De La Redacción
Periódico La Jornada
Lunes 19 de mayo de 2025, p. 13
El Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrolló un proyecto que permite monitorear la humedad del suelo, a través de tecnología satelital, para identificar patrones climáticos y conocer la cantidad de agua disponible para la actividad agrícola, a fin de garantizar la sustentabilidad alimentaria y contribuir al fortalecimiento de los programas de autosuficiencia.
El investigador Alejandro Monsiváis Huertero, de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, unidad Ticomán, es el coordinador del proyecto denominado Losrusat: El logro de la sustentabilidad rural a través de la aplicación de tecnología satelital.
Explicó que esa tecnología requiere de sensores que operan en el espectro de las microondas, algoritmos físico-matemáticos y muestreos en campo para revisar la humedad del suelo.
En un comunicado, el Politécnico indicó que el proyecto comenzó en 2014 y recibió asesoría de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) durante un mes en Iowa, Estados Unidos.
Monsiváis indicó que el objetivo principal de Losrusat es conocer la cantidad de agua disponible para la actividad agrícola, a fin de garantizar la sustentabilidad alimentaria y contribuir al fortalecimiento de los programas de autosuficiencia alimentaria y atención a la pobreza rural.
En la capacitación, dijo, aprendieron a supervisar las condiciones de humedad en suelos agrícolas para validar la información obtenida por satélite. Durante el trabajo de campo en Iowa se utilizó un objeto de éstos, un avión y varios drones para determinar los patrones de humedad del suelo.
Los sensores que operan en el espectro de las microondas logran penetrar las coberturas vegetales hasta alcanzar el suelo, lo que permite observar ciertas características
, dijo.
Con este proceso, explicó, se obtiene una variable denominada emisividad, que es clave para conocer la energía que emite la superficie terrestre, con la cual estiman la cantidad de agua presente en el suelo.
El equipo científico del Politécnico llevó a cabo la primera puesta en marcha de esta tecnología en Huamantla, Tlaxcala, una de las principales zonas productoras de maíz en el país. Se trabajó en cinco campos con diferentes tipos de suelo durante todo el ciclo de crecimiento del cultivo.
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