Eric Kripke, el autor-productor de The Boys, comentó recientemente que podemos contar con los dedos de una o, a lo sumo, dos manos, las series que han tenido un final verdaderamente genial. En contraste, según él, tenemos todo un cementerio repleto de cierres terribles. Creo que, como audiencia, tendemos a recordar más lo malo que lo bueno; por ejemplo, seguimos debatiendo el final de Juego de Tronos, pero muchos hemos olvidado el de Los Soprano, la serie que logró llevar HBO a millones de hogares estadounidenses y de la que, de hecho, el pasado 10 de junio se cumplió el 18º aniversario de su último episodio.
No sé si le pondría el calificativo de perfecto a dicho capítulo —por eso de que siempre hay margen de mejora para todo en la vida—, pero sin duda alcanzó el nivel de excelencia que esperamos de una serie que, junto a Breaking Bad y The Wire —¿cuál es la vuestra?, muchos consideramos lo mejor que se ha hecho en televisión. Y, sin embargo, he de admitir que cuando lo vi (a mis padres les pasó lo mismo), creí de verdad que algo había fallado en la tele, o que el Wi-Fi se había caído. ¿Cómo diantres podía terminar con un fundido a negro? Le daba marcha atrás, pero no había nada. Los Soprano simplemente concluyó en silencio.
Un final ambiguo del que todavía hoy se debate
Mi reacción no fue exclusiva; la compartieron gran parte de los 11,9 millones de espectadores que vivieron en directo aquel mítico episodio por HBO en Estados Unidos. Muchos experimentaron confusión y frustración inmediatamente después de que la pantalla se fuera a negro y silencio abruptamente. Llegó a bromearse con qué hubo llamadas a operadores de cable preguntando qué había pasado, pues creían que se les había cortado la señal justo en el momento clave, algo así como cuando Canal Sur se fue a publicidad durante las 12 uvas en 2015. Pero aquello no fue ningún fallo; fue una decisión deliberada de los guionistas de Los Soprano que nos dejó sin una respuesta definitiva sobre el sino final de su prota. Como imaginarás, este es un tema con spoilers, o quizás no, porque lo cierto es que la ambigüedad de ese silencio, pese a las declaraciones que ha habido, aún hoy, 18 años después, sigue creando especulaciones sobre su significado.
Por si lo tienes ya olvidado, aunque me cuesta creer que se te haya borrado de la mente, en la última escena de la ficción Tony (James Gandolfini) se sienta y pide unos aros de cebolla con su familia en el Holsten’s, a excepción de su hija, que está aparcando. Mientras suena “Don’t Stop Believin'” de Journey en la rocola de fondo, aparecen varios personajes, algunos con un aspecto muy sospechoso. Cuando Meadow finalmente entra al restaurante, Tony levanta la mirada y es ahí cuando la pantalla se funde a negro abruptamente. ¿Y comieron perdices y fueron felices? ¿Finalmente lo mataron? ¡¿Qué está pasando?! ¡Decídnoslo!
“Es probable que ni lo oigas cuando pasa, ¿no?”, Bobby ‘Bacala’, episodio 6×13 de Los Sorprano
El ambiguo desenlace generó un intenso debate entre todos quienes lo vieron, convirtiéndose en uno de los finales más icónicos y discutidos de la historia de la televisión. Como espectadores, anhelamos saber, deseamos respuestas, y en este final no las obtuvimos, al menos no de forma directa. Luego comenzaron a surgir teorías, como mencionamos antes. Una de ellas nos invitaba a revisitar “Soprano Home Movies” (episodio 13 de la sexta temporada), donde Tony y Bobby “Bacala” (Steve Schirripa), su cuñado, mantienen un diálogo revelador. Bobby le dice a Tony: “Es probable que ni lo oigas cuando pasa, ¿no?”. El abrupto fundido a negro, sin sonido, refleja directamente esta idea: Tony no habría escuchado el disparo, y tampoco la audiencia, haciéndonos partícipes de cómo en un segundo alguien en la posición de Soprano, siempre metido en líos turbios, puede irse.
Pero, ¿entonces Tony Sorprano muere ahí o no?
A mí, esta frase que señalan los fans, y que desde HBO tildan como “pista legítima” me vale como explicación. Un desenlace feliz posiblemente habría acabando con la cámara alejándose de la familia, no con un fundido a negro que refleja una interrupción o un final, mientras que el negro no deja de ser un color asociado a la muerte tal y como recordaba Anthony Jr. (episodio 2 de la tercera temporada). Por su parte, el creador de la serie, David Chase, ha sido siempre muy reacio a hablar del tema, pero sí reveló hace unos años que había pensado en cómo podría haber muerto Tony: “Yo tenía una escena en la que Tony regresaba de una reunión en Nueva York en su coche. Al principio de cada episodio, él venía de Nueva York a Nueva Jersey, y la última escena podría haber sido él regresando de Nueva Jersey a Nueva York para una reunión en la que iba a ser asesinado”.
Luego le llegó otra idea. “Iba conduciendo por Ocean Park Boulevard, cerca del aeropuerto, y vi un pequeño restaurante. Era como una cabaña donde se servía desayunos. Y por alguna razón pensé: ‘Tony debería morir en un lugar así’. ¿Por qué? No lo sé. Eso fue, como, dos años antes”, comentó el guionista en THR. Por lo tanto, todos los caminos llevan a la muerte de Tony Soprano pese a que nunca la llegáramos a ver en la pantalla. “Pero no tenía ni idea de que iba a armarse tanto revuelo. ¿Y era molesto? Lo que sí era molesto era que hubiese tanta gente que quería ver a Tony muerto. Eso me molestó”, añadió David Chase en 2021.
El creador nunca confirma explícitamente la muerte del personaje, sino que describe cómo la había imaginado. Este enfoque abierto deja a los espectadores sacar sus propias conclusiones. Pero independientemente de las interpretaciones individuales, está claro que los guionistas de Los Soprano acertaron de pleno con este final. Aunque como audiencia anhelamos respuestas definitivas, también disfrutamos de la oportunidad de debatir y teorizar durante años sobre lo que realmente ocurrió en esa escena final. Tienes la serie disponible en Max.
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