Lo ocurrido tras la trágica pérdida de Gene Hackman a finales de febrero se convirtió en el caldo de cultivo perfecto para que los detectives de internet se pusieran manos a la obra. El misterio en relación a lo sucedido, que posteriormente se explicó en las investigaciones como el resultado de una mezcla de aislamiento y demencia, impulsó a muchos a ir más allá de las teorías para intentar descubrir la verdad.
Entre todo ese revuelo, un vídeo del canal The Ultimate Discovery, aseguraba tener información desvelada por el FBI que iba un paso más allá, introduciendo en el debate público y esa particular investigación de internet un detalle adicional, el de un túnel secreto escondido detrás de una librería dentro de la finca del actor. La idea no tardó en saltar a conversaciones en Twitter y las incontables republicaciones en otras redes de vídeo corto para ampliar aún más un misterio que resultaba a todas luces descabellado.
El túnel secreto bajo la casa de Gene Hackman
Según recogía el vídeo de YouTube, al investigarse la mansión de Gene Hackman, los agentes encontraron un túnel secreto que llevaba hasta un inmenso canal subterráneo que se extendía hasta un búnker plagado de documentos antiguos, antigüedades, fotografías viejas y una serie de artefactos creados a mano cuya utilidad se desconocía.
Lejos de quedarse ahí, las declaraciones apuntaban a la conexión del citado pasadizo subterráneo con una enorme galería de túneles, similar a las catacumbas de París, en las que habían paredes plagadas de runas y símbolos extraños que parecían ser de origen antiguo y no consiguieron traducir. Un descubrimiento tan llamativo como surrealista, tan burdo como faltón a la memoria del actor que, a tenor de lo visto en los comentarios del vídeo, la gente se ha tragado sin darle demasiadas vueltas.
Entre los mensajes pueden leerse ideas como que “todas las mansiones en Hollywood tienen túneles que se necesitan investigar”, gente deseosa de que se sepa más sobre esos túneles, o afirmando que probablemente los túneles se remontaban a mucho antes de que llegase Gene Hackman a la casa. Y conforme vas avanzando en la conversación resulta cada vez más difícil de creer que todos hayan quedado atrapados en la misma trampa.
Entre los pocos que se quejan de cómo se permiten este tipo de vídeos en YouTube, una gran mayoría ha caído de lleno en una historia absolutamente descabellada que, en la propia descripción del vídeo, lo suficientemente bien escondido para que no resalte a simple vista, se explica que: “El contenido presentado en nuestros vídeos está destinado únicamente a fines de entretenimiento. Si bien podemos basarnos en hechos, rumores y ficción, los espectadores no deben interpretar ninguna parte del contenido como información fáctica o definitiva. Por favor, disfrútalo con responsabilidad”. Es un problema que se nos está yendo de las manos.
Durante los últimos meses hemos asistido al espectáculo de cómo Elon Musk y su séquito se encargaban de venderle a la gente que los medios convencionales ya no eran fiables, que plataformas como Twitter debían convertirse en la principal fuente de información, y que los usuarios de la red social podían ser mejores periodistas que quienes trabajan de ello. Si alguien necesitaba más pruebas del peligro que supone ese movimiento, un vídeo titulado “El FBI descubre un túnel secreto debajo de la mansión de Gene Hackman”, pero más aún los comentarios que lo acompañan, es la evidencia más clara de hasta qué punto se nos está yendo de las manos.
La verdad no está ahí fuera
Valiéndose de un caso real que está creciendo entre la opinión pública, el vídeo se agarra a la ficción que el público está deseando escuchar para ganarse su atención. Lo oscuro de Hollywood, la aparente obsesión por unos túneles subterráneos que recorren Los Angeles y que nadie ha encontrado, la fascinación que supone para algunos ver caer a una estrella por el mero hecho de tener éxito y provocar una envidia insana. Es la mezcla perfecta para que muchos se cuelen por las grietas de las reglas de internet para ganar dinero a costa del público.
Con los cuestionables algoritmos de las redes favoreciendo y priorizando aquellos contenidos que generan más debate y conversación, este tipo de vídeos explotan entre el público dejando tras de sí una cámara de eco donde cualquier falsedad, por descabellada que resulte, se termina convirtiendo en algo real motivada por los mismos comentarios que destacan hasta qué punto ellos ya se olían algo raro.
A la imposibilidad de verificar todo el contenido que llega a internet por la forma masiva en la que crece, ampliada a menudo a base de granjas de bots para aumentar tanto las visualizaciones como esos mismos comentarios, parece cada vez más evidente que plataformas como YouTube deberían poner freno a este tipo de prácticas para desincentivar que sigan creciendo.
La tendencia de estas más que cuestionables prácticas, vendidas como noticias veraces o de última hora para atraer clics, y escudándose en una letra pequeña que casi nadie alcanza a ver, elevan una alarma que no parece despertar las suficientes preocupaciones entre las propias plataformas. Cuando un caso tan triste como el de Gene Hackman -que además apunta de forma certera a uno de los grandes problemas de nuestra sociedad con la cada vez más necesaria atención a nuestros mayores- puede verse envuelto en este tipo de contenidos con total impunidad, está claro que algo se está haciendo mal.
La falta de etiquetas claras sobre qué tipo de contenido se nos está mostrando en internet, la menguante transparencia sobre qué hacen las políticas de moderación de las plataformas, pero sobre todo la amplificación de los algoritmos para mostrarnos un bulo tras otro por el mero hecho de estar generando conversación, han conseguido que, mientras que muchos usuarios se asoman a cualquier contenido con pies de plomo, muchos otros caigan de lleno en este tipo de trampas que, vendidas como entretenimiento inocente, están muy lejos de serlo.
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