En Azeroth, millones de jugadores han vivido una historia de fantasía. El mundo de World of Warcraft es uno de los más venerados en el videojuego desde su lanzamiento en 2004. Fuente inagotable de memes, anécdotas épicas, combates, aventuras y traiciones. No es extraño que para muchos también ha sido un segundo hogar.
En 2014, en Noruega, el joven Mats Steen falleció a los 25 años. Padecía de Distrofia muscular de Duchenne, una rara enfermedad degenerativa que hizo sus últimos años de vida complicados. Sus padres, Robert y Trude Steen, se vieron obligado a despedirse de un joven muy querido del que habían cuidado desde su infancia. Le habían dado la mejor vida que habían podido, y aun así quedaba un triste pensamiento: “Creíamos que había vivido una vida solitaria y aislada, sin experimentar amor o ser importante o marcar una diferencia en las vidas de otros”, decía Robert en un reportaje de la BBC.
Entre las aficiones de Mats estaba internet y los videojuegos. Tras su fallecimiento Robert mencionó que su hijo había pasado entre 15.000 y 20.000 horas de vida jugando en los últimos diez años. Su juego favorito era World of Warcraft, y en él interpretaba a Ibelin, un noble y fornido guerrero. En su tiempo libre, también pasaba tiempo escribiendo en su blog personal. Sus escritos revelan una personalidad sensible e inteligente, donde reflexionaba sobre la vida, los videojuegos, y su experiencia con la enfermedad.
Para Mats, World of Warcraft supuso una vía de escape que el mundo real no podía ofrecerle. Él mismo describía a Ibelin en su blog como: “Combate contra las fuerzas del mal, flirtea con mujeres y hace amigos y enemigos allá donde va”. Para sus padres, esta vida virtual era totalmente desconocida, lo que llevó a menudo a fricciones, con etapas de rebeldía en las que no quería acostarse a su hora o pasaba demasiado tiempo frente al ordenador.
Fue el día después del funeral cuando sus padres escribieron un post final en el blog de su hijo. En él se despedían de él y de los lectores que hubiera en el otro lado, y dejaban un correo electrónico en caso de que alguien quisiera contactar. No esperaban lo que acabaría ocurriendo. La noticia movilizó jugadores de toda Europa, que le expresaron sus condolencias y les hicieron saber lo mucho que su hijo les había marcado en el videojuego.
“Él estuvo ahí para mí, para el gremio y para muchos más”. Comentaba en el blog Nomine, líder de Starlight, el gremio al que el joven no solo pertenecía, sino que muchos identificaban como un miembro clave. “Nunca llegué a conocerlo. Y aun así me encuentro atónito, conmocionado y entre lágrimas”, comentaba otro miembro del gremio en los más de 100 comentarios que tiene hoy el post.
Algunas de estas personas no solo eran compañeros de batallas, sino que llegaron a conocerlo como persona. Cuando Anne (Chit en el juego) se enteró de la condición de Mats por la noticia de que estaba en el hospital contactó con él por privado para convencerle de que le dieran en contacto de alguien conocido en caso de que algo le pasase. “Eres muy importante para nosotros”, le dijo.
A través de Lissete (y su personaje Round) Mats llegó a conocer el enfatuamiento amoroso como cualquier otro chaval. Flirtearon al conocerse en el servidor (él con 16, ella con 15) y continuaron el contacto incluso cuando sus padres le prohibieron a ella los videojuegos. En respuesta, Mats les mandó una carta personal para decirles a sus padres lo importante que era World of Warcraft para ella. “Mats era un buen amigo, a veces un amigo muy íntimo. Nos escribíamos sobre todo”. Le contaba Lissete a BBC.
Con el tiempo, para sus padres todo empezó a encajar. Entendieron por qué su hijo quería pasar tanto tiempo frente al ordenador a altas horas de la noche cuando solamente era “un videojuego”. Por qué tantos desconocidos les hablaban. Por qué incluso llegaban regalos a su hogar dedicados a él. Por qué el gremio acabó haciendo eventos en su honor y erigiendo una lápida con su nombre.
La historia de Mats emocionó a muchos más que a su familia y amigos virtuales. En 2024 Netflix le dedicó un documental, llamado La extraordianaria vida de Ibelin. Es un recordatorio del gran impacto que estos mundos virtuales llegan a producir en aquellos que lo experimentan y los que los rodean. También de una época distinta de internet y del videojuego online. Una que potenciaba más este tipo de comunidades, y que dio cobijo a tantos jugadores como él que se sentían solos.
Imágenes: La extraordinaria vida de Ibelin, Netflix
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