En su avidez de dinero e ignorancia religiosa los dirigentes del organismo internacional Peta o Personas por el Trato Ético a los Animales, iniciaron una nueva estrategia de persuasión para su causa (protección de animales de compañía y de toros de lidia, los demás que se salven como puedan y sin tocar la cadena alimentaria) al colgar y proyectar mensajes luminosos en la fachada del Palacio Apostólico del Vaticano, residencia del flamante papa León XIV, solicitando que prohíba las corridas de toros, no su ejecución en los rastros.
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Leonardo Páez: ¿La fiesta en paz?

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