La trayectoria financiera de una empresa es dinámica, contemplando que puede sufrir vaivenes con el correr del tiempo. Un claro ejemplo es la cadena de farmacias minorista Rite Aid, que se sintió en la obligación de tomar una fuerte determinación. A menos de dos años de haber concluido un proceso de protección por bancarrota bajo el Capítulo 11 de la legislación estadounidense, informes recientes sugieren que la compañía con sede en Filadelfia estaría considerando nuevamente acogerse a esta figura legal.
Esta información, difundida por el influyente medio The Wall Street Journal, se basa en declaraciones de fuentes familiarizadas con las deliberaciones internas de la empresa. Según estas fuentes, Rite Aid no descarta la posibilidad de desprenderse de una porción significativa o incluso la totalidad de su negocio como una estrategia alternativa a la bancarrota.
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Esta potencial decisión surge en un contexto donde la reciente reestructuración financiera implementada por la compañía no habría conseguido el objetivo primordial de establecer una “trayectoria sostenible” para sus operaciones a largo plazo. La evaluación de una nueva solicitud de protección por bancarrota subraya la persistencia de los desafíos económicos que enfrenta Rite Aid.
El informe del Wall Street Journal advierte sobre las posibles consecuencias en caso de que no se materialice una venta, ya sea dentro del marco de un proceso de bancarrota o mediante una transacción extrajudicial. En este escenario, la cadena farmacéutica se encontraría ante el riesgo inminente de tener que “liquidar una mayor parte de su presencia física“, lo que implicaría el cierre de un número aún mayor de sus establecimientos.
Es importante recordar que Rite Aid emergió de un proceso de bancarrota anterior en septiembre de 2024. Aquel proceso implicó una significativa reducción de su red de tiendas a nivel nacional y una disminución sustancial de su carga de deuda. A través de las disposiciones del Capítulo 11, la compañía logró eliminar aproximadamente $2 mil millones en obligaciones financieras.
Asimismo, como parte de su estrategia de reestructuración previa, Rite Aid tomó la decisión de vender su división de gestión de beneficios de farmacia, conocida como Elixir. Esta venta representó un movimiento estratégico para enfocar sus recursos en su negocio principal de farmacias minoristas.
Rite Aid: los cambios que se aproximan
En el marco de la reestructuración de 2024, la compañía también designó a Matt Schroeder como su nuevo director ejecutivo. Este nombramiento se realizó con la expectativa de que Schroeder lideraría la empresa hacia una nueva etapa de estabilidad y crecimiento. Adicionalmente, Rite Aid aseguró un financiamiento de salida por un monto de $2.5 mil millones con el objetivo de respaldar sus operaciones futuras.
Un cambio significativo resultante del proceso de bancarrota anterior fue la transformación de Rite Aid en una compañía de capital privado. La propiedad de la empresa pasó a manos de gran parte de sus acreedores, lo que reflejó una reconfiguración de su estructura accionaria.

Esta farmacia en Estados Unidos está lista para una fuerte renovación
Desde la presentación de su solicitud inicial de protección por bancarrota en octubre de 2023, Rite Aid implementó un cierre considerable de farmacias en todo el territorio estadounidense. El número de establecimientos clausurados supera los 500, incluyendo una treintena de ubicaciones en el estado de Nueva Jersey.
Según la información disponible en su sitio web oficial, Rite Aid aún mantiene una presencia operativa con aproximadamente 1,250 tiendas a nivel nacional. De este total, 61 farmacias se encuentran ubicadas en el estado de Nueva Jersey. La posible nueva solicitud de bancarrota plantea interrogantes sobre el futuro de estas operaciones y el impacto en sus empleados y clientes.
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