Advertisement

La Jornada: ¿Pensiones justas empleando parches?


S

in el apoyo de otros gremios, con su demanda principal, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) abrió con resonancia nacional un debate indispensable: revisar la neoliberal reforma Calderón-Beltrones-Issste de 2007 y la Ley-Zedillo-IMSS de 1997 frente a un Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) que no paga pensiones dignas (Afore). Para intentar mantenerlo en pie, las administraciones López Obrador/Sheinbaum y sus mayorías parlamentarias aprobaron ajustes-parche que destinan crecientes subsidios fiscales vía una pensión mínima (IMSS 2020) y el Fondo de Pensiones para el Bienestar (IMSS/Issste 2024), pero que no atienden el fondo de la principal demanda levantada por la CNTE: ¡pensiones dignas para todos!, ¡ni vacaciones adicionales ni letras de oro en muros legislativos!

En el plexo central de la seguridad social que demanda la CNTE están los jóvenes y sus pensiones dignas. Toda la técnica y norma jurídica al servicio de este rediseño ubica como su eje a los trabajadores con derecho a pensiones que garanticen ingresos dignos en el retiro, justo lo contrario que hizo la tecnocracia al servicio del Prian al imponer la privatización del IMSS buscando presuntamente incrementar la tasa de ahorro interno, la inversión productiva nacional, la generación de empleo, para así disminuir pasivos pensionarios y su costo fiscal (Zedillo-IMSS 1997), abriendo simultáneamente el lucrativo mercado financiero privado de Afore más aseguradoras especializadas en pensiones y 10 años después repitiendo la irresponsable aventura en la reforma espejo al Issste de 2007.

Hasta ahora, las administraciones López Obrador y Sheinbaum han perdido la oportunidad de poner toda la técnica y norma jurídica a la altura del potente reclamo social que exige intervenir en el asunto público. Los dos ajustes-parches AMLO: IMSS (2020), en especial el cuestionado, financieramente inestable y de pobre manufactura y diseño, Fondo de Pensiones para el Bienestar (FPB 2024: IMSS/Issste), mantienen sólo de palabra la promesa incumplida de ambos para corregir de raíz el profundo agravio pensionario neoliberal.

Ciertamente, el FPB no es un régimen que garantiza pensiones justas, incluso mejor que regresar al régimen de 2007, como afirmó la presidenta Sheinbaum (conferencia matutina, 26/5/25). Es un fondo capitalizable, constituido con recursos de retiro y vivienda de trabajadores con cuentas inactivas en el SAR, más otros recursos públicos inciertos e inestables. Su decreto ( DOF,1/5/24) advierte que su fin principal es procurar que los trabajadores alcancen una pensión igual o menor a 16 mil 777.68 pesos (actualizable a la inflación), reciban un complemento para que su pensión sea igual a su último salario, hasta por ese monto. El decreto devela su limitado alcance: los recursos para complementar las pensiones estarán sujetos a la suficiencia financiera del patrimonio del fondo. Además, este parche beneficia con poco a muy pocos en el corto plazo, pero en el mediano y largo conllevará una creciente presión fiscal.

Un desafinado coro de voces del secretario Mario Delgado (siempre con acordeón); Martí Batres, director del Issste, y Luisa María Alcalde, desde Morena, confirma el profundo desconocimiento gubernamental sobre el asunto público que, con sus inexactas, confusas e imprecisas exposiciones no tapan la realidad: que el FPB 2024 no es la solución. Es, más bien, un nuevo problema: más dinero bueno al malo. Pero peor aún, ese desafinado coro pretende cerrar, con un parche, la seria discusión del asunto para todo el sexenio y ¡a lo que sigue! Una vil ilusión.

¡No! El FPB no paga pensiones para el Bienestar, como se insiste sin precisión desde Palacio Nacional: complementa las bajas pensiones mínimas garantizadas, así como las escasas y muy pobres rentas vitalicias derivadas del sistema Afore, con un tope máximo que en nada dignifica el retiro ni garantiza pensiones justas. El FPB representa un creciente subsidio público que apuntala el sistema privado Afore: no es mixto ni mucho menos solidario. Afirmar lo contrario es propaganda. Rediseñar las pensiones neoliberales entraña complejidad técnica, jurídica, presupuestal y financiera. ¡Claro! Pero para eso está la nueva administración Sheinbaum con la enorme diferencia, respecto al neoliberalismo, de que su oportunidad histórica puede poner toda la técnica y norma jurídica en beneficio real de los trabajadores con mejores pensiones, trabajos y salarios.

La CNTE refrendó que su movimiento es por la razón y el derecho. Ello ilumina el urgente rediseño de las pensiones de los trabajadores al servicio del Estado. Después de cerrar el diálogo con ellos, sólo por motivos presupuestales, la presidenta Sheinbaum podrá exhibir programas sociales, acciones de vivienda y trenes, pero nunca pensiones justas, sino parches: ciertamente, un muy severo pendiente sexenal. Al menos que opte por encabezar ese urgente rediseño contando además ahora con una SCJN que, por primera vez, impartirá verdadera justicia social.

*UAM-X



Source link

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *