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hoy es más rico que Gates


Si algo caracteriza a Bill Gates es su buen olfato para los negocios. Esta habilidad le ha permitido forjar relaciones que más tarde darían grandes frutos en sus grandes proyectos, como Microsoft. El ejemplo más destacado es, sin duda, el fichaje de Steve Ballmer en 1980, cuando la compañía de Gates y Paul Allen estaba por arrancar.

Ballmer se convirtió en el empleado número 30 de la empresa, pero su contratación no fue fácil y al final le costó a Gates y Allen casi el 10% de las acciones de Microsoft. Sin embargo, fue la gran habilidad para negociar de Ballmer lo que ayudó a la compañía a ser el gigante que es actualmente. Ahora es la décima persona más rica del mundo, según Forbes, mientras que Gates ocupa el puesto número 13.

Unidos por los pasillos de Harvard

Según cuenta en su libro, Código fuente: Mis inicios, Gates conoció a Ballmer en el otoño de 1976, a través de un amigo común, mientras estudiaba su posgrado en economía en la Universidad de Harvard. Gates recuerda que su nuevo amigo “tenía una energía increíble y una habilidad única para motivar a las personas“. Dichas habilidades lo harían el candidato ideal para llevar a Microsoft a ser una corporación global.

En aquel entonces, Ballmer era responsable del equipo de fútbol universitario, supervisaba la publicidad del periódico estudiantil y además era presidente de la revista literaria de Harvard. Ambos se hicieron rápidamente amigos, compartieron grandes planes y desarrollaron una peculiar estrategia para el éxito: faltar a clases de economía y estudiar justo antes del examen. Sorprendentemente aprobaron “triunfantes“.

Ballmer fue responsable de ampliar el círculo social de Gates en Harvard. Lo introdujo en el Fox Club, uno que el fundador de Microsoft hubiera evitado de no ser por su efusivo amigo. Gates recuerda en su biografía que este club era conocido por sus “fiestas de etiqueta, apretones de manos secretos y otras reglas y rituales arcaicos“.

Ballmer Gates
Ballmer Gates

Steve, a Microsoft

Cuatro años después de su primer encuentro, en 1980, Bill Gates y Paul Allen buscaban alguien capaz de hacerse cargo del departamento comercial de Microsoft y de vender el producto. Fue entonces que Gates se acordó de su viejo amigo de Harvard y sus buenas dotes sociales. Ballmer explicó hace unos años a Forbes que su puesto, apenas llegar, fue más parecido a un asistente casi personal de Gates.

Antes de aceptar, Ballmer negoció duramente hasta que al final acordaron que ganaría el 10% del crecimiento de las ganancias de la empresa, además de un salario anual de 50,000 dólares. No obstante, cuando la empresa se reorganizó tras comenzar a despegar, Ballmer renunció a su parte de las ganancias a cambio de un porcentaje de las acciones.

En principio, los fundadores estaban dispuestos a ceder el 5%, pero su talento negociador hizo que Ballmer obtuviera el 8.75% de las acciones. Años después, Gates confesó que “dar a Steve esas acciones fue una de las mejores decisiones que he tomado”, pues gracias a esto la empresa se consolidó como líder en la industria tecnológica. Ahora, Ballmer tiene una fortuna de más de 116,000 millones de dólares.

Ballmer
Ballmer

Ballmer volvió a su pasión

En 2014, Ballmer se retiró del mundo de la tecnología mientras era el mayor accionista de Microsoft. Durante sus años al frente de la compañía, el magnate dejó escapar la oportunidad de subirse al tren de la telefonía móvil. Sin embargo, se centró en el escalado del modelo de computación en la nube.

Actualmente es dueño de los Clippers de los Ángeles. Adquirió el equipo de baloncesto profesional el mismo año de su retiro y pagó 2,000 millones de dólares por él. Su pasión por este deporte viene desde sus años de universidad y actualmente dicha inversión se estima por más de 4,600 millones de dólares.



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