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En el Festival de la Canción de Eurovisión 2025, la política vuelve a inmiscuirse en esta otrora gran y divertida fiesta del pop


En el Festival de la Canción de Eurovisión 2025, la política vuelve a inmiscuirse en esta otrora gran y divertida fiesta del pop

Afp y The Independent

 

Periódico La Jornada
Domingo 18 de mayo de 2025, p. 8

Basilea. Con su sonrisa angelical y una canción sobre el amor no correspondido, JJ, de Austria, ganó la madrugada del domingo el popular concurso de Eurovisión de 2025 en Suiza. A sus 24 años, el contratenor se impuso en las votaciones de los jurados nacionales de toda Europa y de los telespectadores del continente y más allá, al obtener 436 puntos con Wasted Love, que mezcla los tonos líricos con una base rítmica moderna.

Durante la presentación de Israel, de la mano de la cantante Yuval Raphael, quien interpretó New Day Will Rise (Un día nuevo se levantará), con su canción quiso lanzar un mensaje universal de esperanza y solidaridad, más allá de los llamamientos externos a boicotear la presencia de Israel en el festival de la canción europea. Todos lloran, no llores solo, canta Raphael entre la grandilocuencia de Broadway y los toques de cuerdas de Oriente Medio. La vida continuará… la oscuridad se desvanecerá, todo el dolor se irá. Dicho esto, cantarla en una opulenta escalera bañada en cristales mientras nuestras noticias están llenas de niños palestinos demacrados en casas bombardeadas todavía parece una provocación.

Podría llamarse lavado de imagen. Podría argumentarse que una audiencia televisiva mundial de 180 millones debería percibir el nivel de solidaridad con el sufrimiento de los civiles palestinos, incluso a través del ruido de la multitud, endulzado con audio, en la señal de televisión . Pero hay un matiz amargo en lo que Martin Green, director del concurso llama una respuesta mixta de vítores y abucheos para la propia Raphael esa noche. Hemos empezado todo esto con la esperanza de restaurar un sentimiento de unidad, de tranquilidad y de solidaridad en un mundo complicado, declaró Martin Green, director del concurso, con los ojos empañados en lágrimas.

En medio de esta polémica participación, la televisión pública española, RTVE, desafió al organismo rector del festival, que le había advertido que dejara de hacer referencia a la guerra en Gaza bajo amenaza de sanción.

Antes de comenzar la retransmisión de la final, RTVE difundió un mensaje en pantalla en español e inglés en el que se leía: Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina.

Las manifestaciones contra la guerra en Gaza, que movilizaron a miles de personas en la edición pasada en la ciudad sueca de Malmö, no generaron sin embargo tanto interés en Basilea.

No obstante, se produjo un breve enfrentamiento entre la policía y manifestantes propalestinos lejos del recinto del festival, según periodistas de Afp. La policía los dispersó con gas pimienta.

Gracias a ti Europa

Gracias a ti, Europa, por hacer mis sueños realidad, dijo el ganador contratenor austriaco, cuyo nombre de pila es Johannes Pietsch.

El amor es la fuerza más poderosa del mundo. Difundamos más amor, prosiguió el cantante, que catapultó así a Austria a su primera victoria en Eurovisión desde el triunfo de la drag queen de barba Conchita Wurst hace 11 años.

El certamen de 69 años de historia es el programa de espectáculo televisivo más grande del mundo, ganado por nombres ilustres de la música como el grupo sueco ABBA, la cantante francesa France Gall o la canadiense Céline Dion, que representó a Suiza.

Esto supera mis sueños más descabellados. Es una locura, añadió JJ, que llegó con Wasted Love a las notas más altas entre la ópera y el tecno.

Su presentación se filmó en blanco y negro, en la proporción 4:3 de la era de la televisión monocromática.

Suecia, dominadora histórica del concurso, era la favorita en las casas de apuestas con el trío cómico KAJ y su entretenido homenaje a las saunas Bara bada bastu.

Pero se desinfló a medida que llegan los votos, y quedó en cuarto por delante de Italia, Grecia y Francia.

Los votos por separado del jurado y de los telespectadores de cada uno de los 37 países participantes de este año –con igual peso–, más un voto extra del resto del mundo en conjunto, decidieron quién se alzaba con el codiciado trofeo en forma de micrófono.

Sentimiento de unidad

Música, kitsch, brillantina, escenografías espectaculares, una pared LED de alta definición y pirotecnia captaron la atención y los votos de unos 160 millones de espectadores de Europa y más allá.

Los 26 finalistas subieron al escenario con sus banderas nacionales al comienzo del espectáculo, al atronador sonido de un cuerpo de tambores tradicional.

Las canciones presentadas en la ciudad suiza de Basilea fueron un escaparate de las diferentes escenas musicales de Europa: entre ellas, una balada de guitarra portuguesa, una diva maltesa, rock alternativo lituano, una canción italiana, una balada griega, etéreo folk coral letón y estruendosos ritmos alemanes.



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