A mitad de la noche, comienza a escucharse un canto particular. Es el croar de una rana, pero no es cualquier rana. Si pones atención, sabrás que es la rana coquí, que fascina a los habitantes con su canto nocturno, uno que arrulla a los bebés, que acompaña a los solitarios y que interpreta con quienes toman un baño nocturno para sopesar las altas temperaturas. Sin embargo, esto a los turistas no les gusta, como muchas de las otras cosas que están tratando de cancelar.
En Puerto Rico, pasa algo similar a lo que sucede en México con los organilleros, con las bandas sinaloenses en las playas y con decenas de cosas más: a los turistas no les gusta y pretenden que bajo sus argumentos, este tipo de situaciones dejen de suceder para tener una estadía más placentera en nuestro país. La rana coquí es la siguiente víctima.
Este pequeño animal está siendo “cancelado” por el turismo que llega a Puerto Rico y que no se siente cómodo con el croar de las ranas en la noche; sin embargo, los habitantes de los pueblos y las localidades en donde habita esta rana, ya están poniendo manos a la obra para que no se le deje de escuchar nunca.

¿Por qué y cómo quieren cancelar a la rana coquí?
La rana coquí es una especie que se encuentra bajo amenaza: al menos 3 de sus 17 especies han desaparecido y otras cuatro están en peligro de extinción. Al anochecer, su croar es fácil de identificar, sin embargo, turistas que arriban a Puerto Rico para pasar vacaciones o que son parte de la gentrificación que padecen algunos países como el nuestro, no están tan contentos con este cantar.
En redes sociales indignó una imagen en donde un viajero busca un “spray” para callar a las ranas coquís, pues su canto le es incómodo. El turista compartió su molestia en Reddit, en un canal de más de 750 mil usuarios y el cual estaba enfocado al turismo en Puerto Rico. “Escuché a una pareja en un restaurante en Condado (ubicado en la capital San Juan) hablando sobre un spray que usaron en su Airbnb para evitar que las ranas croen toda la noche, ya que son extremadamente ruidosas, y dijeron que les funcionó”, escribió el turista, agregando: “No supe qué tipo de producto era y se fueron antes de que pudiera preguntarles, y no he encontrado nada en Internet ni en tiendas. ¿Alguien sabe qué podrían estar usando?”.
El post, que de acuerdo a medios locales, ya fue eliminado, poco a poco se llenó de comentarios de puertorriqueños que reaccionaron con indignación y también con rabia, ante lo que consideraron un desprecio no sólo a la cultura de la isla, sino también hacia la especie nativa que se encuentra actualmente en peligro.
No las silencian, las matan…
Profesores del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, como Rafael Joglar, entrevistado para El País, aseguran que si bien no se sabe cuál es la sustancia que buscaba el turista, sí es probable que lo que sea que estén usando, no sólo silencia a la rana coquí, sino que la mata.
A través de Proyecto Coquí, lo que hace este profesor es preservar e investigar anfibios y reptiles en Puerto Rico, con tal de que no se extingan, sin embargo, poco ayuda lo que hacen los turistas al “silenciar” a estos animales. Es entonces cuando escuchar “Lo que le pasó a Hawaii, de Bad Bunny, ya no nos parece tan descabellado.
En redes sociales han iniciado campañas para salvar a estas ranas coquís y que su especie no continúe en peligro de extinción. Con videos, fotografías y materiales gráficos, las y los puertorriqueños están luchando por salvar a la rana coquí para que nunca deje de cantar.
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