Y
a escribí por aquí que en diciembre de 2018 el profesor Leonel Manzano Sosa salió caminando del penal de Puente Grande, amnistiado por el presidente López Obrador junto con otros 11 luchadores sociales encarcelados por el PRI-gobierno (https://acortar.link/tPgCCw). Lo que no escribí esa vez fue que si salieron de la cárcel se debió en buena medida al reclamo infatigable de personas como la compañera de Leonel, la también maestra Carmen Sánchez Parada, y de compañeros que siempre los defendieron, como Pedro Hernández, hoy secretario general de la sección 9 democrática de la CNTE, y Paco Ignacio Taibo II, hoy director general del Fondo de Cultura Económica.
Tras unos meses de descanso y de readaptación a la normalidad en Oaxaca, Carmen y Leonel emprendieron una tarea titánica: sembrar hasta las más remotas comunidades de Oaxaca libros, historia, arte, debate y organización en torno a la lectura. Y he tenido el honor de que 10 o 12 veces me hayan invitado. Con ellos y otros compañeros he recorrido Oaxaca. La semana pasada nos tocó en la Costa: desde Santiago Tetepec hasta San Pedro Mixtepec mi colega Raúl González Lezama y un servidor dimos seis conferencias en las que el público mayoritario fueron estudiantes de bachillerato, con los que luego de nuestras pláticas, el equipo de Carmen realizó talleres de escritura y de lectura. Siendo Oaxaca, no faltaron la música y la danza, el mole y las tortillas del comal. La vez anterior recorrí con ellos (y el librobús del Fondo de Cultura Económica) el Istmo desde Salina Cruz hasta San Juan Guichicovi, con la amorosa compañía de Claudia Morales Escobar, que hacía brillar los ojos de las jóvenes estudiantes con las historias de las mujeres zapatistas; y antes, vistamos las escuelas normales de la Mixteca con el jefe Paco Ignacio Taibo II, y así, y así, con otros compañeros.
Esta vez hicimos coincidir el trabajo institucional de Carmen, al frente del Instituto de la Lectura del gobierno del estado, con el proyecto Sembrando Historia, iniciativa surgida de la Presidencia de la República y que opera con austeridad y acierto Abraham Carro Toledo, director general del Instituto Mexicano de la Juventud. Otras veces fuimos con otros proyectos, pero siempre con el mismo objetivo: sembrar libros, lecturas, inquietudes y círculos de estudio (que coordina Leonel). Porque no se trata de llegar a la comunidad e irse: en cada sitio se preparan –o los hay de antemano– promotores de lectura y coordinadores de círculos que dan continuidad a los trabajos con los jóvenes. Naturalmente, siendo Oaxaca, la mayoría de promotores de lectura y coordinadores de círculos de lectura son profesores de la sección 22 identificados con la CNTE y/o con Morena. Porque Carmen y Leonel también son maestros, también nacieron en comunidades pequeñas vinculadas al trabajo agrícola (por eso, siguen criando gallinas y destilando mezcal del bueno), comunidades de las que salieron para estudiar y para ser maestros.
Pero no todos son maestros: nos encontramos algún arquitecto, un ingeniero petrolero, un músico profesional que en sus ratos libres encabezan los círculos de lectura y, entre 100 historias, la de un sargento primero retirado del Ejército nacional, que a sus 17 años causó alta en las filas como soldado raso, sin saber leer ni escribir y hablando apenas unas palabras de español, y que 20 años después regresó a su comunidad con ese grado y la preparatoria terminada justo cuando los maestros descubrían que en el último censo ya no se registraba ningún hablante de ayuuk (mixe) menor de 18 años y entonces, además de los círculos de lectura, impulsaron las primarias bilingües para que rescataran la lengua.
Los círculos de lectura del Fondo de Cultura Económica, los proyectos culturales locales como el que en Oaxaca dirigen Carmen y Leonel, el proyecto Sembrando Historia que recién iniciamos, son soluciones reales a problemas reales casi tanto como pueden serlo las becas que hacen hoy (lo constatamos en las preparatorias u colegios de bachilleres de Oaxaca) que personas como Carmen y Leonel no sean una excepción, sino que cada vez más jóvenes puedan educarse y elegir la vida que quieren vivir, en el marco de sus circunstancias. Todos estos proyectos, surgidos de la sociedad, hoy cuentan en Oaxaca con la colaboración de los tres niveles de gobierno.
En un país, en una entidad donde no cesa una violencia que no cesará mientras compartamos más de 3 mil kilómetros de frontera con la gran potencia cuyos habitantes son los primeros consumidores de drogas ilícitas y los primeros fabricantes de armas (entre ellas las de uso personal, letal y cotidiano), sembrar historia, sembrar libros, sembrar organización es una de las formas más eficaces para paliar esa violencia, esas circunstancias.
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