
▲ A sus 80 años, luce jovial.Foto Ocesa Liliana Estrada
Juan José Olivares
Periódico La Jornada
Domingo 13 de abril de 2025, p. a27
Los viejos roqueros nunca mueren. Son infinitos porque algo sustancial les da luz para seguir existiendo per secula seculorum. Lo anterior lo cree, lo ha dicho y lo demostró anoche un músico que ha hecho de todo para estar en el escenario: rock, orquestas sinfónicas, baladas…
Este exégeta musical llamado Miguel Ríos, con la potencia de un joven roquero, hizo vibrar cuerdas, pero no de un instrumento sino las internas y de las más finas que puedan tener las miles de almas que en el Auditorio Nacional se reunieron para embriagarse con las rolas del oriundo de Granada, España.
Este matusalémico chamaco de 80 años y voz, energía y luminosidad de uno de 20, hizo cantar al respetable cada uno de los éxitos presentados a todo pulmón
.
Se podría decir que Ríos es grande desde que nació por el reflejo de su alma, que parece muy recorrida.
Su longevidad se puede medir por la sabiduría y congruencia que ha exhibido en décadas de generar audiencias con oídos despiertos.
Su música, ya del acervo común del rocanrol, fue recibida por incondicionales reconocedores de su pasión por el escenario y el rock que para mí es una religión
, confesó.
A todo pulmón, esa rola que da nombre a su gira, fue interpretada por las luces presentes; es decir, por esos espíritus con cuerpos que se volcaron con una música conmovedora como la del iniciador del rock español.
El del querido Miguel Ríos fue un concierto celebración del final de mis 80. En abril de 1988, en unos días, se cumplen 37 años de mi presentación en la Monumental Plaza de Toros México
.
Recreó sus mejores canciones populares, que sirven para externar sentimientos porque van directo al corazón
. Y sonó Directo al corazón. Antes se había escuchado Bienvenidos (hijos del rocanrol
). No estás sola sonó para recordar la lucha contra la violencia machista
.
En una España chunga, franquista donde me inicié, en mi ciudad, Granada, no estaba bien visto ser moderno
, dijo antes de cantar El río. También se discutió con Reina de la noche. Luego, se escuchó Raquel es un burdel y Nueva Ola.
Ríos se hacía más vital cada vez que avanzaba el concierto porque ustedes me quitan años
, aseguró el cantante, que ofreció El blues de la soledad y El blues del autobús.
Yuxtapuso En la frontera. Somos parte de la migración
. Y aprovechó el momento para recordar a un presidente que parece gusta de erigirse como un hijo de p… con pelo naranja
, aseveró Ríos en alusión a Trump, aunque ya no me dejen entrar (a EU)
.
Se escuchó Nos siguen pegando abajo, y todos la gritaron. Continuó con Rocanrol bumerang, con la que recordó su primer empleo en su terruño, en una tienda de discos donde comenzó a amar el rock
.
Y tras un encore vino con En la rampa de salida, nueva pieza.
Y no faltaron Santa Lucía, pieza que era la mera mera de la noche, por lo que pagaron la entrada
, bromeó el intérprete, así como la prendida Sábado en la noche.
Se dio tiempo para comentar que el neofascismo, el neocapitalismo
no puede vencer.
Deberíamos estar protestando contra la guerra como la de Gaza, genocidio
, así que tras cantar esta canción pueda haber esperanza
.
La pieza Himno a la alegría cerró el memorable show para convocar a que los hombres volverán a ser hermanos…
Deja una respuesta