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La fiebre por las fotos estilo Ghilbi ‘quema’ los servidores de ChatGPT



La tendencia de “Ghiblificar” imágenes se popularizó rápidamente en plataformas como X e Instagram, donde los usuarios compartían ilustraciones generadas por IA con la estética característica de Studio Ghibli. Sin embargo, esta práctica ha generado debates sobre derechos de autor y la ética de replicar estilos artísticos sin el consentimiento de los creadores originales. ​

Es importante destacar que Hayao Miyazaki, cofundador de Studio Ghibli, ha expresado en el pasado su descontento con el uso de inteligencia artificial en la creación artística, calificándola como un “insulto a la vida misma”. Esta postura subraya la preocupación de muchos artistas sobre el impacto de la IA en el arte tradicional y la posible infracción de derechos de autor.​

Altman ha reconocido la necesidad de equilibrar la innovación tecnológica con consideraciones éticas y legales, especialmente en lo que respecta a la propiedad intelectual y el respeto por los artistas en el pasado, sin embargo sobre este particular no ha señalado nada más. ​

¿Por qué se queman los servidores?

La sobrecarga de los servidores de OpenAI con la generación de imágenes se debe a la enorme cantidad de recursos computacionales que este proceso requiere. A diferencia de la generación de texto, que puede realizarse en milisegundos utilizando modelos optimizados, la creación de imágenes con inteligencia artificial implica redes neuronales mucho más complejas.

Estas GPU están diseñadas para manejar grandes volúmenes de datos y realizar cálculos complejos en paralelo, pero tienen una capacidad limitada. Cuando demasiadas solicitudes se realizan al mismo tiempo, la infraestructura de OpenAI puede verse saturada, afectando la velocidad de respuesta y el rendimiento del sistema.

Otro factor clave es el tiempo de procesamiento. Mientras que una respuesta de texto puede generarse casi al instante, la creación de una imagen con IA puede tardar varios segundos, dependiendo de la complejidad de la solicitud. Esto significa que un solo usuario al generar imágenes consume significativamente más poder de cómputo que muchos usuarios solicitando texto. Además, cada imagen debe ser procesada, almacenada temporalmente y luego transferida a los usuarios, lo que genera una carga adicional en los servidores.

Este tipo de fenómenos no solo evidencian el interés del público por la creatividad asistida por IA, sino que también plantean desafíos técnicos y operativos para las compañías que ofrecen estos servicios.





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