La Jornada: El padrino 4

no. Desde este lugar en el que apenas se puede rozar lo real, vuelvo a preguntarme si capitalismo y mafias anduvieron, alguna vez, separados. Inquietud surgida tras releer La balada de Chicago: modelo de una sociedad terrorista, de Hans Magnus Enzesberger (1929-2023), que me sumergió en una suerte de futuropasado, o algo así.

Dos. Veamos. Corría agosto de 1977, y Ricardito, alias de un joven sandinista, me dijo: Tengo una cita importante en la cantina La Ópera. ¿Sabes dónde está? ¡Claro! –respondí– Ayer llegaste a México, y los compañeros del Comité pidieron que te siga a sol y sombra.

Tres. A la hora señalada, la cita tuvo lugar en un reservado de la histórica cantina donde Pancho Villa anunció su presencia, incrustando un tiro en el techo. Y allí nos esperaba míster Liam, un gringo cuarentón de finos modales, acompañado por un grandulón jipioso y ojos rápidos en cara de nada, que al vernos hizo mesa aparte.

Cuatro. De mi lado, ni idea del asunto a tratar. Sin embargo, todo cambió cuando el gringo tomó de su portafolio un álbum de fotografías, y en una libreta Ricardito empezó a tomar nota del contenido. ¿Adivinó? ¡Armas! Armas de todo tipo y calibre. Luego, chin-chin de trato hecho, y la buena onda del norte revuelto y brutal: –Good luck! Ustedes van ganando…

Cinco. Un año después, en Panamá, junto con Efraín Huerta, Thelma Nava y la fantástica hidalguense Gloria Valdez, participé en el último encuentro de solidaridad con Nicaragua. Ocasión que aproveché para visitar San Blas, archipiélago turístico del Caribe, administrado por el pueblo kuna. Y ya en el hotel, par de tragos con un buceador y empresario venezolano que andaba preocupado frente a la inminente caída de la tiranía. ¿Usted es somocista?, pregunté. “¡Para nada, hermano…! –exclamó–. ¡Pero Somoza me debe 14 millones de dólares!”

Seis. ¿Hay diferencias entre mafia y capitalismo? Con banderas de mentiritas, Gran Bretaña sostiene en el mundo ene paraísos fiscales, eufemismo de jurisdicciones secretas semisoberanas que nadie califica de mafiosas, ya que garantizan la intervención de Londres en caso de agitación política económica, perpetuando la desigualdad, sin ningún propósito económico útil (Oxfam, 2016).

Siete. Digresión necesaria, uno. El Banco de Inglaterra se fundó en 1694 con el saqueo de los galeones que transportaban el tesoro del imperio español en América. Y, por otro lado, poco hubieran hecho nuestros libertadores sin los pertrechos bélicos suministrados por los piratas y corsarios británicos al servicio de su majestad.

Ocho. Digresión necesaria, dos. En 1849, cuando el colonialismo inglés ocupó la estratégica región triguera de Punjab, el maharaja Duleep Singh (de 11 años) fue obligado a firmar el Tratado de Lahore, documento que, entre otros objetivos, contemplaba la entrega del Koh-i-noor, el increíble diamante de 186 kilates descubierto en el sur de India en el siglo XIII, y que Isabel II lució en su corona hasta su muerte, en 2022. Una y otra vez, India, Pakistán, Irán y Afganistán exigieron su devolución. Pero Londres siempre responde que lo consiguió legalmente.

Nueve. Digresión necesaria, actualizada: ¿y las 31 toneladas de lingotes de oro de Venezuela depositados en el Banco de Inglaterra, e incautadas en 2019 hasta que la dictadura-de-Maduro entienda la ética- democrática-de-Occidente? ¿Y las 13 que el trader Luis Caputo (ministro de Economía de Javier Milei), envió en 2024 a Londres sin mayor explicación?

Diez. Sabido es que en la primera mitad del siglo pasado, las mafias jugaron un rol estratégico en la represión del combativo movimiento obrero estadunidense. Mientras que en Italia, tras la ayudita prestada por Lucky Luciano al desembarco de las tropas estadunidenses en Sicilia, las mafias crecieron durante los gobiernos de Giulio Andreotti (1919-2013), siete veces primer ministro, y con el pedófilo Silvio Berlusconi (1936-2023), magnate mediático elegido en cuatro ocasiones (democráticamente, qué esperaba), y enterrado como gran hombre de Estado.

Once. Los cinéfilos entendidos aseguran que la trilogía El padrino (Francis Coppola, 1971-74-90) fue la segunda mejor película en la historia de Estados Unidos, detrás de Citizen Kane, filme que cuenta la vida del mafioso mediático William Randolph Hearst. Creo que todos hemos visto El padrino. Sin embargo, pocos saben que el guión fue supervisado por Joseph Colombo (1923-78), patriarca de una de las Cinco Familias de la mafia neoyorquina y líder de la Liga de los Derechos Civiles de los italoestadunidenses. Y entre las condiciones que puso fue que en el guión no podían emplearse las palabras mafia y “ cosa nostra”. Exigencia que Coppola y el novelista Mario Puzo aceptaron sin chistar.

Doce. En octubre de 2015, The Washington Post reveló en primera plana que el imperio inmobiliario de Donald Trump está basado en contribuciones a campañas políticas y haciendo negocios con empresas y sindicatos manejados por la mafia. Y hace poco supe que Hollywood desistió de filmar El padrino 4, pues con la segunda victoria electoral de Trump, la realidad había superado a la ficción.

Trece. En la siguiente entrega, trataremos del libertario maridaje entre Trump y el mejor economista del mundo, Javier Milei, cuyo pensamiento puede usted consultar aquí https://acortar.link/oUb4vd.

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