El fin de semana pasado la Ciudad de México se vistió de música para recibir la entrada de la primavera con un ícono de la expresión tonal africana, Salif Keita, el noble que renunció a su condición de aristócrata para unirse a la casta de griots y ser mensajero de su pueblo, quien se presentó en el Teatro de la Ciudad con un espectáculo que transgredió las distancias entre el público y la palestra, además de que sirvió para dejar un mensaje de paz y fiesta universal.
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