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Llenó Marvel de ninjas, escribió el mejor Batman y nos contó la épica historia de 300 espartanos, pero Frank Miller fracasó a lo grande con RoboCop


Siempre me parecerá curioso que RoboCop surgiera de una idea de adaptar los cómics de Juez Dredd a la gran pantalla que nunca llegó a cuajar, y que terminó convirtiéndose en un referente popular por méritos propios. La pirueta dio una voltereta más cuando, tras el éxito casi inesperado de la primera entrega de RoboCop en 1987, los responsables decidieron llamar a uno de mis autores de cómics favoritos: Frank Miller para escribir su secuela. Un tipo que, en aquellos años, estaba revolucionando el mundo del cómic con un estilo oscuro, violento y cargado de crítica social, ayudando a que Marvel y DC alcanzasen una madurez narrativa necesaria a finales de los 80. Pero lo que parecía una unión perfecta para dar profundidad y un nuevo aire a la saga terminó siendo un desastre monumental. Aunque algo debieron ver en Miller, porque a pesar de todo también el de RoboCop 3 (1993). Y fue todavía peor.

Frank Miller: el autor oscuro que transformó el cómic y quiso hacerlo con RoboCop

Frank Miller no es solo un guionista y dibujante cualquiera. Es un autor con un sello inconfundible que revolucionó la industria del cómic con obras como Sin City y 300, donde la violencia estilizada, el noir extremo y la crítica social mordaz se daban la mano. En los 90, la productora detrás de RoboCop quiso inyectar ese sello a la saga, y para ello invitaron a Miller a escribir el guion de RoboCop 2 (1990).

Su nombre prometía una secuela diferente: un guion oscuro, violento, con una fuerte crítica social, con una visión mucho más cruda de la decadencia urbana y la corrupción corporativa. Muy Miller todo. Pero, esa visión no llegó a ser respetada a la hora de rodar la película porque a pesar de haber sido contratado explícitamente para escribir RoboCop 2, la secuela terminó siendo demasiado radical para Hollywood.

Cuando Miller se puso a escribir el guion de RoboCop 2, llevó la historia a un extremo muy oscuro y polémico. Su Detroit era una ciudad en ruinas, una metrópolis ahogada por la corrupción y el narcotráfico, con una policía en huelga y una sociedad que se desmoronaba bajo el yugo de la todopoderosa corporación OCP, que ejercía un control casi totalitario.

Robocop Frank Miller 7
Robocop Frank Miller 7

En este guion, el RoboCop no era solo una máquina, sino un ser que empezaba a mostrar conflictos internos y una lucha por recuperar su humanidad. Miller quería enfatizar la protesta social, la presencia destructiva de una droga letal (el Nuke) y la brutalidad sin concesiones de un mundo que había dejado atrás cualquier esperanza. Hablamos de años de profunda crisis económica y con la heroína asaltando las esquinas de las calles de los barrios más humildes en el mundo real. Así que muchos de estos elementos fueron considerados “impracticables” para un público masivo por los productores y ejecutivos de Hollywood. La violencia y la crítica social fueron suavizadas o eliminadas, transformando la película final en una versión menos comprometida y mucho más comercial que el guion original de Miller.

Y es que los productores de RoboCop buscaban maximizar su éxito sacando la saga del gueto de la Serie B ultraviolenta y acercándola a un cine de acción más familiar y comercial. Para ello, contrataron a Irvin Kershner, director de renombre internacional conocido por dirigir El Imperio Contraataca para George Lucas, en un intento de darle un aire más accesible a la licencia. Mientras se desarrollaba esta secuela, los derechos de RoboCop comenzaron a explotarse en juguetes y dibujos animados, apuntando a un público más amplio y joven. Y claro, o una cosa o la otra.

Robocop Frank Miller 10
Robocop Frank Miller 10

RoboCop 2

Un alma atrapada en metal y cine comercial

El estudio decidió prescindir de muchas de las ideas de Miller, cuyo sufrió numerosos recortes y cambios durante la producción. Muchas escenas fueron suavizadas o eliminadas para rebajar la violencia explícita y el tono sombrío, y se introdujeron elementos más convencionales para hacer la película más accesible que apuntaba al famoso PG-13, pero que finalmente fue calificada para adultos. La caracterización de personajes secundarios se alteró para evitar ambigüedades morales y la crítica social se diluyó considerablemente. Eso no evitó números críticas a que en la película aparezca un menor de edad que se dedica al narcotráfico y que maneja armas de fuego. En definitiva, el resultado final distó mucho de la visión original de Miller, que buscaba un relato más crudo y cargado de subtexto político.

Con todo, Metro-Goldwyn-Mayer, Orion Pictures y Miller no salieron tarifando. Prueba de ello es que Frank Miller hizo un pequeño cameo en RoboCop 2, un detalle que pasó desapercibido para la mayoría del público. Este gesto simboliza su conexión directa con la película, aunque su influencia real se viera notablemente limitada en la versión final. En cualquier caso, e independientemente de que Miller no pareciera especialmente frustrado en el momento por la mutilación de su trabajo, la recepción de RoboCop 2 en su estreno fue bastante regulera.

Robocop Frank Miller 2
Robocop Frank Miller 2

Frank Miller en el set de rodaje de Robocop en una de las fotos con menos glamour de la historia de Hollywood

La crítica destacó la pérdida del espíritu innovador y corrosivo que había convertido a la primera película en un referente, señalando que la secuela se había quedado en un producto más convencional y menos arriesgado. Se veía venir. Nos pongamos como nos pongamos, Paul Verhoeven y Irvin Kershner se parecen muy poco. El público, aunque interesado por la continuidad de la saga, mostró también cierto desencanto por la reducción de la crudeza y la intensidad que muchos esperaban. La película logró convertir su presupuesto aproximado de 30 millones en algo más de 45. En conjunto, RoboCop 2 se percibió como un paso atrás, un filme que no logró igualar la calidad ni el impacto de su predecesora.

