Este aparato podrá recorrer 40 000 kilómetros, unas 25 000 millas, que implican dar la vuelta al mundo siguiendo la línea del Ecuador. Lo más curioso es que realizará ese largo recorrido sin repostar, puesto que funcionará con el combustible del futuro. La idea es abrir las puertas que conduzcan hacia nuevas tecnologías para volar, que sean sostenibles, limpias y no contaminantes.
Los vuelos ecológicos: una utopía que podría estar más cerca de ser una realidad antes de lo que esperabas
Los vuelos ecológicos son aquellos que se llevan a cabo en aeronaves que están construidas con materiales que provienen de procesos que no emiten gases de efecto invernadero en ninguna de sus fases. Asimismo, no son impulsados por máquinas que utilizan combustibles fósiles y emiten dióxido de carbono. Esto es lo más crítico, ya que este gas es uno de los más perjudiciales para el ambiente y la vida en la Tierra.
La Agencia Internacional de Energía, organismo que investiga y regula lo concerniente a las energías renovables, ha determinado que el responsable del 5 % de las emisiones globales de CO2 es el transporte aéreo. Aunque el volar en aviones ecológicos impulsados por combustibles renovables se considera una utopía, ya se están llevando a cabo proyectos que demuestran lo cerca que estamos de su consolidación.
En Francia se está preparando un avión para dar la vuelta al mundo en nueve días y sin repostar
En un taller que se encuentra en la costa del Atlántico de Francia, un grupo de pioneros está trabajando en una aeronave que forma parte del proyecto Climate Impulse que consiste en volar una aeronave del tipo biplaza en un recorrido de 40 000 kilómetros, que es equivalente a dar una vuelta al mundo, en un plazo de nueve días sin escalas y sin que tenga necesidad de detenerse a repostar o hacerlo en el aire.
Para ello usará como combustible hidrógeno verde líquido. Este elemento en forma de gas se obtendrá del agua común, separándolo del oxígeno a través de un proceso llamado electrólisis, que logra esta separación por medio de la electricidad originada de fuentes renovables como la solar o la eólica (aunque también sirve el hidrógeno que Japón produce con un reactor no nuclear que se alimenta con agua).
Luego de obtenido el hidrógeno en su forma gaseosa, se le realiza un proceso de solidificación para llevarlo al estado líquido. Este equipo es patrocinado por varias empresas entre las que destacan Airbus y Syensqo, filial de la farmacéutica de origen belga Solvay. Los primeros vuelos de prueba del Climate Impulse se harán a principios del 2026 y el vuelo definitivo alrededor del mundo está programado para el 2028.
Este avión tendrá una envergadura de 34 metros con un peso estimado de casi seis toneladas. Desarrollará una velocidad máxima de crucero de 180 kilómetros por hora, lo que equivaldría a unos 100 nudos a 3000 metros de altura. Volará en la parte de la alta atmósfera llamada “región de turbulencia” para aprovechar su energía y así volar a mayor velocidad con muy poco combustible utilizado.
Uno de los mayores retos que presenta la construcción de este avión
Como los motores de este avión al volar consumen hidrógeno, pues solo emiten como residuo vapor de agua. El mayor problema es que se usara en estado líquido, por lo que es muy inflamable, de manera que el tanque que lo contendrá debe ser completamente hermético y mantenerlo a una temperatura constante de 253 ° bajo cero. También se debe regular su salida de manera muy precisa para asegurar un máximo alcance.
En definitiva, en Francia unos pioneros están construyendo un avión que tendrá la capacidad de volar 40 000 kilómetros, es decir, dar la vuelta al mundo en tan solo nueve días. Como estará alimentado con el combustible del futuro, este recorrido lo podrá realizar sin escalas y sin repostar (similar a este coche que puede cruzar toda España). Ahora queda por ver si funcionará tal y como esperan.
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