No es un nombre del que hablemos mucho estos días, pero Black Isle Studios —los predecesores de Obsidian Entertainment— fue probablemente el equipo más importante de todo el género CRPG a finales de la década de 1990. Desarrollaron los Fallout originales de la era pre-Bethesda, publicaron los Baldur’s Gate clásicos y también pueden presumir de haber firmado Planescape: Torment, uno de los escenarios más interesantes de todo el universo Dungeons & Dragons.
Además de Baldur’s Gate y Planescape, que Wizards aún explota con nuevos libros de campaña en la actualidad, los californianos también trabajaron con otra parte de D&D que tal vez te resulte un poco menos conocida. Se trata de Icewind Dale, que tuvo un par de juegos y expansiones entre el 2000 y el 2002.
Por si no lo conocías, Icewind Dale es una región al noroeste de Faerûn, la tierra más visitada de los Reinos Olvidados (Forgotten Realms en inglés) que a su vez es también la ambientación por excelencia de todas las que tiene D&D. El juego de Black Isle funcionaba alrededor de las reglas de 2ª edición, y la historia de la trilogía de novelas de Robert Anthony Salvatore basadas en este mismo escenario.


Icewind Dale, en general, tiene fama de recibir algunos de los mejores productos de todo el universo D&D; y el juego de Black Isle en el año 2000 no fue una excepción ni en críticas, ni en ventas. Se jugaba más o menos igual que el resto de títulos del Infinity Engine (esto es, Planescape: Torment y los dos primeros Baldur’s Gate) y aún tiene cierta fama entre los entusiastas de los CRPG.
Afortunadamente, si deseas jugarlo te alegrará saber que en 2014 recibió su propia Enhanced Edition de la mano de Beamdog con toda clase de mejoras técnicas para adaptarlo al hardware y los estándares del momento. La tienes en Steam y GOG.
El futuro incierto de Icewind Dale
¿Oportunidades de ver Icewind Dale de regreso? Pues más o menos. Ni que decir tiene que ahora mismo, el desarrollador más grande de videojuegos basados en las ambientaciones de D&D es Larian Studios, gracias al enorme éxito que atesora Baldur’s Gate 3. Aunque muchos veíamos al equipo belga capitaneado por Swen Vincke como un más que digno candidato para tomar las riendas de las historias perdidas de Black Isle, lo cierto es que nos dejaron con la miel en los labios.


En febrero de 2024, meses después del lanzamiento de la versión 1.0 de BG3, el propio Swen Vincke acudía a Twitter compartiendo una fotografía de su equipo de sonido “grabando hielo”. Por aquel entonces, hubo algún seguidor perspicaz interpretando esto como una declaración de intenciones que apuntaba a un posible futuro en Icewind Dale; aunque lógicamente era una apuesta muy frágil.
Más tarde, supimos que Larian quería cortar lazos con Hasbro y Wizards of the Coast, privando a los norteamericanos de lo que a todas luces parecía una gallina de los huevos de oro. El escenario que se nos queda es uno algo tibio, dependiendo de cómo lo mires: los belgas tienen entre manos dos ambiciosos proyectos sin la licencia de D&D, mientras que Hasbro/WotC tienen unos 40 videojuegos basados en su prestigiosa IP en marcha según Game File.
Apenas unos días atrás, sin ir más lejos, WotC anunciaba una colaboración con Giant Skull para crear un juego de acción solitario con la licencia de D&D. Al margen de lo bien o mal que salga el experimento, la realidad es que no es un CRPG clásico como los del Infinity Engine. Tanto Planescape: Torment como el aún más olvidado Icewind Dale continúan huérfanos.
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