
▲ Fotograma de El profesor, de Farah Nabulsi, película que muestra los motivos del arraigo de los pobladores y que fue exhibida el domingo en el museo León Trotsky, en el contexto del Día de la Tierra Palestina
Reyes Martínez Torrijos
Periódico La Jornada
Martes 1º de abril de 2025, p. 7
La pregunta sobre si alguna persona aceptaría las dolorosas condiciones impuestas a los palestinos por el Estado de Israel, marcadas por la constante destrucción de sus hogares y fuentes de sustento, el asesinato de sus hijos, el despojo de su tierra y un sistema de apartheid, se planteó el domingo pasado en la conmemoración del Día de la Tierra Palestina.
En el museo León Trotsky se recordó la efeméride creada en honor de un levantamiento nacional palestino realizado el 30 de marzo de 1976, en contra de la privación de su territorio. A instancias del centro cultural Beitna se exhibió la película El profesor (The Teacher, 2023), dirigida por la británico-palestina Farah Nabulsi, que muestra muchas de las medidas israelíes y los motivos del arraigo de los pobladores.
Sohaila Othman, descendiente de palestinos y mexicanos, encabezó una charla en torno a la continuada Nakba (catástrofe o desastre) que los palestinos siguen enfrentando desde 1948. Explicó que ese año “más de 800 mil palestinos fueron desplazados o asesinados en esta –prácticamente– limpieza étnica para crear lo que ahora se conoce como Israel.
Tras la catástrofe, los palestinos viven en un sistema diseñado para dominar, contener y despojarlos como parte del proyecto colonial sionista. Se requieren permisos especiales para viajar, trabajar e incluso para cosechar los cultivos, con toques de queda, puntos de revisión y retenciones administrativas para imponer el control. Los que violaban eso enfrentaban la confiscación de sus propiedades y 156 mil palestinos fueron desplazado por ello
.
Tal sistema de segregación y la expropiación de tierras fueron replicados en Cisjordania después de 1967, “una realidad que persiste hasta hoy y que se aprecia en la película El profesor. A pesar de estas dificultades, los ciudadanos palestinos en Israel aumentaron su capacidad para organizarse y resistir”.
La cinta, inspirada en hechos reales, narra la historia de un maestro de adolescentes que intenta que uno de ellos no se deje arrastrar por la venganza tras la destrucción de su casa por las fuerzas israelíes y el asesinato de su hermano por un colono judío.
Muestra las poblaciones palestinas y las colinas arboladas, heridas por muros, asfixiantes puestos de vigilancia y observación militar, mientras los hermanos Adam y Yacoub enfrentan condiciones indignas, tras la reciente liberación del segundo, encarcelado por lanzar piedras a los ocupantes.
La situación se refleja en la conversación de Lisa, una británica voluntaria en la escuela: Me sorprende que muchos chicos como éstos hayan sido encerrados
. El profesor le responde: Algunos son muy tenaces, otros no tanto. Yacoub era un gran chico, pero salió enfadado
.
Una escena imponente es la de menores sentados en un sillón al sol, rodeado de los escombros blancos de su casa. La mayoría de las casas de la aldea tienen orden de derribo, incluida la mía
, explica el profesor. Hay una sucesión de escenas dramáticas por la destrucción del hogar familiar, la incineración de los olivos y el asesinato de Yacoub.
Venganza
Adam se ve atrapado por el dolor y la furia tras la muerte de su hermano y está perdido en el rencor y la sensación de no tener otra salida más que la venganza. Su profesor, Basem El Saleh, interpretado por Saleh Bakri, intenta sacarlo de esa vorágine destructiva, mientras lidia con la muerte de su propio hijo, el abandono de su esposa y su resistencia contra Israel.
Parece ser una historia de crecimiento, de convertirse en adulto en un lugar donde apenas se reconoce la calidad humana a los personajes. Mientras, los palestinos sostienen una resistencia, una idea de comunidad y de arraigo. De manera continua se interrogan sobre la responsabilidad de ser padre, maestro, palestino y ser humano.
La cinta contiene la escena sobrecogedora de un Adam desolado y furioso bajo la lluvia nocturna, a la vista de su casa demolida, donde su hermano se desangró y ante los olivos ennegrecidos que atestiguan la profunda desesperación. El contrapunto de la destrucción entre los brillos de las gotas de la tormenta. Ahí decide sus acciones futuras.
Al concluir la función, Sohaila Othman explicó que el gobierno israelí siempre ha temido una resistencia palestina unificada, por lo que su respuesta ante las huelgas y manifestaciones desarrolladas en 1976 fue declararlas ilegales y tratar de frustrarlas con intimidación y amenazas, el ejército y la policía y el arresto de activistas. La huelga fue total en la mayoría de los pueblos palestinos y las manifestaciones continuaron. Los israelíes mataron a seis palestinos, hirieron a 50 y detuvieron a 300
.
Asimismo, destacó: El Día de la Tierra fue un punto de partida para la lucha palestina dentro de Israel, ya que los palestinos transcendieron luchas localizadas y estructuraron su presencia y resistencia. Creó una ocasión en que los palestinos de todas partes pudieran afirmar su compromiso con la tierra y resistir la política israelí de apropiación de tierras. Y es por eso que estamos hoy aquí. Este día es un recordatorio de que podemos recuperar nuestro poder a través de la acción colectiva
.
Contó que el robo de tierra y limpieza étnica no han concluido. El último año Israel ha quitado más tierra que en los 20 anteriores
. Hay más de 900 mil refugiados en Cisjordania. Una cuarta parte vive en 19 campos. Lo mismo pasa en Gaza.
En 2024 ocurrió la mayor apropiación de tierras desde que la ONU comenzó el conteo en 2009. Se bloquean los medios de subsistencia con la destrucción del olivo, que representa el apego a la tierra. La última recolección colectiva de la aceituna ha sido la más peligrosa de la historia en Cisjordania.
Añadió que cada año entre 500 y 700 niños palestinos son procesados por tribunales militares de Israel, con el cargo más común de lanzar piedras. En los últimos 10 años más de 7 mil niños han sido interrogados, detenidos o encarcelados. Son dos niños al día en promedio.
Refirió que en violación al derecho internacional, en la actualidad hay 300 niños en las prisiones israelíes y la semana pasada falleció uno de ellos por causas aún no reveladas.
“El estado de apartheid que se implementó en los territorios palestinos es una violación al derecho internacional público y es un crimen contra la humanidad. ¿Aceptaríamos estas condiciones para nosotros mismos?”
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