En la ya lejana década de los 80, un subgénero de la ciencia ficción comenzó a ganar popularidad, fusionando el avance tecnológico con visiones distópicas de futuros dominados por corporaciones y tecnologías deshumanizantes. El cyberpunk, cuyo nombre se deriva de la combinación de “cybernetics” (cibernética) y “punk” por su actitud rebelde, emergió con fuerza en obras literarias como Neuromancer de William Gibson y películas tan icónicas como Blade Runner (1982), dirigida por Ridley Scott. Sin embargo, desde Japón miraban a esta tecnología con otro talante, y de ahí surgió una obra que una vez que llevo a Occidente, no dejó de influir en el género.
Bubblegum Crisis, una miniserie de anime lanzada en 1987,creada por el estudio de animación Artmic y dirigida por Hiroki Hayashi y Tsukasa Okamoto. El guion fue escrito por Kenji Kamiyama y se consolidó como una de las piedras angulares del cyberpunk en el ámbito de la animación japonesa. Con su estética futurista y su enfoque sobre la lucha contra la opresión tecnológica, Bubblegum Crisis no solo marcó una época, sino que también dejó una huella indeleble en la ciencia ficción que se perpetúa todavía hoy en el manga, el anime, los cómics y hasta el cine contemporáneo.
Cyberpunk: El contexto y la propuesta de Bubblegum Crisis
Para comprender el impacto de Bubblegum Crisis, es esencial explorar el contexto del cyberpunk como subgénero. La trama de la serie, ambientada en MegaTokyo, una ciudad futurista en la que las megacorporaciones controlan el destino de la humanidad, se alinea con los principales temas del cyberpunk: la explotación tecnológica, el control corporativo y la deshumanización a través de la inteligencia artificial. En Bubblegum Crisis, la protagonista principal, Priss Asagiri, forma parte de las “Knight Sabers“, un grupo de mujeres que luchan contra los “Boomers”, androides creados por la poderosa corporación Genom, quienes suelen ser peligrosos cuando sus sistemas de control fallan. Esta lucha por la supervivencia en un entorno donde la humanidad está al borde de la extinción tecnológica representa el alma del cyberpunk más ochentero, que curiosamente no ha pasado de moda.
La serie se mantiene fiel a los tópicos tradicionales del género, pero lo hace con una fuerte inclinación hacia el empoderamiento femenino. En un mundo gobernado por hombres y megacorporaciones, las Knight Sabers no solo son agentes de cambio, sino también símbolos de resistencia. Esta representación de mujeres fuertes en papeles protagonistas fue bastante innovadora para la época, aunque sigue contando con alguna escena puntual que hoy produce cierto sonrojo. Dejando ese detalle algo anacrónico, como los pelos cardados y el glam rock, Bubblegum Crisis prefigura una tendencia de heroínas de acción dentro del anime que se expandiría con otras obras como Ghost in the Shell.
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La estética retro e imperecedera de Bubblegum Crisis
La estética visual de Bubblegum Crisis fue una de sus características más destacadas. Con su ciudad llena de neones, edificios futuristas y un trasfondo oscuro y decadente, la serie se inspiró directamente en la atmósfera de Blade Runner, con su representación de un futuro urbano caótico y sombrío. La influencia de la serie sobre el anime posterior es clara y directa,incluyendo grandes clásicos del anime como AKIRA o la mencionada Ghost in the Shell, que también exploran la relación entre humanos y máquinas, pero con un tono más filosófico y existencial.
En Ghost in the Shell, la protagonista, Motoko Kusanagi, comparte con Priss una lucha por su identidad en un mundo donde la línea entre lo humano y lo artificial es cada vez más difusa. Ambas heroínas luchan por encontrar su lugar en una sociedad tecnológicamente avanzada que las considera objetos o herramientas. Ghost in the Shell también comparte la influencia de Bubblegum Crisis en su representación de la cibernética, los cyborgs y el conflicto entre las máquinas y los humanos, elementos que fueron esenciales para definir el subgénero.
