Tras resistirme durante mucho tiempo, hace unos meses decidí unirme a Filmin con el objetivo de disfrutar de una serie que hacía años que quería ver y no subían a ninguna de mis otras plataformas. Al hacerlo aproveché para echar un vistazo a su catálogo de ciencia ficción y revisitar alguna que otra joya, como Enemigo Mío, pero también para descubrir clásicos, aunque algunos sea realmente olvidables. Este es el caso de Ravagers (El Planeta de los Buitres), vendida como un Mad Max en su ficha de producto, lo que me provocó una gran decepción al verla.
Estrenadas el mismo año… y con premisa parecida
Pero también me ha hecho apreciar más, mucho más el trabajo de George Miller en su Salvajes de autopista. Y es que esta El Planeta de los Buitres, su nombre es lo único que me encanta, llegó a los cines prácticamente al mismo tiempo que lo hacía Mad Max, allá por 1979, y con una premisa narrativa inquietantemente familiar en la que un buen hombre, Falk (Richard Harris), presencia el asesinato de su mujer a manos de un grupo de malhechores y buscará vengarse, todo ello ambientado en un desolador futuro donde la civilización ha caído. Pero no te dejes engañar, ambos largometrajes difícilmente podrían ser más distintos.
Mientras George Miller conseguía con Mad Max sentar las bases para un nuevo cine de temática posapocalíptica rico en acción, que tuvo en 1997: Rescate en Nueva York otro buen ejemplo, la Ravagers de Richard Compton no reinventaba nada y apostaba por un tono y ritmo más próximo a El Planeta de los Simios, del que cogió su nombre en España, y también algún que otro decorado, pero sin un guion y sin un mensaje lo bastante potente que pudiera compensar un increíble déficit de secuencias de acción que tenía sus 90 minutos de metraje. Y tampoco ayudaba su actor protagonista. Aunque aprecio mucho a Richard Harris (Harry Potter y la Piedra Filosofal, Gladiator), aquí estuvo demasiado melancólico.


Ravagers (El Planeta de los Buitres) es una película aburrida cuya mayor virtud es su escasa duración, pero que como decía antes me ha hecho valorar mucho más Mad Max y lo que Miller fue capaz de hacer con 400.000 dólares (10 veces menos de lo que costó la cinta de Richard Compton), regalándonos un montaje frenético y casi asfixiante prácticamente hasta su final en la que no faltaban secuencias de acción, empezando por sus icónicas persecuciones. No digo que Ravagers no aprovechara su superior presupuesto, su diseño de escenarios está bastante resultón, pero mientras la primera se siente como la muerte de una forma de hacer cine (y en cierto sentido así fue), Mad Max parece el comienzo de algo nuevo, una revolución de la que muchos cineastas no dudaron en fijarse.
Claramente no he sido justo al compararlas, al fin y al cabo Ravagers es hija del gran apetito que hubo en los años 70 por rodar pelis posapocalípticas llamando a evitar un holocausto nuclear y no es tan mala si la comparas con otras de su tipo, pero que ambas producciones se estrenaran con solo una semanas de diferencia y con una premisa tan parecida me ha parecido curioso. Aún así, como (casi) todo lo que traigo por estas páginas, no deja de ser un exponente más del género del que, como yo, seguro que sacas alguna que otra buena conclusión tras verla.
Ravagers (El Planeta de los Buitres) fue un gran fiasco en taquilla, aunque no he encontrado el dato exacto de su rendimiento, y Mad Max, ya lo sabes, consiguió ser un pelotazo de varios millones de dólares que permitió a su director rodar con cuatro millones de dólares, el mismo presupuesto que Ravagers, su secuela, uno de los más grandes clásicos del cine de acción posapocalíptico que puedes ver.
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