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Los coches nucleares que cambiarían al mundo


El mundo de la movilidad ha experimentado muchos cambios desde las variaciones en la tecnología de los coches que comenzaron después de la Segunda Guerra Mundial, cuando estuvieron al alcance del ciudadano común. Una de estas novedades consistió en el diseño del vehículo impulsado por energía nuclear debido a la tendencia del momento por esta fuente. Veamos un poco de historia al respecto.

Los coches impulsados por energía nuclear: una utopía perseguida en el pasado

Siempre se han buscado fuentes de energía que sustituyan a los combustibles fósiles. Esta búsqueda no es de ahora y es impulsada por diversas razones como económicas, ambientales, tecnológicas, entre otras. De hecho, la electrificación de los coches ya estaba planteada en los años 50 y 60 pero el problema era cómo hacer para generar esta energía y que fuera suficiente para mover el vehículo de forma eficiente.

En este sentido, una de las soluciones que se propuso a este problema consistía en utilizar la fuerza atómica en forma directa para propulsar los automóviles siguiendo un diseño, a pequeña escala, similar al de los submarinos y buques que estaban tan de moda durante esos años. Para ello se proyectaba utilizar reactores nucleares muy pequeños de tamaño que operarían con combustible de bajo nivel de radioactividad.

Algunos de los vehículos nucleares que cambiarían al mundo

Los fabricantes que pretendieron ser pioneros en utilizar la energía nuclear como combustible para sus coches fueron los estadounidenses y los franceses. En esta línea comenzaron con algunos modelos que utilizaban turbinas, semejantes a las que equipaban la aviación, que tenían un minirreactor atómico que generaba el calor requerido para llevar el agua a estado de vapor y así dar la potencia que haría mover al vehículo.

O por lo menos esto era lo que estaba plasmado en el papel del diseño. Los mismos tendrían una autonomía que superaría los 10 mil kilómetros (aunque en la actualidad ya tenemos uno, hecho en Alemania, que puede recorrer 12 mil kilómetros sin repostar pero es de otra tecnología). En años posteriores, surgieron otros que usarían propulsión nuclear, como el Packard-Studebaker Astral de una rueda delantera.

Asimismo, Ford hizo el anuncio de la creación de un prototipo del modelo Nucleon el cual tenía una característica muy curiosa y era que incluía un pequeño reactor montado en la parte de atrás, lo que le daba un aspecto de una pick up futurista que además tenía líneas aerodinámicas. Pero los franceses no se quedaron atrás e hicieron público su propio diseño: el Simca Fulgur cuya forma era la de un platillo al mejor estilo de Star Trek.

Ya en la década de los 60, Ford insistió en la propulsión nuclear para sus coches trayendo los prototipos del X2000 y el Gyron que era un vehículo que tenía tres ruedas diseñado para movilizarse por terrenos desiguales. En 1964 publicó fotos de su automóvil Seattle-Ite XXI el cual poseía un doble eje en la parte de adelante. Sin embargo, estos coches nunca pasaron de ser un prototipo.

¿Por qué estos vehículos nunca salieron al mercado?

Estos coches tenían más problemas que ventajas. Una de ellas era que necesitaban un aislamiento especial para proteger a sus ocupantes, y a su entorno, del calor y las radiaciones generadas por el reactor. Este aislamiento se colocaba en el sitio ocupado por el reactor o en el habitáculo del automóvil. Pero en ambas opciones, el mismo era tan grueso que era un inconveniente su tamaño y peso.

Como conclusión, cuando la humanidad no les temía a las consecuencias de la energía atómica, algunas marcas fabricaron coches nucleares que estaban destinados a cambiar el mundo de la movilidad (así como China está revolucionando los automóviles con estas regulaciones). Tenían muchas ventajas, pero la más importante era la autonomía, ya que podían recorrer entre ocho y diez kilómetros sin repostar.



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