Es un hecho: en teoría, pasamos una tercera parte de nuestras vidas en la cama. Debajo de las cobijas, las sábanas, encima del colchón y con la cabeza sobre la almohada, se pasan ocho de cada 24 horas del día.
Esto hace que las almohadas sean uno de los sitios en los que se pueden acumular más bacterias y microorganismos, los cuales pueden ocasionar que el descanso nocturno no sea el óptimo.
“Lo recomendado es que las almohadas se renueven cada dos años, principalmente las que no se pueden lavar, eso sería lo ideal, porque una almohada te puede generar ciertos problemas.
“Las almohadas comunes se van a aplastar en meses, dejan de brindar soporte, acumulan humedad, polvo, bacterias, y eso va a provocar alergias y problemas respiratorios”, explica, en entrevista exclusiva para El Heraldo de México, Claudio Cervantes, director general de Sognare.
Un verdadero problema de salud
De acuerdo con el experto, lo ideal es que laves tu almohada por lo menos una vez cada tres meses, esto para garantizar que no permita el crecimiento de ácaros, bacterias u otros microorganismos.
“Está comprobado que en una almohada que no se lava después de dos años, el 30 por ciento de su peso pueden ser bacterias y ácaros, y principalmente heces fecales de ácaros.
“Mucha gente dice, ‘¡ay, la almohada huele a mí!’ Pues sí, un poco huele a ti, porque los ácaros se comen tu piel y las heces de los ácaros son lo que huele a lo que tú traías, la loción, tu saliva, tu piel, y eso hace que mucha gente se despierte con la nariz tapada, que se despierte cansada y que al final no pueda descansar de la manera correcta”, concluye.
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