RoboCop 3: la decadencia cromada

Tres años después, Miller volvió a la carga con RoboCop 3. Orion Pictures, Metro-Goldwyn-Mayer y Columbia Pictures seguían interesados en las ideas de Miller, pero de ese barco quería bajarse ya todo el que podía, incluyendo al actor principal, Peter Weller. La producción logró rascar algo más de 20 millones de dólares para el presupuesto de la película, que para aquellos primeros años noventa suponía la mitad de la inversión de cualquier película destinada a ser un taquillazo y que la situaba de nuevo a las puertas de la Serie B-

Miller insistía en llevar su crítica social y su visión distópica aún más lejos, explorando la deshumanización completa impuesta por OCP. En su versión original, la historia profundizaba en la resistencia social y civil contra el control corporativo total, representado por la construcción de la Ciudad Delta, un ambicioso proyecto para borrar barrios enteros y desplazar a sus habitantes. Y eso que en aquellos años todavía no se hablaba de las viviendas de uso turístico.

Robocop Frank Miller 3
Robocop Frank Miller 3

RoboCop 3

Su RoboCop debía pasar de ser una herramienta al servicio del poder a un símbolo de lucha para los sectores más desfavorecidos de Detroit. Además, introdujo la implicación de corporaciones extranjeras, como una keiretsu japonesa, que reflejaban las ansias globales de poder y control y el miedo que la industria norteamericana tenía en aquel momento al fenómeno económico en que se había convertido Japón.

El sitio y momento para estas historias eran los cines de principios de los 90

El aliado de para llevar a pantalla esta visión fue el director Fred Dekker, quien acababa de dirigir un moderado éxito de cine familiar, El Escuadrón Monstruoso. No podía salir bien, claro. Como en la secuela anterior, su visión fue diluida, transformada y recortada. La versión definitiva fue mucho más amable, menos radical, con un tono apto para un público familiar y un ritmo que acabó siendo poco satisfactorio para la crítica y los fans. La distribuidora logró el ansiado PG-13 y un monumental tropiezo en taquilla.

La película sufrió un fuerte rechazo por parte del público, que se mostró decepcionado con la baja calidad de la producción, los efectos especiales pobres y el guion infantilizado que había perdido casi por completo el tono original de la saga. En taquilla, RoboCop 3 recaudó muy por debajo de lo esperado, 47 millones de dólares a nivel mundial, reflejando la falta de interés y el desgaste de la franquicia, mientras que los críticos la consideraron una entrega débil, tonta y carente de la esencia. si eres de esos espectadores que cada vez que en una peli sufre escalofríos y rechinar de dientes, es posible que se trate de estrés postraumático por la niña hacker que acompaña a Robocop en esta peli.  Curiosamente la película fue un éxito en Japón, donde generó más de 10 millones de dólares.

Frank Miller Robocop Comic
Frank Miller Robocop Comic

Dibujo de Miller para las portadas de RoboCop de Avatar Press

El regreso a las viñetas: el cómic como refugio de la visión original

A pesar de las frustraciones con la franquicia, Miller nunca abandonó sus ideas para RoboCop. Y años después encontró en el cómic un medio perfecto para recuperar su visión auténtica y sin censura. Frank Miller’s RoboCop es una serie limitada de cómics publicada por Avatar Press entre 2003 y 2006, compuesta por nueve números que adaptan el guion original de Miller para RoboCop 2 y sus ideas descartadas para RoboCop 3. Aunque Miller supervisó personalmente el proyecto, no pudo escribir o ilustrar el cómic debido a su ya deteriorada salud, por lo que el guion fue desarrollado por Steven Grant y las ilustraciones corrieron a cargo de Juan Jose Ryp, con portadas dibujadas por el propio Miller.

La serie, que se aleja de la continuidad oficial de las secuelas y otros cómics de la licencia, como los editados varias décadas antes por Marvel, explora una narrativa más oscura y radical, en la que RoboCop convertido en un defensor el ciudadanos frente a los intereses corporativos y llegando a convertirse prácticamente en un guerrillero urbano. Me gustaría deciros otra cosa, pero no son gran cosa, bastante repetitiva y a estas alturas, ya algo trasnochada. Una lástima, pero el sitio y momento para estas historias eran los cines de principios de los 90.

Robocop Frank Miller Final
Robocop Frank Miller Final

RoboCop 2

¿Por qué fracasó Miller con RoboCop?

La respuesta es compleja, pero en esencia se debe a que Hollywood no estaba preparado para aceptar la radicalidad de la propuesta. Que dicho así suena muy bien y hace quedar genial al bueno de Miller. Pero en realidad era que los duetos de la propiedad intelectual quisieron exprimir cada centavo que la marca Robocop pudiera producir y no se sonrojaron lo más mínimo al convertir el clásico de Paul Verhoeven, Michael Miner y Edward Neumeier (los guionistas originales) en una licencia con el que vender todo tipo de productos a todo tipo de gente. Un poco como la malvada OCP de las películas: productos de omnia consumo.

RoboCop 3 no fue el final de la saga, desafortunadamente; después llegó una serie de acción real vergonzosa que no pasó de la primera temporada, y más tarde, en 2014, un remake dirigido por José Padilha que nadie pidió y que prácticamente fue a verla la misma gente al cine. Con todo, la primera película de RoboCop sigue siendo una de las mejores películas de la historia de la ciencia ficción, y Frank Miller un autor revolucionario sin el que no se entienden las tres últimas décadas del cómic nortemaericano ni la aparición de Las Tortugas Ninja.

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