Bubblegum Crisis es algo más brillante y colorista que obras posteriores pero ya trata de fondo, con cierto cinismo, las implicaciones sociales de los avances tecnológicos
Otra serie que debe su estética y narrativa a Bubblegum Crisis es Armitage III. La historia de una mujer cyborg que debe enfrentarse a los dilemas éticos sobre lo que significa ser humano en un mundo donde las máquinas están tomando control del destino de la humanidad recuerda las luchas existenciales de las Knight Sabers. El ambiente oscuro, los trajes futuristas y la sensación de ciudad corroída que aparece en ambas obras son pruebas claras de la influencia de Bubblegum Crisis en la ciencia ficción de finales del siglo XX. Si bien es cierto que Bubblegum Crisis es algo más brillante y colorista que estas obras posteriores, ya trata de fondo, con cierto cinismo, las implicaciones sociales de estos avances tecnológicos.
El legado perdurable de Bubblegum Crisis
Más allá del anime, Bubblegum Crisis también dejó una huella en el cómic y la literatura de ciencia ficción. En los cómics de The Invisibles de Grant Morrison y Transmetropolitan de Warren Ellis, el uso de un mundo distópico gobernado por tecnología y el poder corporativo resuena con el universo de Bubblegum Crisis. El protagonista de Transmetropolitan, Spider Jerusalem, es un periodista que se enfrenta a un gobierno opresivo y a un sistema económico decadente, mientras que las historias de The Invisibles exploran conceptos similares de control social, rebelión y el uso de la tecnología para controlar las mentes de las masas. Y sí, si has leído por ahí que Matrix se basa en este cómic, hay mucho de cierto en esa afirmación. Ambas obras, a su manera, retoman la esencia del cyberpunk tal y como Bubblegum Crisis comenzaba a tratarla una década antes, enfocándose en la lucha individual contra un sistema deshumanizado.
Si bien Bubblegum Crisis tuvo un impacto significativo en el anime y la literatura, su influencia también permeó el cine y los videojuegos. En el caso del cine, The Matrix (1999) es probablemente uno de los ejemplos más emblemáticos. La saga de las hermanas Wachowski, con su protagonista Neo enfrentándose a la realidad simulada y a un sistema opresivo, debe mucho a algunas ideas que Bubblegum Crisis popularizó.
En los videojuegos, el impacto de Bubblegum Crisis es igualmente notable. El videojuego Cyberpunk 2077 (2020) toma muchos de los elementos que popularizó la serie y que ya estaban en el juego original de Mike Pondsmith, como la representación de una ciudad futurista decadente, la existencia de corporaciones que controlan la vida de las personas y la interacción con implantes tecnológicos. Las similitudes no son solo temáticas, sino también visuales: la estética de neón, los trajes de combate futuristas y las secuencias de lucha parecen una extensión directa de lo que vimos en las aventuras de las Knight Sabers. Resulta complicado pensar en el género del cyberpunk sin callejones y luces de colores, ¿verdad?
Bubblegum Crisis no inventó el cyberpunk, pero sí que asentó mucho lo de sus elementos del género en la cultura pop debido a su éxito fuera de Japón
Además, en los videojuegos clásicos de los 90 como Snatcher (1988), creado por Hideo Kojima, y Deus Ex (2000), la influencia del cyberpunk de Bubblegum Crisis es evidente, tanto en la narrativa como en la estética. En Snatcher, por ejemplo, el protagonista debe investigar una serie de asesinatos cometidos por androides en un futuro distópico, mientras que Deus Ex pone al jugador en el papel de un agente que navega por un mundo donde la tecnología y el control corporativo son fundamentales para la trama.
Evidentemente, Bubblegum Crisis no inventó el cyberpunk, pero sí que asentó mucho lo de sus elementos del género en la cultura pop debido a su éxito una vez que impactó entre los aficionados fuera de Japón como punta de lanza de la invasión del manga y anime de finales de los 80. De ahí que no sea solo un hito del anime, sino también una obra clave en la historia de la ciencia ficción. En un mundo donde la tecnología continúa avanzando a un ritmo vertiginoso, la serie sigue ofreciendo una reflexión sobre los límites de la humanidad, el poder de las corporaciones y la resistencia a sus imposiciones sociales.
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