y comprobar que se número coincide. Si no es así, debemos descargar la versión del firmware disponible, copiarlo en un USB, acceder a la BIOS y actualizarla con el USB.
Utilizar TPM
El chip TPM, o módulo de plataforma segura, es uno de los requisitos fundamentales de Windows 11. Si el equipo no tiene este chip, concretamente la versión 2.0, nunca podremos actualizar el equipo a Windows 11.
El chip TPM añade una capa extra de seguridad que funciona a través del hardware y que se encarga de almacenar las claves de cifrado protegiendo así el acceso no autorizado tanto vía software como vía hardware.
Activar arranque seguro
Además de actualizar el firmware de la BIOS, el software del sistema operativo y utilizar el chip TPM, otra acción que debemos hacer es activar arranque seguro. El arranque seguro se encarga de garantizar que el sistema solo cargue software certificado.
De esta forma, si el software se ha visto modificado por terceros, el equipo no iniciará en ningún momento hasta que solucionemos el problema, un problema que se soluciona formateando el disco duro y haciendo una instalación de Windows completamente de cero.
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