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el ambicioso plan de esta empresa suiza para salvar el clima


La empresa suiza Climeworks se ha propuesto una meta tan ambiciosa como urgente: capturar 1.000 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera cada año para 2050. Para ello, calcula que harían falta al menos 1.000 plantas especializadas repartidas por todo el mundo.

Las cifras no son pequeñas. Según su cofundador, Jan Wurzbacher, entrevistado por SWI swissinfo.ch, haría falta una inversión adicional de entre uno y dos billones de francos suizos, además de los 800 millones ya recaudados.

Actualmente, Climeworks opera su planta pionera en Islandia, con capacidad para capturar 4.000 toneladas anuales. Ya ha inaugurado otra en ese país que alcanzará las 30.000 toneladas al año una vez ampliada. También planea levantar una nueva instalación en Luisiana (EE. UU.), que entrará en funcionamiento en 2027 y aspira a alcanzar el millón de toneladas anuales en una segunda fase.

Wurzbacher asegura que levantar 1.000 instalaciones de este tipo es posible desde el punto de vista técnico. “Ya hay más de 5.000 grandes plantas de energía en el mundo. No es una locura pensar en llegar a esa escala”, señala.

Eso sí, admite que el camino no será fácil. Harán falta políticas públicas más decididas, como incentivos fiscales, normativas claras y precios al carbono que hagan viables los proyectos. También será clave encontrar ubicaciones con acceso a energía limpia y asequible, y asegurar la demanda por parte de empresas que quieran compensar su huella de carbono.

Climeworks aspira a liderar el sector, pero también reconoce que no será un mercado de un solo actor. Al contrario que en el mundo digital, Wurzbacher cree que varias compañías podrán compartir protagonismo. “Esto es una industria, no una app”, resume.

La captura directa del aire no sustituye a la reducción de emisiones, pero sí se plantea como parte del paquete de soluciones necesarias para alcanzar la neutralidad climática. Según el IPCC, en 2050 aún habrá al menos 10.000 millones de toneladas de emisiones “difíciles de evitar”, que deberán compensarse con técnicas como esta.

Aunque todavía hay dudas sobre su coste, consumo energético y eficacia a gran escala, la propuesta de Climeworks plantea una vía interesante. No exenta de obstáculos, pero tampoco de oportunidades.

¿Qué son las plantas de captura directa de CO₂?

La captura directa del aire (DAC, por sus siglas en inglés) es una tecnología que permite extraer dióxido de carbono directamente de la atmósfera, incluso en lugares donde no hay fuentes cercanas de emisiones.

Estas plantas funcionan como “aspiradoras de CO₂”. El aire se introduce en un sistema donde unos filtros especiales atrapan las moléculas de dióxido de carbono. Una vez capturado, ese gas puede inyectarse bajo tierra, donde queda almacenado de forma segura y permanente, o reutilizarse en procesos industriales.

Se trata de una herramienta pensada para complementar la reducción de emisiones, no para sustituirla. Su objetivo es eliminar el exceso de CO₂ ya presente en la atmósfera, especialmente el generado por sectores que no pueden electrificarse del todo, como la aviación o ciertos procesos industriales.

 



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