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la justicia ilegaliza sus aranceles y las marcas europeas se unen para frenarlos


Las marcas alemanas BMW, Mercedes-Benz y Volkswagen están negociando con la administración Trump para mitigar el impacto de posibles aranceles. Tras el reciente acuerdo entre Washington y el Reino Unido, que buscaba reducir los aranceles a los vehículos británicos, las compañías germanas aspiran a un pacto similar que proteja sus finanzas, según el periódico económico alemán Handelsblatt.

Este anuncio llega en un momento convulso para Trump, ya que el Tribunal de Comercio Internacional de EE.UU. ha declarado ilegales varios de los aranceles impuestos, al considerar que exceden las competencias presidenciales y violan la Constitución al invadir atribuciones del Congreso.

En concreto, la suspensión decretada por los tribunales afecta al arancel global fijo de Trump, así como a las tasas elevadas impuestas a China y a otros países, y a los aranceles vinculados al tráfico de fentanilo desde China, Canadá y México, según informa Bloomberg. Sin embargo, quedan fuera de esta decisión otros gravámenes establecidos mediante distintos marcos legales, como los de la Sección 232 y la Sección 301, que siguen vigentes y aplican a sectores clave como el acero, el aluminio o los automóviles.

Las tres marcas son BMW, Mercedes-Benz y Volkswagen.

Sin embargo, Goldman Sachs advierte que la administración Trump podría sortear este revés legal utilizando otras herramientas legales, como la Sección 122 de la Ley de Comercio de 1974, que permite imponer aranceles temporales de hasta el 15% durante 150 días sin necesidad de un proceso formal.

Contexto de las negociaciones

El trío alemán confía en que sus conversaciones con el Departamento de Comercio de EE. UU. culminen en un acuerdo favorable para junio. Como contrapartida, las empresas se comprometerían a realizar inversiones significativas en el mercado estadounidense. Estas firmas son los principales exportadores de automóviles desde suelo americano, con la mitad de su producción local destinada a mercados extranjeros. En conjunto, representan el 85% de todas las exportaciones de coches de Estados Unidos.

Este movimiento se produce en un momento en que las negociaciones arancelarias entre Estados Unidos y Europa se han pospuesto hasta el 9 de julio. La incertidumbre persiste, y la imposición de aranceles podría perjudicar a ambos mercados, reduciendo significativamente las exportaciones de coches europeos a Estados Unidos y afectando a ambas economías.

La posible imposición de aranceles representa una amenaza para la industria automotriz global. Las empresas alemanas, con una fuerte presencia en el mercado estadounidense, buscan evitar un escenario que podría dañar sus balances y alterar el flujo comercial entre Europa y Estados Unidos. Las negociaciones en curso son cruciales para definir el futuro de la relación comercial en el sector automotriz.

Estrategias de los fabricantes alemanes

Para evitar los aranceles, los fabricantes alemanes están explorando diversas estrategias, incluyendo el aumento de la producción local en Estados Unidos y la negociación de acuerdos comerciales favorables. La inversión en plantas estadounidenses y la creación de empleo son elementos clave en su propuesta para convencer a la administración Trump de que exima a sus productos de los aranceles.

Entre los planes de las marcas, Mercedes-Benz planea integrar su modelo SUV GLC a la línea de producción de su planta en Alabama a partir de 2027. Por su parte, BMW evalúa la posibilidad de añadir turnos en su planta de Spartanburg, mientras que Audi, del grupo Volkswagen, también considera fabricar algunos modelos en territorio estadounidense.

Mercedes-Benz planea integrar su modelo GLC a la línea de producción de su planta en Alabama a partir de 2027.

El resultado de estas negociaciones tendrá un impacto significativo en el comercio automotriz entre Estados Unidos y Europa. Un acuerdo favorable podría mantener el flujo comercial actual y proteger los empleos en ambos continentes, mientras que la imposición de aranceles podría desencadenar una guerra comercial y alterar la estructura de la industria automotriz global.



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