Estas acciones han sido apoyadas por la campaña “No Tech for Apartheid”, una coalición de trabajadores y activistas que busca poner fin a la participación de las grandes tecnológicas en proyectos que, consideran, perpetúan la ocupación y el conflicto en la región.
El conflicto palestino-israelí es una disputa prolongada que se remonta a principios del siglo XX, centrada en la soberanía territorial, los derechos nacionales y la autodeterminación de los pueblos palestino e israelí.
Pero los recientes episodios reflejan una transformación en el activismo dentro de las grandes tecnológicas, donde los empleados están dispuestos a arriesgar sus puestos para cuestionar las decisiones éticas y comerciales de sus compañías.
Al mismo tiempo, estos casos ponen en evidencia las tensiones entre los valores corporativos de inclusión y responsabilidad social, y los intereses económicos y estratégicos de estas firmas globales.
No existen datos públicos específicos sobre la cantidad de empleados de origen palestino en empresas como Microsoft, Google o Amazon. Sin embargo, se sabe que hay comunidades palestinas significativas en países como Estados Unidos, donde residen aproximadamente 200,000 personas de ascendencia palestina, muchas de las cuales se concentran en áreas metropolitanas como Chicago, Nueva York y Detroit, de acuerdo con datos de la oficina de migración de EU hasta 2023.
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