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fortaleciendo lazos comerciales en medio de desafíos globales


E

n un contexto de una coyuntura global que cambia rápidamente, donde los torbellinos geopolíticos a veces se calman y otras veces vuelven a arreciar sobre la arena internacional, Rusia y México ofrecen un ejemplo de resiliencia y pragmatismo. Este fue el tema central que resonó en la sala del primer foro empresarial Rusia-México, celebrado en la Ciudad de México. Más de 150 representantes de grandes y medianas empresas se reunieron no sólo para intercambiar tarjetas de presentación, sino para buscar puntos de encuentro, nuevas ideas y, lo más importante, formas de actuar aquí y ahora.

El evento, organizado por la Fundación Roscongress con el apoyo de la Representación Comercial de la Federación de Rusia en México y la Cámara Nacional de la Industria de Transformación de México (Canacintra), marcó un paso significativo en el desarrollo de las relaciones económicas bilaterales.

La apertura del foro tuvo carácter simbólico: la sesión plenaria titulada Rusia y México: ayer, hoy, mañana no se limitó a la economía. Habló de confianza, de una mirada hacia el futuro que sólo es posible cuando existe un pasado compartido y un presente claro. Los participantes discutieron oportunidades para proyectos conjuntos en la extracción de recursos minerales y el uso de fuentes de energía renovables, considerando la vasta experiencia de Rusia en estos campos y el deseo de México de modernizar su sector energético.

Quizás el énfasis más importante fue que ambos países no se limitaron a hablar de las áreas tradicionales de cooperación. Energía, farmacéutica, digitalización, ciencia y cultura ya no son meros vectores potenciales, sino líneas concretas de interacción que sólo necesitan fortalecerse. La transformación digital fue el tema de la discusión Puente digital: innovación y cooperación entre Rusia y México . En un entorno de rápido desarrollo tecnológico, ambos países expresaron interés en intercambiar experiencias y llevar a cabo proyectos conjuntos en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación, así como en la digitalización de la economía.

Las empresas rusas de TI presentaron sus desarrollos, que podrían adaptarse al mercado mexicano para mejorar la eficiencia de los procesos empresariales y fortalecer la infraestructura digital.

La interacción cultural y humanitaria también ocupó un lugar destacado en el programa del foro. Una discusión en panel dedicada a este tema subrayó la importancia de fortalecer los lazos en educación, ciencia y cultura. Se abordaron programas de intercambio de estudiantes y científicos, eventos culturales conjuntos y proyectos destinados a enriquecer mutuamente y comprender las particularidades culturales de ambos pueblos. Porque es cierto que no sólo nos unen los mercados y las inversiones, sino también la cultura, el conocimiento y el respeto por las contribuciones intelectuales –recordemos, por ejemplo, a Yuri Knórozov y su aporte al entendimiento de la civilización maya–. No es sólo un guiño a la historia, sino un recordatorio de una conexión más profunda.

¿Y cuál es el balance final? El foro en la Ciudad de México no fue un eslogan llamativo para las portadas de los periódicos, sino un paso tranquilo pero firme hacia el futuro. Rusia y México demostraron que, incluso cuando el mundo se tambalea, es posible no sólo mantenerse a flote, sino también sentar las bases para algo mayor. No se trata de victorias ruidosas, sino de una fe obstinada en que la asociación no es un lujo, sino una necesidad. Y mientras el mundo sigue enfrentando tormentas, estas dos naciones parecen haber encontrado en la otra un ancla confiable. Los 135 años de historia compartida sólo confirman que tales vínculos no se rompen ni siquiera en el huracán más fuerte.

* Embajador de Rusia en México



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