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Jeff Bezos y MacKenzie Scott se conocieron en 1992, cuando coincidieron en D.E. Shaw & Co, una multinacional de gestión de inversiones, con sede en New York. Él tuvo una carrera meteórica y se convirtió en el vicepresidente senior más joven en la historia de la empresa. MacKenzie era uno de sus reportes: trabajaba como reclutadora financiera, acercaba clientes. Pronto descubrieron que tenían algo en común: los dos habían estudiado en la universidad de Princeton. Jeff cursó Ingeniería Eléctrica y Ciencias de la Computación, mientras que MacKenzie se graduó con honores en Filología Inglesa.
Hubo “coup de foudre”, como dicen los franceses. El flechazo fue instantáneo. Tuvieron un breve romance, de poco más de tres meses, y se casaron. Bezos tenía un proyecto en su cabeza, un plan que venía madurando hace un tiempo, y sumó a su mujer. Juntos, al mismo tiempo, renunciaron a sus trabajos y se mudaron a Seattle, Washington.
Allí fue donde, en julio de 1994, en el garage de su casa, fundaron una tienda de venta de libros a través de Internet que bautizaron Cadabra (inspirados en la palabra mágica “Abracadabra”). Un año más tarde, advertidos por un abogado amigo de que “cadabra suena parecido en español a cadáver”, resolvieron llamar a su empresa Amazon.
Así se convirtió en “la librería más grande del mundo”, como había soñado Bezos. Pero luego ampliaron la oferta de productos “hasta el infinito” y Amazon se transformó en un imperio. Y los hizo ricos. Mucho más ricos de lo que habían fantaseado jamás. De pronto, en 2017, se consagraron en “los más ricos del mundo”: Forbes estimaba su fortuna en 90.600 millones de dólares.
Mientras hacían crecer las acciones de Amazon, formaron una familia. MacKenzie y Jeff tuvieron cuatro hijos (tres varones biológicos y una niña que adoptaron en China) que mantuvieron siempre lejos de la exposición pública. Apenas se conocen algunos datos del mayor, Preston, de 25 años.
Escritora, con dos novelas publicadas, MacKenzie siempre supo que la vida muchas veces propone giros inesperados. Ella, que disfrutó una infancia privilegiada, lo vivió en carne propia cuando su familia se declaró en bancarrota. Estuvo a punto de dejar la universidad cuando un amigo la ayudó a costear sus estudios. Su vida sentimental también dio un vuelco brusco….
Jeff y MacKenzie fueron un equipo hasta 2019, cuando se acabó el amor. El 9 de enero la pareja anunció su separación. Hicieron una declaración conjunta a través de Twitter y tuvieron un divorcio amistoso. En poco tiempo acordaron cómo dividirían sus bienes. Los ojos del mundo estaban puestos sobre Amazon, todos querían saber cómo repercutiría en la empresa la disolución de su matrimonio.
Bezos jugó limpio, no escondió nada. Tras firmar el divorcio que puso fin a sus 25 años de matrimonio, Mackenzie Scott recibió el 25 por ciento de las acciones de Amazon, valuadas en 38 mil millones de dólares, y en ese preciso instante se convirtió en la quinta persona más rica del mundo. Desde entonces dedica su tiempo y su fortuna a las causas benéficas. Dice que lo suyo es “la filantropía hasta que la caja fuerte esté vacía”.
Recién divorciada, donó su mansión en Beverly Hills, valuada en 55 millones de dólares, para apoyar el trabajo de la California Community Foundation. En mayo de 2019 firmó un documento en el que se comprometía a donar “por lo menos la mitad” de su patrimonio a lo largo de su vida. Desde entonces lleva donados 17.300 miles de millones de dólares repartidas en más de 2.300 organizaciones sin fines de lucro. Muchas de estas acciones las llevó adelante, incluso, desde el anonimato.
Con los pies sobre la tierra, MacKenzie se enamoró de Dan Jewett, un profesor de Ciencias que enseñaba en el colegio de sus hijos. Se casó con él en 2021, aunque se divorció un año después. Hoy, su patrimonio neto llega es de 29.100 millones de dólares.
Tras su divorcio, Jeff Bezos se abrió al mundo. Cambió su manera de vestir y comenzó a mostrarse en compañía de Lauren Sanchez, una expresentadora de televisión que trabajó en el programa Ten O’clock News y colaboró en el programa Larry King Live. Solo se sabe que se conocieron “por amigos en común”.
