Ha tardado, pero al fin lo ha conseguido: X (Twitter) ya vale lo mismo que cuando Elon Musk cerró la compra. En octubre de 2022, el multimillonario cerró la adquisición de la red social por 41.800 millones de euros, una cifra que llevó a la operación a convertirse en una de las más grandes de la historia tecnológica. Sin embargo, la excesiva libertad por la que abogó Musk y su decisión de recortar al 80% de la plantilla provocaron que, durante dos años y medio, la compra no fuese rentable. Por suerte para él, la espera ha llegado a su fin.
Como señala The Guardian, X ha vuelto a costar el mismo importe que Musk pagó por Twitter cuando cerró la adquisición: 41.800 millones de euros. Así, dicha subida está relacionada con un acuerdo reciente entre inversionistas, ya que este trato permitió valorar a la empresa en el importe señalado a raíz de una operación de intercambio de participaciones. No obstante, la tarea de Musk no acaba aquí, ya que el multimillonario debe buscar la forma de saldar la deuda que asumió para adquirir la red social. Y, por ese mismo motivo, está intentando recaudar 1.850 millones de euros en una nueva ronda de inversión para pagar casi 1.000 millones de deuda.
¿Ha cambiado Twitter desde la compra de Elon Musk?
Los primeros días de Musk al frente de Twitter estuvieron marcados por las decisiones polémicas que tomó en torno a la reestructuración de la plantilla. Tras despedir a más de 6.000 empleados en menos de un año, llegó incluso a acabar con la responsable de Twitter Blue. A la vista de la oleada de despidos que firmó el multimillonario, otro más no resulta sorpresivo, pero Esther Crawford se convirtió en noticia tras abandonar la empresa poco después de dormir en las oficinas al terminar su jornada laboral. Y, por desgracia para los integrantes de Twitter (ahora conocido como X), ese caso solo fue la punta del iceberg.
A medida que se sucedían los meses, las noticias relacionadas con el ambiente hostil de las oficinas de X seguían acaparando portadas. Un ejemplo de ellos es la demanda que Musk quería interponer contra antiguos empleados de la plataforma, dado que les envió más dinero del acordado por error y, como consecuencia directa de ello, llegó a reclamar sumas que superaban los 60.000 euros. A esto, a su vez, también hay que sumarle las recompensas que prometió y que nunca llegaron. Según indicaron varios miembros de X, el multimillonario les indicó que recibieran acciones de la entidad, pero ya han pasado dos años desde esa propuesta y sigue sin hacerse realidad.
Por desgracia, la tónica de Musk al frente de X no ha cambiado mucho desde que cerró la adquisición, dado que las noticias protagonizadas por despidos no han dejado de sucederse desde entonces. Es más, Musk incluso llegó a acabar con el trabajo de un ingeniero que demostró que su mayor temor era cierto, dado que su bajón en popularidad no se debía a un fallo en la fórmula de Twitter, sino a una pérdida de interés en su figura. Por ese motivo, Musk consideró que lo más oportuno era contratar a una nuevo CEO, razón por la que Linda Yaccarino pasó a dirigir la plataforma.
Una vez Yaccarino pasó a estar al frente de X, tuvo que tomar las riendas de todo el trabajo previo de Musk y, por ello, sus primeras semanas como CEO de la plataforma se centraron en recuperar el interés de empresas que ya no querían publicitarse en la misma. Además, después de varios meses dirigiendo X, tuvo que justificar que serían capaces de devolver todo el dinero que recibieron prestado para comprar la red social. Y, por suerte para los intereses tanto de Musk como de Yaccarino, el rumbo tan polémico que adoptó la compañía se convirtió en una buena noticia de cara a los intereses de la plataforma en Europa.
La nueva estrategia de Elon Musk con X
Con todos los precedentes sobre la mesa, la nueva valoración de X se ha convertido en una de las noticias más positivas del año para Elon Musk. En las últimas semanas, se ha visto inmerso en alguna que otra polémica a raíz de su posición como jefe de DOGE para el gobierno de Donald Trump, pero sigue destacando por estar al frente de proyectos titánicos que generan no solo un interés masivo, sino miles de millones de euros y la existencia de competencia constante. Por ese motivo, decisiones como relajar las políticas de moderación han terminado convirtiéndose en una de las principales bazas de X.
Sin embargo, dicha “libertad” no es el único punto fuerte de la plataforma si se analiza su crecimiento. Hace unos meses, el propio Musk señaló que intentaron la paz durante dos años, pero decidió emprender acciones legales contra la industria publicitaria a raíz de un supuesto boicot ilegal. De esta forma, ha conseguido el apoyo de grandes firmas como Sequoia Capital o Fidelity Investments, dado que estas no han dejado de invertir en X. Y ello, sumado a su interés en ensalzar el valor de xAI (su compañía de inteligencia artificial), ha provocado que los inversores tengan más confianza que nunca en su plataforma.
Así, todos los movimientos previos de Musk y el rumbo actual de X le han llevado al mismo punto: la empresa ya cuesta lo mismo que lo que pagó por ella. Gracias a dicha condición, analizar los movimientos del multimillonario al frente de la red social ahora no se ven de la misma forma, ya que le han servido para reactivar el interés en la plataforma cuando se encontraba en su punto más bajo. Además, su intención de convertir a X en una entidad que integre pagos en línea y otro tipo de opciones puede ser, a la larga, lo mejor para la salud de la compañía. De momento, toca ver qué le deparará el futuro tanto a Musk como a X tras haber alcanzado el umbral deseado.
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