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¿Cuánto cuesta estudiar en Harvard y cúanto suma al CV?



Arturo Sánchez, hoy presidente de la División de Consumo de Asia-Pacífico y Latinoamérica en Bayer, es uno de esos perfiles que apostó por Harvard para redefinir su carrera. Se casó, renunció a una trayectoria estable en Procter & Gamble y se endeudó para financiar el MBA.

El ejecutivo calcula que invirtió más de 120,000 dólares, parte de su bolsillo y parte con un préstamo que tardó 15 años en pagar. Aun así, considera que fue una de las decisiones más importantes de su vida. “Te da resiliencia, valentía y claridad. No porque lo diga un profesor, sino porque tú decides qué camino quieres tomar”, reflexiona.

El valor de ese tipo de formación, dice, no solo está en el conocimiento, sino en la autonomía que da al profesional para tomar decisiones. “En una empresa tú no siempre controlas tu carrera. El MBA te recuerda que tu crecimiento depende también de tu convicción personal”, asegura. Actualmente, Sánchez dirige operaciones en más de 40 países y se siente comprometido con llevar talento mexicano a espacios de influencia global.

¿Cuánto cuesta estudiar en Harvard?

Estudiar en Harvard sigue siendo una posibilidad remota para la mayoría. El costo anual sin becas ronda los 85,000 dólares. Espinosa refiere que muchas familias mexicanas descartan esta opción desde el inicio por motivos económicos, sin saber que algunas universidades top otorgan apoyos generosos.

“Si eres realmente bueno, puedes estudiar gratis. Pero hay que prepararse desde la preparatoria, y no todos tienen acceso a ese tipo de guía”, explica. En Crimson, asesoran cada año a cientos de estudiantes en México y el resto de América Latina, y han notado que cada vez más jóvenes optan por Europa ante las barreras políticas o migratorias en Estados Unidos.

Pese a ello, el prestigio de universidades como Harvard se mantiene, y más entre profesionales que buscan dar el siguiente paso en su carrera. Alfredo Araneda, director regional de Robert Walters, asegura que contar con ese tipo de formación sigue teniendo valor, aunque ya no garantiza la empleabilidad ni ascensos automáticos. “La experiencia pesa más que la formación. Ese cambio se nota incluso en los currículums. Antes empezabas el CV con todos tus estudios, ahora lo primero que pesa es tu trayectoria”, dice.

En la práctica, las empresas ya no ajustan sus estructuras de compensación solo por un MBA. “Muchos candidatos creen que por haber estudiado en Harvard deben ganar más. Pero si el mercado ya ajustó las bandas salariales o si la experiencia no acompaña, no hay manera de justificar un incremento”, advierte Araneda. El prestigio suma, pero ya no reemplaza la experiencia, los resultados ni la capacidad de adaptarse al negocio local.

Incluso cuando dos personas compiten por el mismo puesto, si una tiene estudios en Harvard y otra más experiencia operativa, la segunda suele tener ventaja. “Las compañías quieren saber si ya lideraste equipos, si manejaste crisis. Harvard conserva el prestigio, pero no asegura el puesto ni un ascenso”, añade el directivo de Robert Walters.

Hoy, muchas organizaciones operan con esquemas salariales definidos y prácticas que buscan equidad interna. “Puedes estar en el 100 o 120% de tu banda salarial si tienes un MBA, pero si te sales del rango, simplemente no te contratan”, explica Araneda. Además, apunta que varias empresas han visto regresar a egresados de universidades de élite que no logran adaptarse a las dinámicas locales. “El valor de una educación cara se mide en resultados, no en diplomas colgados en la pared”, afirma.

Universidades europeas, una alternativa frente a Harvard

Mientras tanto, los estudiantes que no logran ingresar a universidades top en Estados Unidos ya exploran rutas alternativas. Espinosa menciona que Europa se posiciona como un destino atractivo, con costos más bajos, posibilidad de trabajar mientras se estudia y buenas opciones académicas. Espinosa asegura que existen programas donde una carrera cuesta menos de 1,000 euros al año (22,000 pesos), lo que amplía las posibilidades para quienes no cuentan con grandes presupuestos.

Aun así, Estados Unidos sigue siendo el destino preferido de los mexicanos. Cada año, más de 15,000 solicitan visas para estudiar en ese país. Si bien solo una parte accede a universidades de élite, la cercanía cultural, las redes y la posibilidad de abrirse paso en el ecosistema laboral estadounidense siguen siendo motivaciones poderosas.

“Lo que les digo a los mexicanos que quieren estudiar en Harvard o en otra universidad de Estados Unidos es que Trump no va a estar ahí cuando terminen su carrera. No es aconsejable tomar decisiones con base en una figura temporal, pero sí con visión a largo plazo”, dice Espinosa.

En el entorno actual, la formación académica de élite es solo una parte del trayecto. Además, las empresas en México ya no buscan solo títulos, buscan resultados, experiencia y habilidades tanto blandas como técnicas. Y quienes apuestan por transformarse a través de la educación saben que el verdadero reto comienza después del aula.





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