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La Jornada: Sangre tibia


S

in duda, el cine de vampiros ha sido el subgénero del horror que más se ha reinventado y, también, el más prolífico. Por mencionar sólo dos ejemplos de grandes reinvenciones en el nuevo milenio, ahí tienen los hallazgos de la sueca Déjame entrar (Tomas Alfredson, 2008) y la neozelandesa Entrevista con unos vampiros (Taika Waititi, 2014).

Tenía mis esperanzas de que la francocanadiense Vampira humanista busca suicida, debut de la directora Ariane Louise-Seize, se uniera al club. Pero no. Resultó ser una ñoña comedia romántica para adolescentes góticos.

El principio es promisorio. En Montreal, en época indeterminada, se festeja el cumpleaños de la pequeña Sasha (Lilas-Rose Cantin). Para ello, sus padres han contratado un improvisado payaso llamado Rico (Marc Beaupré) para entretenerla, o más bien para nutrirla. Cuando el hombre ha quedado encerrado en un baúl, sus familiares le dicen a Sasha que está listo para ser chupado, pero la niña se niega pues es una vampira reluctante.

Años después y convertida en una adolescente de 62 años (Sara Montpetit), Sasha sigue en las mismas. Ni siquiera le han salido los colmillos. Su padre Aurélien (Steve Laplante) la consecuenta y le consigue bolsas de sangre humana para su consumo; en cambio, la madre Georgette (Sophie Cadieux) es menos permisiva y exige que Sasha se procure su propio alimento.

Al merodear por las calles nocturnas de Montreal, Sasha ve al adolescente Paul (Félix-Antoine Bénard), un meganerd que sufre del cruel acoso de los bullies locales, a punto de suicidarse. Sin embargo, el muchacho se arrepiente y no salta desde una altura considerable. Una relación se dará entre los dos marginales. Es decir, la premisa anunciada –y agotada– por el título encuentra su explicación.

Ya provista de colmillos, Sasha es obligada a mudarse con su prima Denise (Noémie O’Farrell), una depredadora que no titubea en lanzarse sobre la yugular de la primera persona que cruza su paso. Pero la primera no sigue su ejemplo, sino se interesa en las posibilidades ofrecidas por el suicidio en potencia de Paul.

No es original la idea del vampiro renuente a morder a sus víctimas (la espléndida Cuando cae la oscuridad, de Kathryn Bigelow, trataba de eso precisamente). Y ciertamente Louise-Seize y su coguionista Christine Doyon, no consiguen idear nuevas e ingeniosas variaciones de la premisa y se quedan en el mero esquema. No hay nada subversivo o siquiera innovador en su enfoque.

Tampoco ayuda que el joven actor Bénard sea tan limitado. Con una sola expresión en su haber, que consiste en abrir mucho los ojos y apretar la boca, su personaje es tan lamentable, que uno se siente tentado a concederle razón a los bullies. Mientras Montpetit se limita a pasear sus atributos dark sin mayor expresividad.

No se llamen a engaño. Como aportación a un género que puede ser muy vital, Vampira humanista busca suicida es decididamente anémica.

Vampira humanista busca suicida

D: Ariane Louise-Seize / G: Ariane Louise-Seize, Christine Doyon / F. en C: Shawn Pavlin / M: Pierre-Philippe Côté / Ed: Stéphane Lafleur / Con: Sara Montpetit, Félix-Antoine Bénard, Steve Laplante, Sophie Cadieux, Noémie O’Farrell / P: Art et Essai, Tania Arana Casting. Canadá, 2023.

X: @walyder





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