¿Alguna vez te has sentido poderoso al jugar a un JRPG? Quizás se deba a las aventuras de los Phantom Thieves en Persona 5 cuando roban corazones corruptos con un estilo innegable. Entrar en una torre a medianoche en Persona 3: Reload y resolver misterios. O explorar mundos abiertos en la saga Xenoblade con paisajes que quedan grabados para siempre en la memoria. Este género nos emociona, ya que podemos luchar junto a grupos de personajes en batallas épicas. Muchos se han convertido en héroes para nosotros. ¿Y si te dijera que existe un secreto para conectar aún más con estos personajes e incluso volver a ellos con una mirada completamente distinta? La respuesta se encuentra en Final Fantasy VII Rebirth, la última entrega de la saga de Final Fantasy.
Lo oculto entre la espectacularidad
Cloud y su equipo se enfrentan a todo tipo de peligros en Final Fantasy VII Rebirth. Aún recuerdo cómo se me aceleraba el pulso cuando Midgardsormr, uno de los primeros jefes del juego, apareció del suelo. Sonaba el tema clásico de Final Fantasy VII, uno de mis favoritos de cualquier videojuego, y los tambores hacían que cada golpe se sintiera épico.
Pelear más adelante contra Roche en un escenario me hizo sentir como un actor de teatro, intentando detener un espectáculo sin sentido. Y cuando rescaté a Yuffie del peligro de un monstruo marino en Junon, me di cuenta de que Cloud y su equipo podían usar su fuerza para ayudar a otros y cambiar el mundo. Además, ¿quién no disfrutaría viendo a Cloud saltar sobre un delfín y dar el golpe de gracia a un jefe? A mí me dejó boquiabierto.
Conectamos con sus personajes en los momentos de acción ya que los vemos como líderes que siempre están dispuestos a seguir adelante. Nos motivan a jugar cada vez más, ansiosos por explorar este mundo desconocido pero familiar a la vez. Sin embargo, a medida que continuaba mi viaje por Junon, Costa del Sol, Gold Saucer y otras áreas del juego, me di cuenta de que esta conexión era superficial: solo los veía como héroes con los que me divertía jugar. Me surgían muchas preguntas: ¿quién hay detrás de cada golpe?, ¿qué piensan cuando están solos?, ¿son realmente tan diferentes a nosotros, o tenemos más en común con ellos de lo que creemos?
No voy a negar que estos son de los mejores momentos del juego, pues son capaces de emocionar a cualquiera. Pero entre la espectacularidad, hay mucho que no vemos a simple vista. Algo que va más allá de la espada de Cloud, la varita de Aerith, los guantes de Tifa, el arma de Barret o las garras de Red. Cuando la acción se detiene y realmente escuchamos a estos personajes, los vemos como son: algo más que héroes.
Silencios que humanizan
Tras rescatar a Yuffie en el cuarto capítulo del juego, me alojé en un hostal cercano. Parecía un momento de relleno en una historia llena de tanta adrenalina. Estábamos en habitaciones diferentes, así que tenía que llamar a la puerta de cada uno. Era opcional visitar a todos, y, de hecho, podía saltarme casi toda esta sección. No obstante, cuando llegué a este punto me entró una gran curiosidad: ¿qué me encontraría detrás de cada puerta?
La primera de estas interacciones humaniza a un personaje que, en combate, resulta muy intimidante. Barret siempre lleva un arma enorme en el brazo, dispuesto a usarla contra cualquiera que se le atraviese. Sin embargo, su apariencia no es lo único que define su carácter. Cuando hablé con él sobre Yuffie, bromeó diciendo que esta quería su autógrafo. Incluso dijo que su firma era una auténtica obra de arte, y mostró un humor totalmente inesperado. En ese momento, sentí una conexión mayor con Barret que cuando jugaba como él. Lo vi en un entorno cotidiano en el que podía ser él mismo, algo que rara vez ocurre dados los peligros constantes de esta aventura.
Después de reírnos, me dirigí a la siguiente habitación. Antes de llamar a su puerta, escuché a Aerith hablar con alguien fuera de plano. Eso me generó intriga, pero lo que más me impactó fue lo que le confesó: “Lo único que sé es que me falta algo. Pero no sé el qué”. Cuando vio a Cloud, guardó silencio, queriendo preservar su figura heroica. Lo mismo ocurrió cuando le preguntó si echaba de menos su hogar y su respuesta fue que no había tiempo para ello mientras Sephiroth siguiera con vida. Aunque intente demostrar su fuerza, Aerith es un personaje frágil. Aquí se demuestra su verdadera grandeza: no solo lucha con elegancia contra enemigos poderosos, sino que además lo hace mientras afronta profundas inseguridades.
Los personajes de Rebirth son algo más que héroes gracias a su indudable humanidad
A continuación, el juego profundizó en Cloud y en Tifa. Al principio todo parecía ir bien entre ellos: él se disculpó por un malentendido del pasado y tuvo la oportunidad de mostrar interés por Tifa. Sin embargo, cuando le contó una anécdota a Cloud con alegría, él no mostró interés. Sus imperfecciones provocaron decepción tanto en ella como en mí, y no había escapatoria a estas entre las opciones de diálogo.
Cuando el juego nos permite estar con ellos, vemos que Tifa y Cloud no solo son compañeros en combate con habilidades sinérgicas increíbles, sino también amigos de toda la vida que aún intentan comprenderse. El hecho de que estén dispuestos a continuar este viaje y se apoyen mutuamente a pesar de sus diferencias los convierte en héroes a los que admiramos más allá de sus batallas.
Los personajes de Rebirth son algo más que héroes gracias a su indudable humanidad. Los momentos de acción son capaces de emocionarnos con cada golpe, aunque solo sentimos una conexión superficial con ellos. Es algo temporal: cuando se acaba la diversión, nos queda una sensación de vacío.
El juego realmente brilla en sus momentos de calma, en los que sonreímos, reflexionamos o incluso soltamos una lágrima junto a estos personajes. El sentido del humor de Barret, las inseguridades de Aerith y su anhelo por el pasado o la complicada relación entre Tifa y Cloud nos permiten conectar con ellos de manera auténtica. Estos son aspectos que los acercan a nuestra realidad. Y, a medida que avanzamos en el juego, nos damos cuenta de que no solo peleamos como grandes héroes, sino también como amigos que siempre están ahí el uno para el otro. Quizás, de eso se trata todo buen equipo de un JRPG.
En 3DJuegos | Silent Hill 2: Remake ofrece una de las mejores introducciones a un personaje que he visto en un videojuego
En 3DJuegos | MindsEye o el colapso del sistema
Deja una respuesta