Lauren, que también es piloto de helicópteros, ayudó a Bezos a perder el miedo a volar. De repente, el multimillonario (propietario del The Washington Post, de la Metro Goldwyn Mayer y de la firma de viajes espaciales Blue Origin, entre otras empresas) abrió su círculo social: a los circuitos empresariales y filantrópicos, sumó también apariciones púbicas en espectáculos y eventos deportivos. Los paparazzi comenzaron a fotografiarlo en escapadas románticas por Europa o flotando en un megayate el Mediterráneo con su novia y alguna estrella de Hollywood, como Leo DiCaprio.
Definitivamente, la relación con Lauren marcó un cambio en su estilo de vida: “Siempre he tenido una carrera muy separada de mi pareja, pero creo que ahora puedo trabajar y estar con él todo el tiempo… Nos encanta estar juntos y trabajar juntos. Volamos juntos. Hacemos ejercicio juntos. Estamos juntos todo el tiempo”, contó Sánchez en una entrevista con Wall Street Journal Magazine.
Lauren Wendy Sánchez, de evidentes raíces latinas, nació en una familia mexicana-estadounidense de Albuquerque, Nuevo México. Tiene 55 años (seis menos que Bezos) y tres hijos, de dos padres diferentes. Nikko, su hijo mayor, tiene 24 años y es fruto de una relación con Tony González, ex jugador de fútbol americano. En agosto del 2005, Lauren se casó con Patrick Whitesell, representantes de artistas, socio fundador de la agencia de talentos Endeavor, con quien a Evan (19) y Ella (17).
Cuando Jeff conoció a Lauren, los dos estaban terminando sus matrimonios. En febrero del 2019, días después de anunciar su separación de MacKenzie Scott, Jeff Bezos denunció públicamente (a través de un blog) que una editorial había intentado extorsionar con la publicación de una supuesta aventura con Lauren Sánchez cuando aún estaba casado.
Las fechas entre el final de sus matrimonios y el comienzo de su noviazgo se superponen. No cierran. Pero tanto Jeff como Lauren parecen haber solucionado el problema con sus ex parejas. Ni MacKenzie ni Patrick hicieron jamás una declaración en contra de sus ex cónyuges.
El divorcio de Lauren se anunció en abril de 2019, apenas tres meses después que el de Jeff Bezos. Recién entonces comenzaron a presentarse formalmente como pareja. La relación prosperó de tal manera que hoy, seis años después, el fundador de Amazon anunció que va a volver a casarse.
Al estilo de la boda de George Clooney y su esposa Amal celebrada en Venecia en 2014, su boda durará varios días, se extenderá del 24 al 26 de junio. Trascendió que serán 250 los selectos invitados (en la de los Clooney fueron 100) y, que la megaboda revolucionará a locales y a turistas. Para llevarla a cabo, el multimillonario copará la ciudad y sus alrededores. Venecia recibirá a la crema de la crema del mundo empresarial, de la política y también del mundo del entretenimiento. Se espera que asistan desde Elon Musk y Marck Zuckerberg a Orlando Bloom, Katy Perry o Donatella Versace. ¿Asistirá el presidente Donald Trump?
Los turistas que tengan planeado visitar Venecia en esos días, quizá deban replantear sus estadías y recorridos por la ciudad. Se sabe que los organizadores de de a boda de Bezos ya se encargaron de reservar cinco hoteles de lujo para sus invitados. Por lo pronto, si se planea visitar Venecia en junio, los selectos Gritti Palace, Hotel Danieli, Aman Venice, el Belmond Hotel Cipriani y el The St. Regis Venice estarán copados. También se espera que haga lo mismo con los amarres para sus yates y los de sus amigos.
Además de tomar los hoteles, Bezos también reservó… todos los taxis acuáticos de la ciudad. Sin movilidad, Venecia quedará a su disposición. ¿Por dónde los llevarán? Todo un misterio dado que, para garantizar la privacidad de estos eventos -contratos de confidencialidad mediante- los detalles se mantendrán en secreto hasta último momento.
La ceremonia fue bien recibida por las autoridades del lugar. En una entrevista al Corriere del Veneto, el alcalde de Venecia. Luigo Brugnaro, confirmó la noticia y se mostró feliz. La elección de Bezos, tomar la ciudad como escenario de un enlace, atraerá la atención de todo el mundo y el mismo alcalde afirmó que la boda “tendrá un impacto económico millonario” en la región.
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