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genios como Bill Gates o Steve Jobs son la prueba


Nos hemos acostumbrado a que conductas extrañas como las que a diario protagonizan genios de la industria tecnológica de la talla de Elon Musk o Mark Zuckerberg nos parezcan exageradas. La realidad es que, tal y como ocurrió con otras figuras de Silicon Valley similares, como las de Bill Gates o Steve Jobs, detrás de sus movimientos y declaraciones se esconden pruebas de cómo están cerca de lo que la psicología entiende como una persona con altas capacidades. Hábitos y manías que, según años de estudios sobre el término, parecen guardar relación con esa inteligencia superior.

Son los típicos ejemplos en los que resulta irremediable recordar aquello de “el hábito no hace al monje”, en relación a que tener uno de ellos no necesariamente implica que tengas altas capacidades, pero sí sirven de guía para que pediatras y psicólogos puedan encontrar pistas que conduzcan hacia ese nivel de inteligencia. Aunque la lista de ejemplos puede ser enorme, estos son los seis hábitos que se ven más a menudo entre esos genios.

Perfeccionismo y obsesividad

Tal y como recogían nuestros compañeros de Applesfera, puede que el mejor ejemplo de este hábito entre las élites de Silicon Valley lo encontremos en Steve Jobs y su enfermiza obsesión por llevar al extremo pequeños detalles de los productos que ayudó a diseñar mientras estaba en Apple. Que obligase a su equipo a rediseñar el iPod sólo porque el clic que realizaba el gadget no sonaba tal y como él quería es la prueba más llamativa de ello.

Según apuntaba un estudio de la Universidad de La Rioja, la tendencia a sobredimensionar ciertos detalles y dedicarse de forma obsesiva a un área de interés concreto suele ser común en muchos niños y adultos superdotados que a menudo se traducían en una tendencia poco saludable respecto a sí mismos y a los que les rodean por la intensidad con la que suelen manifestarlo.

El autohabla como estrategia

Aunque las críticas hacia esos genios de la industria tecnológica suelen virar a menudo hacía cómo su figura se magnifica más de la cuenta al auparse sobre hombros de gigantes para dar vida a sus productos, el ejemplo del autohabla, ya sea en voz alta o mediante el diálogo interior, tiene en figuras como la de Albert Einstein la posibilidad de despejar cualquier duda sobre esta capacidad.

Los psicólogos Gary Lupyan y Daniel Swingley demostraron que la relación entre el autohabla y las altas capacidades se demuestra en la capacidad de estos individuos para valerse de esta estrategia como una forma de reorganizar ideas, potenciar la memoria y tender a cierta facilidad para una resolución de problemas más ágil y efectiva. Es, además, una muestra de cómo la capacidad visual alcanza estándares de comprensión más altos a través de las palabras que resuenan en su cabeza frente a ciertos estímulos.

La tendencia a trabajar en soledad

Si en algún momento os habéis acercado a la magnífica La Red Social, la película que narraba los primeros pasos de la creación de Facebook, seguramente recordaréis cómo a menudo el personaje de Mark Zuckerberg se aislaba del resto con cascos para evitar las distracciones y enfocarse única y exclusivamente en lo que estaba haciendo.

Tal y como recogía un estudio a medio camino entre la Universidad de Florida y la de Luisiana, esta tendencia está relacionada con esa obsesión por la perfección que comentábamos antes. Frente a la necesidad de procesar la información que pasea por su cerebro de la forma más óptima posible, es común que las personas con altas capacidades prefieran trabajar solas o, directamente, se aislen para evitar las distracciones y poder concentrarse con más intensidad.

Las ideas del pensamiento arborescente

Un estudio de la Universidad de Brasilia relacionaba la tendencia a la creatividad y la innovación con la sobreexcitación que reflejan algunos niños superdotados. El hábito, conocido en el mundo de la psicología como pensamiento arborescente, muestra cómo estos individuos ven cómo su agilidad mental les lleva a una rápida generación y ramificación de ideas que a menudo les hacen saltar de un tema a otro provocando que terminen empujándoles a un aprendizaje autónomo en campos de lo más diversos.

Puede que el ejemplo más llamativo de este hábito lo encontremos en alguien como Elon Musk no sólo por su figura en sí, sino por cómo con el paso de los años ha ido saltando de un sector tecnológico a otro demostrando ese enfoque multidisciplinario en el que puede saltar, con una facilidad pasmosa, a conceptos tan intrincados como los de la ingeniería de desarrollo, la industria aeroespacial o la automovilística.

Morderse las uñas

Aunque no se relaciona estrechamente con las altas capacidades, el acto de morderse las uñas, conocido en el ámbito psicológico como onicofagia, guarda cierta relación con características como las citadas anteriormente. El estudio publicado en la Revista Social Fronteriza recogía que, más allá del factor estético de la práctica, en realidad servía como indicador de trastornos de ansiedad en niños y adolescentes.

El problema deriva de cómo, frente a esa obsesión por aspectos como el perfeccionismo, la soledad autoimpuesta, o la alta generación de ideas generada por esas altas capacidades, la respuesta de muchos individuos suele virar hacia una forma de mantener la mente ocupada y escapar de ese estrés y ansiedad.

Tendencia hacia la autoexigencia

Archiconocidos son los casos en los que los CEO de la industria tecnológica californiana como Bill Gates han reconocido en entrevistas que mantenían una relación insana con el trabajo, no sólo por convertirse en adictos a trabajar sin por el nivel de autoexigencia que demostraban al sobrecargarse de más y más trabajo empujando a otros a hacer lo mismo.

En esa dificultad para equilibrar la vida laboral con la privada, enfocándose cada vez más en el perfeccionismo de sus tareas, se esconde otro de los factores detonantes de las altas capacidades tal y como recogía el estudio publicado en Clinical Pediatrics. La investigación perseguía encontrar hasta qué punto un sistema adecuado de enseñanza adaptado a sus capacidades podía permitir que desarrollasen todo su potencial, y cómo las expectativas poco realistas se convertían en un impedimento para alcanzar ese hito.

Imagen | JD Lasica

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